¿Qué dijera yo de aquel
De opinión diversa, si
Me llamara vil a mí
Por no opinar como él?
No hiero al mismo español,
De quien la sangre heredé.
¿Y fratricida heriré
A mi hermano en pena y sol?
A mis hermanos en pena
No los he de llamar viles;
Los viles son los reptiles
Que viven de fama ajena.
Todo esto es muy simple, todo
Es que nos daban por muertos
El Diez, y al vernos despiertos
Cierran el paso con lodo.
¡Pero quisiera ver yo
Frente a frente al zascandil
Que dice que llamo vil
A mi hermano y que me oyó!
Donde no nos puedan ver
Diré a mi hermano sincero:
"¿Quieres en lecho extranjero
A tu patria, a tu mujer?"
Pero enfrente del tirano
Y del extranjero enfrente,
Al que lo injurie: "¡Detente!"
Le he de gritar: "¡Es mi hermano!
En la patria de mi amor
Quisiera yo ver nacer
El pueblo que puede ser,
Sin odios y sin color.
Quisiera, en el juego franco
Del pensamiento sin tasa,
Ver fabricando la casa
Rico y pobre, negro y blanco.
Y cuando todas las manos
Son pocas para el afán,
¡Oh, patria, las usarán
En herirse los hermanos!
Algo en el alma decide,
En su cólera indignada,
Que es más vil que el que degrada
A un pueblo, el que lo divide.
¿Quién con injurias convence?
¿Quién con epítetos labra?
Vence el amor. La palabra
Sólo cuando justa, vence.
Si es uno el honor, los modos
Varios se han de juntar;
¡Con todos se ha de fundar,
Para el bienestar de todos!
Su
J. Martí