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Origen:*
de los perros de agua españoles (página primera) |
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Retrocediendo unos 30 millones de años, durante el período Oligoceno, apareció
en nuestro planeta la primera criatura con apariencia de perro, el Pseudocynodictis
El origen del perro de aguas español para unos estudiosos, sin pruebas
sólidas, es "turco" y vino con los árabes a partir del año 711. Las
recientes investigaciones ya circundan la verdad: este perro es
autóctono de la Península Ibérica, norte de África...y de Canarias.
Los hebreos, herederos de los fenicios, utilizan la palabra perro con
el significado de
"todo corazón" Esta definición es la que mejor describe al perro de
agua español. Estos gráciles y únicos perros del mundo son verdaderas
antiguallas del tiempo pretérito.
En la Península Ibérica había, desde siempre, perros y en concreto vivía el
alegre perro de aguas -en Asturias y Cantabria lo llaman "perro de
lana"; en el Sur de España, como "ovejero", en el País Vasco como
"Txo", en Andalucía como Turco y en Extremadura, "Churro" o "churrino".
Y en casi todos los sitios se les reconocía como Perros de agua. La forma del rizo
acaracolado del pelo nos habla de un perro antiquísimo
y así mismo los caracteres marcadamente femeninos y masculinos del perro de agua (dimorfismo
sexual) y otras características morfológicas y físicas confirman que
estamos ante un perro arcaico y ancestral.
El perro original de aguas era de un volumen dos ó tres veces el actual; pero
con ocasión de la último periodo glaciar (Würn), entre 9.000 y 15.000 años
este canido disminuyó su tamaño por adaptación al medio (frío, escasez de
alimentos, domesticación y selección humana) De este cambio de tamaño son
pruebas las distintas tallas de altura, dentro de su actual tamaño como
mediano (pudiendo por tanto encontrar hembras tan grandes como algunos machos)
En la Península ibérica, el gran perro de aguas habitó toda la misma; pero infundió tan gran temor a los antiguos pobladores de Hispania, que acabaron con él. Para ello, se sirvieron de la planta conocida por Adelfa; ya que basta una poca cantidad de esta planta en el agua o en la comida para provocar el decaimiento y/o la muerte de este canido gigante, padre de todos los perros de aguas y de otra planta llamada Acónito, que mezclaban con carne. El temor ancestral a tales perros gigantes quedó en el subconsciente de todos los españoles, quienes procuran tener, sin saber el motivo, hoy en día, la planta de la Adelfa en sus jardines...
El perro original, permaneció en las Islas Canarias, y según relatos de
los guanches su tamaño sería el similar al de un caballo, donde los
antiguos isleños canarios relatan su gran miedo a unos perros grandes, de
pelo largo, que vivían en cuevas, próximos a la lagunas pantanosas, de donde
bebían agua. Plinio, en el siglo I d.c., escribe que una expedición enviada
por el rey Juba de Mauritania (siglo I a.c.) hacia las islas, regresó con dos enormes perros "proximam
ei Canariam vocari a multitudine canum ingentis magnitudinis"
y de los que se deriva el nombre del archipiélago
El cronista Pedro Gómez Escudero relata lo siguiente: " ...Muchas y frequentes veces se les aparecía el demonio en forma de perro mui grande i lanudo de noche i de día i en otras varias formas que llaman Tibiçenas..." Según su relato, durante la "conquista" al sucumbir grandes cantidades de guanches por un enfermedad misteriosa llamada "modorra", los perros-dioses-lanudos al no recibir sus dones de ofrendas se comieron los cadáveres que hallaban y tanto se aficionaron a la carne humana que pasaron a atacar a los vivos y así el cronista nos habla que "como los naturales se descuidaban de darles de comer, hallando carniza de cuerpos muertos, tanto se encarnizaron en ellos, que acometían a los vivos y los acababan, y así tenían por remedio de su desventura los naturales dormir sobre los árboles cuando caminaban, por miedo de los perros"
Los síntomas de la "modorra" responderían a la enfermedad del
carbunco (bacteria del Antrax) que afecta a ganado lanar, caprino, ovino y
equino, cuya sintomatología es idéntica a la descripción histórica de la
Modorra... Pero como la "modorra" no afectó a los españoles, he
llegado a la conclusión que los españoles envenenaron los pozos con una planta
común en la riberas de las islas llamada Adelfa. Esta planta en las islas se
conoce como tabaiba parida o torda o tabaiba amarga, también llamada salvaje,
mora o higuerilla, especie frecuente en los pedregales del Archipiélago. Discórides
comenta lo siguiente respecto a la adelfa: "Sus hojas y sus flores
son veneno mortífero de los perros, de los asnos, de los mulos y de muchos
animales cuadrúpedes. Empero bebidas con vino, son remedio a los hombres contra las mordeduras de fieras; principalmente si se mezcla con ellas ruda. Los animalejos flacos, cuales son las cabras y las ovejas, en bebiendo tan solamente el agua de su infusión,
mueren."
Al morir las ovejas y cabras, que bebieron de esas aguas y al caer enfermos los
guanches por ese agua; las ofrendas a los grandes perros de lanas se dejaron de
hacer. Éstos altivos canidos acuciados por el hambre empezaron a comer carne de
cadáveres y luego atacaron a los hombres vivos. No sin razón, el cronista
habla de que de pronto tuvieron que subirse a los árboles para evitar ser
comidos. Muchos perros salvajes al beber de estas aguas contaminadas murieron. A
los españoles no les causó la muerte esta "modorra" por dos
motivos: sabían que pozos estaban envenados y contaban con el antídoto (vino o
vinagre con sal y
ruda) Otros perros "Iruenes" murieron envenados con carne en las
que iba oculto raíces negras de Acónito o Matalobos azul (Aconitum napellus
vulgare) y hojas de dicha planta, y que al ser comidas provocaron la muerte
súbita de los canes salvajes; ya que basta una mínima dosis del principio
activo que contiene, la "aconitina", para provocar la muerte,
por ejemplo, de una persona en apenas una hora; esta planta se usó siempre para
matar a los lobos y perros salvajes en España.
Las hojas de la adelfa, en forma de decocción, podría matar a un caballo, oveja o animal que lo bebiera y por supuesto a una persona. Así en una poesía del siglo de oro español de Alonso López Pinciano: Filosofía antigua poética XIII, 1595- Epístola trece y última , se lee;
"...No mortíferos hongos, ni
otros tales,
No el phárico cruel y adelfa amarga
que imita a los laureles y rosales"
Los españoles sabían de las propiedades tóxicas y letales de esta planta, tal es así que cuando la invasión francesa, tropas galas que se dirigían a Sevilla cayeron envenenadas y muertas por una copiosa comida de conejos y aves, que habían sido preparadas con adelfas.
En la obra "Historia de las siete islas de Canarias", de Tomás Marín y Cubas, se dice que "...llaman tibicinas a las apariencias del demonio que muchas veces y frecuentes veces de día y de noche en forma de perros grandes lanudos..."
En la isla de la Palma a estos perros se les llamaba Yrune (Iruene). El Teide, con grandes cavidades y cuevas eran entradas al infierno donde vivía desterrado este dios del mal. Los griegos por referencias de las islas canarias y en su mitología también hablaron de unas ovejas devoradoras de hombres, que no eran sino estos perros lanudos blancos o negros enteros.
También, existe una leyenda que relata que unos perros llamados Verdines fueron azuzados por los guanches contra los castellanos, siendo vencidos por tan singular jauría de perros verdes (que no eran sino los grandes perros de aguas blancos pintados de verde, con tintes naturales, por los guanches y que causaron un pánico en las tropas recién avecindadas a la isla... Este color verde lo consiguieron entintando a los perros de lana blancos con el jugo de la sabia del árbol sagrado Drago y de una planta que llamaban tajinaste o lengua de vaca y que pertenece al género de echium. En Castilla la llamamos "vivorera" Muchos perros salvajes, ovejas, cabras y guanches murieron debido al envenenamiento sistemático, de los escasos pozos de agua dulce.
En la Península, los perros de aguas, vivieron mucho tiempo en
zonas pantanosas, lagunas y marismas. El mito del perro
"cancerbero" podríamos decir que nació en las Canarias, ya que
eran, para los guanches, custodios del más allá y vivían en las cuevas
volcánicas, que ellos identificaban con el mundo oculto y de ultratumba, siendo
los perros los guardianes de las entradas a estos mundos misteriosos. Este perro
suele tener, a veces, las dos orejas de igual color pero distinto al de la frente o faz;
por lo que, al no vérsele los ojos, en la distancia se creó el mito del perro
de las tres cabezas (dos orejas de un color y la frente de distinto serían
estas tres cabezas; ver a Greta que los griegos incorporaron a sus
mitologías. Los perros canarios o canes de ovejas y cabras eran valorados ya en
la antigüedad y se exportan como un bien.
Los guanches veían a estos perros como se peleaban entre sí, y como se
atacaban y los que eran vencidos se quedaban panza arriba. De la
observación de como peleaban los perros y de sus reglas en sus peleas, sin
hacerse daño se desarrolló la lucha canaria que pervive hoy en día (zoomímesis)
Los canarios honraban así a su dios Iruene. Vean como pelean dos perros de agua
jugando y lo comprenderán. Más adelante, los guanches consiguieron
domesticar algunos perros medianos y grandes y los entrenaron para cuidar los
rebaños de ovejas y cabras. Los portugueses y los castellanos en sus
enfrentamientos con los aborígenes canarios tuvieron que hacer frente a estos perros,
fieles hasta la muerte, y que atacaban en defensa de sus dueños. Los
incursionistas ante el temor a ser mordidos, llevaron jaurías de
perros de presa, ya que estos habitantes combatían a semejanza de sus hermanos
los íberos: iban al combate con sus perros pastores y se enterraban con ellos,
cuando morían en singular lid. Las hembras al tener la cabeza más pequeña que
los machos parecen que son de tamaño pequeño. Los españoles del siglo XV
usaban perros guerreros vestidos con protecciones acolchadas. Estos perros de
presas traídos dieron origen a los conocida raza de fila o presa canario; lo
mismo ocurrió, en Brasil, donde nació el fila brasileiro. También en
las islas había, como queda dicho, perros de agua de tamaño mediano, y al
igual que los de la Península su tamaño mediano se debía a la escasez de
alimentos en las islas más pequeñas y al ser su comida preferida los conejos
isleños. Al perecer en las guerras de conquista sus amos y quedarse sin dueños, algunos de
estos grandes y medianos perros se asilvestraron, siendo perseguidos y cazados
por estos perros foráneos y por el hombre, en especial, porque el culto a ellos
y las ofrendas alimenticias a los salvajes y a estos perros cimarrones dejó de
hacerse. En esta persecución de perros salvajes y los que quedaron sin dueños
quedó extinguido el Gran Perro de Ovejas de Canarias. Los portugués y
castellanos se trajeron algunos perros cachorros, medianos, de vuelta a la
Península, y fueron empleados como perros marineros, principalmente por
Portugal (Câo de agua) y como perros pastores en Castilla, y marineros en
Andalucía y Norte de España. Estos perros traídos a la Península se
mezclaron con otros perros de aguas que había aquí. Los perros ya vivían
junto con los íberos, quienes apreciaban a estos perros como talismanes, ya que
por su pelo en forma de lana y su nobleza, era respetado como regalo de los
dioses quienes lo habían creado con objeto de cuidar el ganado lanar y caprino,
de su alma y del poblado.
Cuando llegaron los primeros conquistadores a Lanzarote, en julio de 1402, comprobaron extrañados que los guanches hablaban un dialecto vasco (el vasco no es otra cosa que el íbero), por lo que los monarcas castellanos, por tal motivo, decidieron que los primeros Obispos canarios fueron de las vascongadas. Compruebe: en guanche perro se dice "Kan" y oveja o cabra se dice "Ara" (KAN-ARA). Los guanches a estos perros los llamaban "Perro oveja" o Kan-ara, y el sistema de cuidar el ganado era el mismo que tenían los iberos y que luego se exportó a Argentina, tal y como Darwin, nos relató que vio en el siglo XIX. Al llegar allí vieron al perro de aguas (pastor de ovejas) de la Península pero enorme; por lo que a los habitantes de las islas afortunadas los bautizaron ya los romanos como canarios (Plinio, siglo I) y los castellanos rebautizaron al archipiélago como el de las ISLAS DEL -GRAN- KANARA/Kanahari(a), o sea las islas del GRAN PERRO OVEJA. En una ordenanza del año 1516, dada en San Cristóbal de la Laguna, de Tenerife se lee: "Otrosí, porque hay en esta isla dos perros que matan perros salvajes, porque queden perros para matar los salvajes, se permite que estos dos perros queden, por ser amaestrados, como se ha visto por experiencia en Adexe y Abona, donde los tiene Pedro de Lugo, regidor, siempre que no vengan a poblado". Tal y como se lee el bando, probablemente, estos dos perros fueron los dos últimos Grandes perros de Ovejas canarios, machos, amaestrados, y que murieron sin descendencia de su raza y, difícilmente, se referiría a sendos perros traídos de la Península, que irían con collar de pinchos punzantes y con cueros blindando su piel, cual caballerías medievales y a los que los castellanos apreciarían por su validez en la lucha.
Ya desde el año 1499 hasta el siglo XVII el Cabildo tinerfeño dio distintas ordenanza regulando los perros pastores y mandando la eliminación de los perros salvajes o cimarrones, por el daño que hacían al ganado.
¡Cómo pudo salvarse el gran perro de ovejas o cabras, el Gran Kanara!
Como consecuencia de tal medida contra los perros salvajes, sumado al
mestizaje de los perros dominantes foráneos, hacen que el Gran Perro de Aguas,
el antiguo dios Iruene, desaparezca para siempre. En el libro "Noticias de la Historia
general de las Islas de
Canaria", de Joseph de Viera y Clavijo, escrito en Madrid, en la
imprenta de Blas Román, y publicado en el año de 1776, reconoce la presencia
común de perros de aguas en las Islas. Algunos de estos perros de aguas
de Canarias y la Península viajaron a América y fueron utilizados como perros
pastores al estilo íbero y guanche (Ver relato de Darwin); más tarde cuando
empezaron a importarse perros ingles (Collie, principalmente), pastores belgas y
ovejeros alemanes, a Latinoamérica empezó el declive de los perros de aguas que había en
Argentina, y su incidencia, hizo que desaparecieran de allí.
Guanche |
Castellano | Vasco | Castellano |
Kan | Perro | - | Perro |
Ara | Oveja, cordero | Ari, ahari | Oveja |
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