El poeta

Índice de parte de la obra poética martiana

10 de octubre
I Brigada - 113
A Adelaida Baralt
A bordo
A Enrique Estrázulas
A Fermín Valdés Domínguez
A Hortensia Lechuga
A Isabel Esperanza Betancourt
A Isabel Aróstegui de Quesada
A la palabra
Al buen Pedro
Al Doctor Ulpiano Dellundé
A Leonor García Vélez
Al extranjero
A Melitina Azpeitía
A mi madre 
A mis hermanos muertos el 27 de noviembre
A Néstor Ponce de León
A Nicolás Domínguez Cowan
Cada uno a su oficio
Cocola: La tormenta
Dolora griega
Dos milagros
En estas pálidas tierras
En ti encerré mis horas de alegría
Haschisch
Ismaelillo
Juguete
Los dos príncipes
Linda hermanita mía 
La perla de la mora
Los zapaticos de rosa
María
¿Qué quieres tú que te escriba?
Rimas
Tamanaco, de plumas coronado
Tienes el don
Yugo y estrella
Mis padres duermen
Versos Sencillos

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Martí, el poeta.

página dedicada a los insignes Ariguanabenses Ángel Valiente y Ana Núñez Machín
Con especial cariño a  Roberto Alemán, poeta  repentista

Los zapaticos de rosa

 

A mademoiselle Marie: José Martí

 

El escenario que inspiró a Martí esta bella y muy humana poesía fue una playa, conocida por Bath Beach, que se encuentra en la costa atlántica de Brooklyn, no lejos de Coney Island. En la época de verano, Carmen Miyares alquilaba una casa de temporada en dicha playa.  En aquel entonces, se dice que se llegaba a aquel frecuentado balneario en unos pequeños vapores que iban desde “Battery Park”, a pocas cuadras de la oficina que el Apóstol tenía, en el 120 de la Calle Front, en Nueva York, y que establecían conexión con un tren que llegaba hasta la playa. También en este lugar Martí se tomó una foto en la que aparece con la pequeña hija de C. Miyares, María Mantilla. Esa foto, en la que la niña aparece muy triste, fue tomada después que la pequeña fuera picada por una abeja, lo que el Apóstol recuerda en sus “Versos sencillos”

 

Esta página fue diseñada por la niña Annette Armas Domínguez, en Las Palmas de Gran Canaria. Está dedicada a su prima,  Josebe Laura Domínguez, de La Habana, Cuba.

Hay sol bueno y mar de espuma,
Y arena fina, y Pilar
Quiere salir a estrenar
Su sombrerito de pluma.

-"¡Vaya la niña divina!"
Dice el padre, y le da un beso:
-"¡Vaya mi pájaro preso
A buscarme arena fina!"

-"Yo voy con mi niña hermosa",
Le dijo la madre buena:
"¡No te manches en la arena
Los zapaticos de rosa!"

Fueron las dos al jardín
Por la calle del laurel:
La madre cogió un clavel
Y Pilar cogió un jazmín.

Ella va de todo juego,
Con aro, y balde, y paleta:
El balde es color violeta:
El aro es color de fuego.

Vienen a verlas pasar
Nadie quiere verlas ir:
La madre se echa a reír,
Y un viejo se echa a llorar.

El aire fresco despeina
A Pilar, que viene y va
Muy oronda: -"¡Di, mamá!
¿Tú sabes que cosa es reina?"

 

Y por si vuelven de noche 
De la orilla de la mar,
Para la madre y Pilar
Manda luego el padre el coche.

Está la playa muy linda:
Todo el mundo está en la playa
Lleva espejuelos el aya
De la francesa Florinda.

Está Alberto, el militar
Que salió en la procesión
Con tricornio y con bastón
Echando un bote a la mar.

¡Y que mala Magdalena
Con tantas cintas y lazos,
A la muñeca sin brazos 
Enterrándola en la arena!.

Conversan allá en las sillas,
Sentadas con los señores
Las señoras, como flores,
Debajo de las sombrillas.

Pero está con estos modos
Tan serios, muy triste el mar:
¡Lo alegre es allá, al doblar,
En la barranca de todos.

Dicen que suenan las olas
Mejor allá en la barranca,
Y que la arena es muy blanca
Donde están las niñas solas.

Pilar corre a su mamá:
-¡"Mamá, yo voy a ser buena:
Déjame ir sola a la arena:
Allá, tu me ves, allá!"

-"¡Esta niña caprichosa!
No hay tarde que no me enojes:
Anda, pero no te mojes
Los zapaticos de rosa."

Le llega a los pies la espuma:
Gritan alegres las dos:
Y se va, diciendo adiós,
La del sombrero de pluma.

¡Se va allá, donde ¡muy lejos!
Las aguas son más salobres,
Donde se sientan los pobres,
Donde se sientan los viejos!

 


Se fue la niña a jugar,
La blanca espuma bajó,
Y pasó el tiempo, y pasó
Un águila por el mar.

Y cuando el sol se ponía
Detrás de un monte dorado,
Un sombrerito callado
Por las arenas venía

Trabaja mucho, trabaja
Para andar: ¿qué es lo que tiene
Pilar que anda así, que viene
Con la cabecita baja?

Bien sabe la madre hermosa
Por qué le cuesta el andar:
-"¿Y los zapatos, Pilar,
Los zapaticos de rosa?

"¡Ah, loca! ¿en dónde estarán?
¡Di dónde, Pilar!" - "Señora,
Dice una mujer que llora:
"Están conmigo: aquí están!

"Yo tengo una niña enferma
Que llora en el cuarto oscuro
Y la traigo al aire puro
A ver el sol, y a que duerma.

"Anoche soñó, soñó
Con el cielo, y oyó un canto:
Me dio miedo, me dio espanto,
Y la traje, y se durmió.

"Con sus dos brazos menudos
Estaba como abrazando;
Y yo mirando, mirando
Sus piececitos desnudos.

"Me llegó al cuerpo la espuma,
Alcé los ojos, y vi
Esta niña frente a mí
Con su sombrero de pluma.

"-¡Se parece a los retratos
Tu niña!" dijo: "¿Es de cera?
¿Quiere jugar? ¡si quisiera!...
¿Y por qué está sin zapatos?

"Mira: ¡la mano le abrasa,
Y tiene los pies tan fríos!
¡Oh, toma, toma los míos:
Yo tengo más en mi casa!"

"No sé bien, señora hermosa,
Lo que sucedió después:
¡Le vi a mi hijita en los pies
Los zapaticos de rosa!"

Se vio sacar los pañuelos
A una rusa y a una inglesa:
El aya de la francesa
Se quitó los espejuelos.

Abrió la madre los brazos:
Se echó a Pilar en su pecho,
Y sacó el traje deshecho,
Sin adornos y sin lazos.

Todo lo quiere saber
De la enferma la señora:
¡No quiere saber que llora
De pobreza una mujer!

-"Si, Pilar, dáselo! ¡y eso
También! ¡tu manta! ¡tu anillo!"
Y ella le dio su bolsillo,
Le dio el clavel, le dio un beso.

Vuelven calladas de noche
A su casa del jardín:
Y Pilar va en el cojín
De la derecha del coche.

 

Y dice una mariposa
Que vio desde su rosal
Guardados en un cristal
Los zapaticos de rosa.