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Origen:* de los perros de agua españoles (página2) |
Los fenicios, pueblos comerciantes, llegaron a España, a la que llamaron
"TIERRA DE CONEJOS", por la abundancia ingente de estos roedores
orejudos; pues bien, la alimentación básica del perro de agua era el
conejo. En el pueblo íbero de Ubrique (Cádiz), fue
visitado por razones comerciales por los fenicios, y ha subsistido, cual aldea
de Asterix, siglo a
siglo, el perro de aguas español, como animal de compañía, desde aquellas
remotas épocas. Y, también, se ha conservado, como perro de la mar, en las
villas costeras del Cantábrico. Para la caza de liebres los íberos y celtíberos utilizaban el galgo
español, pero en terrenos montañosos y matorrales, donde la efectividad del
galgo era menor, y en terrenos acuosos se implantó la caza con el perro de
aguas. El perro de aguas sigue el rastro de un conejo, hoy en día, sin
desfallecer y sin importarle que haya matorrales o dificultades del terreno. De
la caza zizzaceante del conejo son los requiebros, cambios de dirección,
saltos, manotazos, paradas en seco, amagos de mordiscos en el cuello, giros en
el aire, y toda la agilidad que demuestra este perro, en especial su manera de
trotar. Obsérvese la manera de correr que ha imitado de los siglos, incluso
miles de años, en que se dedicó a la caza del conejo. Corre con pequeños
trotes, batiendo las dos patas traseras, al unísono, y suelen pegar manotazos
en las peleas, hace amagos de morder la corvas, que la madre suele enseñar
a sus cachorros: lo que le está enseñando es como derivar a un conejo a la
carrera, también tales tácticas las hacen los machos o las hembras cuando
juegan. A los perros los íberos y los celtíberos solían esquilarles
para quitarles las pulgas y garrapatas, costumbre que todavía se conserva en
parte en el adorno de los perros de agua portugueses, donde se les corta la
mitad trasera del cuerpo, y que puede comprobar en un cuadro de Zuloaga.
Este perro al disminuir su alimentación natural, el conejo, estuvo a punto de
desaparecer.
Todos los pueblos prerromanos, amaban y adoraban a los perros, como
animales sagrados, como los Vacceos, pueblo ganadero y pastor que
apacentaba con tres tamaños
de perros relacionados con tres tipos de pastoreo. Por otro lado, los pueblos
celtas de España criaban perros (entre ellos el de agua, que mezclaron o no con
otras razas, y nacieron así nuevos especimenes caninos) y los solían cambiar
por vino y objetos lujosos; esta tradición la han seguido los pueblos germánicos,
anglosajones y franceses, de su herencia celta.
Cuando irrumpieron los celtas, en España, trajeron unos perros más
novedosos en la evolución canina, estos eran perros macrocéfalos,
molosos, tipo mastín.
Los pueblos del norte de España tenían extracción celta, celtibera e íbera. Las distintas tribus hispánicas se denominaban según la riqueza o actividad/es agrícolas, ganaderas, mineras, etc. que llevaran a cabo. Los celtas y celtiberos eran amaestradores y criadores de todo tipo de perros, en particular el pueblo cántabro: ya que, Cantabria, traduce Can (perro) Ta (bueno, muy buenos) Bri (colina de pastos) A (altos, grandes, extensos) Esto es, Cantabria era la tierra de perros muy buenos para colinas de pastos grandes o inmensos y elevados.
Los íberos y celtíberos conocían las cualidades de estos perros para la caza y para la pesca, y para correr por la montaña (al batir al unísono con las patas traseras) Las orejas y la cara del perro suele ser bicolor, este es así porque en la distancia un conejo u otra presa potencial, de noche, pensaría que lo que ve son unos conejos reunidos, o algo pequeño y al no ver los ojos brillar, el acercamiento es progresivo al roedor: vean como se arrastra con las patas traseras echadas para atrás y las manos delanteras estiradas (simple adaptación al medio) La relación con los conejos es tal que muchos de los parásitos que tienen los conejos los tienen también los perros, al haber sido la dieta durante milenios éstos se adaptaron como inquilinos nuevos del estómago del can depredador. Los íberos, solían cortar al perro al igual que a las ovejas la cola porque así no se lastimaban entre ellos o en sus peleas con alimañas, y, principalmente, porque cuando les acompañaban al combate, la cola corta, al estilo de las ovejas, era lo más defensivo y práctico, ya que solían saltar sobre las manos del enemigo, y el rabo era fácilmente dañable; mientras que su amo íbero, con la espada íbera o falcata hincaba la misma en el pecho del contrario, gracias al auxilio de su can amigo. A algunos perros de aguas los castraban y dejaban vivir desde cachorros recién nacidos con las ovejas, y a estos también les cortaban el rabo, al igual que las ovejas, porque eran los líderes del rebaño, se sentían ovejas y la cola si la tuvieran les haría ser más perros ante otros perros. De tantos siglos cortándoles el rabo, empezaron a nacer perros rabicortos o sin rabo, tal y como suele suceder hoy en día, consecuencia de tal acción. Con mucha certeza, el primer perro domesticado sería un perro de aguas, de ahí porque los antiguos pueblos lo querían y respetaban, pero con las nuevas religiones y poblaciones cambiantes y guerreras desapareció su gran estima hacia él.
El perro de aguas es muy observador, y también le gusta nadar. Su amor por el
agua nació cuando imitando a los osos, se dedicaban a cazar y, en ocasiones,
pescar. Por otro lado, era en su origen un perro de pantanos y ciénagas, donde
debía nadar para alcanzar patos y aves pequeñas, así como otros animales acuáticos.
Un perro de aguas es capaz de nadar fácilmente, y bucear hasta tres metros y
resistir bajo el agua hasta dos minutos...
Los perros de agua, gustan de estar en sitios altos, mirando el paisaje y
dominando el terreno. De sus cualidades como nadadores, los íberos cuando los
domesticaron supieron aprovecharse de ello. Tal es así, que cuando los romanos
rodearon, por vez primera, la ciudad celtíbera de Numancia, por las noches,
unos perros de agua, con pequeñas alforjas, pellejos u odres atados a su
cuerpo, bajaban al río y subían con ellos llenas del liquido elemento. Los
romanos, entendieron, que esto no podía seguir así y vallaron todo. De tal
manera que los canes numantinos no pudieron traer agua a sus dueños y murieron
asaetados, intentando, de mil maneras llegar al río: tal es la fidelidad de
estos nobles perros españoles. A pesar de la ausencia de comida, los íberos no
mataron ninguno de sus perros y tampoco los comieron. De hecho, los adoraban y
les hacían estatuas y se enterraban con ellos o los enterraban en pequeñas
"cistas" solos. Cuando iban a combatir los antiguos iberos llevaban a
sus perros de agua con ellos, quienes les auxiliaban en el combate y caso de
morir ambos eran enterrados, si moría el perro también se le enterraba. La
fidelidad de ambos era hasta la muerte y el perro era entre la familia el más
bien preciado.
En
salir haréis error |
porque
dejáis sin los perros |
Los íberos melenudos tenían perros iguales a ellos. Para los íberos los
perros de agua eran regalos de los dioses y generadores de la buena suerte, y
cuando fallecían les ayudaban en su tránsito al cielo, en que creían.
La costumbre de no comer perros nos la inculcaron nuestros antepasados íberos.
Los arqueólogos pueden y han encontrado restos de canidos en tumbas de íberos,
guanches y celtíberos, y se debería comprobar el
ADN de estos perros con los restos de canidos encontrados: LA SORPRESA SERÁ
ENORME.
Cuando una legión romana de mercenarios cántabros, de extracción celtibera, se licenció se les repartió como reconocimiento meritorio por Roma de unos grandes lotes de terrenos en el Danubio, a los que llevaron perros de aguas españoles como pastores para el cuidado de su hacienda y ganado: estos perros dieron origen a la raza del perro de aguas húngara conocida como Puli. Es de destacar que el pelo rizado tanto en el hombre y en los perros de aguas se originó en climas cálidos y con contrastes extremos de temperatura entre el día y la noche: esto es en el Sur de Europa, que es España, Norte de África y Canarias.
Estos perros que servían para cuidar y avisar de la llegada de extraños por la
noche o de día. Los vascos (como "íberos" y otros
pueblos de España entera) acogieron a estos simpáticos perritos y los
llamaban "Txo" (que traduce grumete, muchacho o recadero) y los
llevaban en los barcos. Estos perros se subían en lo más alto de la barcaza o
pinazas y desde allí oteaban, en especial, al atardecer, el horizonte y señalaban,
no se sabe porqué misterio, donde estaban los bancos de peces,
principalmente sardinas (quizás por el reflejo de las escamas) El detectar
peces lo habían aprendido de los salmones y peces de río, pantanos y ciénagas
donde habían cazado durante milenios, ayudados por su gran agudeza visual de su
caza nocturna. Estos perros eran tan eficientes, que el perro y no su dueño,
recibían un quiñón o parte de reparto de la captura pesquera. También se
tiraban al agua para recoger cosas que se caían. Más de un marinero debe la
vida a estos perros ya que cuando caían al mar, avisaban a la tripulación
y a continuación se tiraba hacia el marinero, con intención de ayudarle y
darles ánimo..., en ocasiones, le llevaba una cuerda asida entre los dientes
para que la cogiera el infortuno marinero. Esta misma acción de llevar la
maroma la solían hacer cuando el atraque. También, llevaban mensajes de barco
a barco. Cuidaban las redes y las barcas o botes amarados.. Muchos de ellos, solían
avisar, puerta a puerta, a la tripulación con ladridos cuando veían que se iba
a la mar: su valía era de todos reconocida, son varios los relatos de viva voz
que he escuchado de perros de agua que hacían la compra en las abacerías,
llevaban la marmita en la boca, y otros recados... La inteligencia de estos
perros está fuera de toda duda... los dueños de perros de agua españoles
saben muy bien esto y todos ellos le dirán que reconocen el estado anímico que
tiene en todo momento su amo. Y con los otros perros suelen llevarse muy
bien. Si moría su amo, estos perros aullaban ululando desconsoladamente, por la
noche, de ahí la creencia en que con su lamento ayudaban en el tránsito de su
amo al paraíso.
NUNCA ENCONTRARÁ
UN PERRO TAN CARIÑOSO Y AMIGO DE VD. COMO UN PERRO DE AGUAS.
Este perro a causa de la enfermedades continúas que provocaron la
desaparición de los ingentes conejos; del surgimiento de vagonetas a tracción
mecánica, en las explotaciones mineras (eran útiles para arrastrar vagonetas
en la oscuridad, por su adaptación a cazar de noche o al atardecer y por su
tremenda fortaleza y longevidad); de los modernos radares y otras tecnologías
en los barcos de enorme calado, de su mala prensa por ser el bien más preciado
en los idolatras íberos y parte de su culto y de las invasiones foráneas (de
pueblos y sus perros) consecutivas... estuvo a punto de desaparecer...
pero, por suerte, quedó un núcleo importante de ellos en el Sur de
Andalucía (Cádiz y Málaga) y Extremadura como perros pastores y marineros y,
en el norte de España, como perros de la mar... el tamaño mediano actual ha
sido consecuencia de una selección racional, no sin razón los pastores dicen: un
perro grande se come un pan entero...; por lo que, en los últimos
años seleccionaron los perros más bien medianos... ante la ausencia de
animales peligrosos para el ganado lanar de Andalucía y Extremadura. Por
otro lado, la nobleza Europea no dejaba al pueblo llano tener perros grandes y
era distintivo de nobleza en los perros no cortarles el rabo, mientras que los
perros del pueblo bajo debían de llevarlo cortado. Y, también, como es
sabido de toda camada a los pocos días se sabe cuál es el más pequeño en un
futuro. Esta selección humana se manifiesta en que los del Sur (pastores)
suelen ser menos alargados de tamaño que los del Norte de España (marineros)
y también ha contribuido a su disminución de tamaño la creencia popular que
el perro primero en nacer es el más fuerte, matando al resto de la camada
(tradición pastora) lo que va contra el sentido de la naturaleza que suele
hacer que nazcan de distintos tamaños en la misma camada o lechigada, por lo
que una selección tan temprana es contraproducente... Y como es sabido de
toda camada a los pocos días se sabe cuál es el más pequeño en un futuro.
Esta selección humana según los trabajos y el clima se manifiesta en dos subtipos:
marineros( marismas andaluzas y cornisa cantábrica) y serranía andaluza
(perros de cabreros y rebaños);
por lo que, estos dos subtipos deberían de conservarse, y se debería impedir
la primacía de un subtipo sobre otro, lo que llevaría a desaparecer lo que el tiempo conformó y
el devenir del
tiempo nos legó.
* Los orígenes son las conclusiones de mis estudios personales, discrepando, racionalmente, con cualquier estudioso del tema,
salvo meliori., en Cantabria, octubre de 2002; JMMM.
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