Martí, el periodista

El Partido Revolucionario Cubano 
(Patria, 3 de abril de 1892)

 

 Los partidos suelen nacer, en momentos propicios, ya de una mesa de medias voluntades, aprovechada por un astuto aventurero, ya de un cónclave de intereses más arrastrados y regañones que espontáneos y unánimes, ya de un pecho encendido que inflama en pasión volátil a un gentío apagadizo, ya de la terca ambición de un hombre hecho a la lisonja y complicidad por donde se asegura el mando. Puede ser un partido mera hoja de papel, que la fe escribe, y con sus manos invisibles borra el desamor. Puede ser la obra ardiente y precipitada de un veedor que en el ansia confusa del peligro patrio, congrega las huestes juradas, en su corazón flojo, al estéril cansancio. Pero el Partido Revolucionario Cubano, nacido con responsabilidades sumas en los instantes de descomposición del país, no surgió en la vehemencia pasajera, ni del deseo vociferador e incapaz, ni de la ambición temible; sino del empuje de un pueblo aleccionado, que por el mismo Partido proclama, antes de la República, su redención de los vicios que afean al nacer la vida republicana. Nació uno, de todas partes a la vez. Y erraría, de afuera o de adentro, quien lo creyese extinguible o deleznable. Lo que un grupo ambiciona, cae. Perdura, lo que un pueblo quiere. El Partido Revolucionario Cubano, es el pueblo cubano.