Tamanaco, de plumas
coronado
está en mitad del rústico vallado.
Tras cañas y maderas,
En forma de hombre se levantan fieras
Con cabeza y con pecho y pies de hierro.
Las cañas rompen: salta al circo un perro,
Del hombre de las plumas la macana
Hace en el aire hueco herida vana;
El brazo, desprendido
Al golpe inútil, cuélgale tendido:
Crujen tras de las cercas inseguras
De sabroso placer las armaduras:
En la sangre del indio derribado
El hondo hocico el perro ha sepultado;
Y aún resuena en la tierra americana
El golpe vago de la infiel macana;
Y en el cuerpo del indio aún muerde el perro.