Padrenuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Dadnos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal, Amén. Dios te salve María, llena eres de gracia. El Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito sea el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
 
 
GUAINIA
¿PON MANÓ, APEWE?
Crónica Periodística y De Viaje Sobre El Departamento Del Guainía, 1995
 
 
 
 
 
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Trabajo de grado en Comunicación Social de Rodrigo Alonso Daza Jiménez
Dirigido por Julián González Mina presentado a la Facultad de Artes Integradas de la Universidad del Valle
29 de octubre de 1996

INDICE

OBJETIVO DEL TRABAJO DE GRADO DE PRODUCCION PERIODISTICA ESCRITO
El proceso

AL PRINCIPIO: OPCION COLOMBIA EN UNIVALLE

EL VIAJECITO

MAPAS

LO QUE HICIMOS
La red
Obstáculos
Y beneficiamos a...

MINEiROS
"Venga, yo le cuento..."
Mucho oro, pero...
La cercana Venezuela, el lejano Brasil
Dime con quien administras y te diré quien pierde

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COLONOS
¿Turismo?
Animales en vías de...
¿Profesionales?
¿Servicios?
...Y el pueblo ahí
El día del...

ZOO-INIRIDA

USOS DEL SUELO Y DE LOS HOMBRES

CAMINANDO POR CALLES ARENOSAS
¿Quién manda aquí?

MI ARMADO HERMANO

LAS COMUNIDADES INDIGENAS, A OJO DE PAJARO

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LA MISION
El alimento del espíritu

ESTADO Y TERRITORIO
Oposiciones y corruptelas
Zaperoco

MAVICURE Y OTROS OLVIDOS
En el caño, el piso esponjoso, la laguna de brujas
Chorro Bocón: raudales e indígenas, pilotos y estrellas
    En la comunidad
    El regreso
Josefina, su historial oral
Las flores de Inírida
¿Carreteras? ¡No, gracias!

El OTRO LADO
Una constitución occidental
Persiguiendo matas

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DESCONFIANZAS
La mesa secreta y "tranquilo que nosotros no lo matamos"
El petroglifo del Coco, el dolor

ESOS MUNDOS QUE TAL VEZ NO CONOCERÉ...
Gotas de lluvia

GUAINIA, ESPERANZA VERDE DE COLOMBIA...
La selva
La pesadilla
Retoñar...

BIBLIOGRAFIA

LISTA DE FOTOGRAFIAS

Apéndice 1

Apéndice 2

A TODO EL PARCHE...

"agua"

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OBJETIVO DEL TRABAJO DE GRADO DE PRODUCCION PERIODISTICA ESCRITO

Las comunidades del suroriente de la nación han permanecido en una especie de limbo, durante los casi 250 años que lleva la república. Las marchas de los cocaleros son sólo una pequeña muestra de su complejidad y su especial relación con el resto del país. Los criterios económicos y políticos que han gobernado en los últimos 50 años (y quizás antes) los discriminaron como "habitantes de los territorios nacionales". Bogotá no es considerado un territorio del mismo tipo; casi que se reproduce la relación que impera entre las naciones europeas y sus "territorios de ultramar". Que se llame "colonos" (habitantes de las colonias) a las personas que viven allá es premonición de mayores anhelos de autonomía. Las dominaciones dan pie a posturas agresivas cuando son de por sí desidiosas, despectivas, y hasta les da por aumentar sus exigencias. Casos de esclavitud bien entrado el siglo XX -como el de la Casa Arana1- y las pésimas condiciones económicas de los labriegos de toda la región, parecen ajenos a la realidad "nacional", pero nunca han dejado de serlo.
Mi experiencia en el Guainía, tan pobre y tan improvisada, es un punto pequeño de comunicación con esa realidad. Me permitió reconsiderar mi relación personal con las áreas rurales y contextualizarla con mis percepciones sobre la situación en el resto del país. Además, incluyó varias relaciones con el estado colombiano: Opción Colombia y la Red de Solidaridad Social y las entidades territoriales con las que tuve contacto. Sólo tengo los recuerdos de mi experiencia como fuente y lo que he hecho es explorarlos, detallarlos y revisarlos para buscarles sus posibles riquezas. Busco exponerlos desde mi visión, la única que tengo a mano y que responde sin reparos cuando la consulto. Si el contacto entre el Guainía, la universidad, los estudiantes y todos los posibles lectores de este texto se vuelven más estrechas, podré decir que hice algo. Despertar la curiosidad acerca de esa zona del país es un paso chiquitico, pero también es abrir una puerta que desde que la conozco ha estado cerrada. He visto frutas japonesas en Superley de Unicentro, mientras toda la riqueza de las selvas amazónicas que tenemos al pie se desconocen por completo. Todas las revistas muestran los avances tecnológicos que se dan en los países industrializados, pero las técnicas agrícolas, de caza y pesca de los indígenas sólo parecen conocerlas ellos y uno que otro experto. En Cali he oído colombianos orgullosos de ser descendientes de europeos y africanos, pero con respecto a los nativos sólo he visto admiración por su oro.
Nuestra concepción de cultura y de estado ha sido siempre limitada y, aunque en el discurso se manifiesta como muy abierta, en las prácticas más pequeñas y numerosas es excluyente. De la misma manera se comporta nuestra concepción de democracia en la academia, enarbolada como respetuosa con las minorías, pero en realidad inmersa en las mismas prácticas del resto del país. Nuestra cercanía con la investigación y el análisis no han sido suficientes para abrirnos los ojos. Muchos llamados al orden se convierten en una justificación para la injusticia, como cuando la academia se alinea con los intereses de nuestra jerarquía política o industrial y deja de lado el contacto cercano con los sectores sociales más débiles. Estos tienen en Colombia una relación casi que inexistente con la universidad, si no en toda América Latina2. Son objeto de estudio y análisis, pero rara vez sujeto actuante y partícipe de las políticas que la dirigen. Ni siquiera puedo afirmar con propiedad que tienen relación con n los pequeños planes de estudio. Es mayor nuestro interés por Internet y Microsoft que por la forma como se produce la papa que nos comemos todos los días en la sopa. No hablemos pues de la madera o los materiales que sostienen los platos, los computadores, los colchones sobre los que llevamos a cabo nuestra vida cotidiana. Un pequeño acercamiento a las áreas rurales y sus pobladores es necesario, indispensable, justo y todo lo que ustedes quieran, pero, antes que nada, es una pequeñísima respuesta a las necesidades de afecto y comprensión que allá se viven. Puedo incluso poner los problemas económicos en un segundo plano, porque lo que más duele es que el interés por resolverlos sea tan desmesuradamente pequeño.

Al índice
El proceso

Esta es una descripción de lo que me ocurrió en el lapso que va desde febrero 11 de 1995 hasta julio 15 del mismo año. Esas son las fechas que recuerdo. Todo este trabajo lo he elaborado a punta de memoria. Las fotos, las conversaciones con amigos que también estuvieron en Opción Colombia, me dicen mucho del país como conjunto, pero poco sobre el Guainía en especial. Traje periódicos locales y me regalaron textos, pero sólo hablan de temas muy específicos, son muy cortos o muy coyunturales. Es muy poco comparado con lo que aprendí y viví allá. Los medios de comunicación, las estadísticas y casi que cualquier dato confiable sobre ese departamento son algo muy difícil de conseguir. Hasta el IGAC3, en los mapas del departamento, pide que le ayuden a recolectar información. Cuando viajé, mi objetivo era encontrar un profesional que estuviera dispuesto a ser mi director de tesis, además de cumplir con el trabajo asignado. Pero pasó el tiempo, los profesionales son escasos y muchas las inquietudes y las responsabilidades.
Opción Colombia me dio la oportunidad de viajar a Inírida, para trabajar con la Red de Solidaridad Social; no como un funcionario estatal, si no como un estudiante en el transcurso de una práctica interdisciplinaria. Durante el semestre de la experiencia, envié de forma mensual un informe para la Red y, si mal no estoy, dos para Opción. En ellos hablaba sobre las actividades relacionadas con esa institución, siguiendo una metodología que se nos enviaba desde Bogotá. Eso me ayudó a la hora de recordar, no tanto porque los tuviera conmigo, sino porque tenía la costumbre de recordar y reconstruir. Pero varios informes se perdieron en marañas de papel en Bogotá y sólo quedaron tres, y esos los recuperé gracias a los estudiantes de la COC4, pero casi al final del proceso de escritura de este texto. De todas maneras, la experiencia fue algo inolvidable, llena de cosas que llevaré por siempre conmigo. Opción me exigía hacer una retroalimentación a la universidad5 y el texto que elaboré como respuesta fue el que le presenté al profesor Julián González como mi proyecto de tesis. El estuvo de acuerdo en que era digno de ser profundizado y hasta publicado. Me recomendó que lo ampliara lo más que pudiera, basándome en mis recuerdos. Lo que siguió fue exprimir y exprimir mi cerebro en busca de todos los rastros del Guainía que hubieran quedado. Gracias a Dios, eran muchos; después de todo, seis meses no pasan en vano. Se los presenté a Julián y él volvió a pedirme una ampliación, pero esta vez agrupando la información por subtemas. Yo me encontré con que los recuerdos son como un camino arbóreo: si tomas por un camino te encuentras con que este se subdivide en varios y estos a su vez. Podía seguir infinitamente hablando del Guainía, discutiendo mis propios recuerdos, analizándolos hasta la minucia más pequeña. Me costaba cada vez más trabajo diferenciar mi vida personal de aquello que pudiera interesar a un posible lector, fuera académico o no. Hice una lista de temas posibles, que me faltaban por tratar y de ahí tomé los más interesantes, los que escondían más cosas que decir. Pero el cansancio en busca de recuerdos me llevaba a desvariar. Es muy difícil adentrarse en la propia mente y no decir únicamente lo que uno quiere decir. Intenté un texto en el que decía únicamente lo que quería decir y lo titulé Somnolencias. Casi no tenía sentido, era muy arduo de leer y se basaba en miles de cosas que el lector no conocía. Así que Julián me aconsejó traducir ese primer gran texto (como 40 páginas) al lenguaje del lector que nunca hubiera conocido el Guainía, echar tijera a todo lo que estuviera reiterado o fuera innecesario, ampliar lo que estuviera mal explicado y corregir lo mal redactado.
Así que, párrafo a párrafo, busqué esas características en el texto, lo volteé al derecho y al revés, pero conservando la intención original de mostrar el departamento desde mi visión. Esta última era la única que tenía para contrastar de una manera tan minuciosa, y de hecho la única que podía mostrar en el texto.
Las dos siguientes reescrituras fueron alimentadas con textos de José Luis Romero y conferencias de Jesús Martín Barbero. Conseguí las canciones, cada una con un significado anclado en el texto, a mi parecer, imprescindibles. La primera, una memoria profunda, el éxito más grande antes de venirme. La última sólo pude oírla en Navidad, cuando le regalaron un disco compacto a mi sobrino y entendí el significado de la letra. Es casi el mismo que el de la tesis, pero más folklórico y más alegre. Al leerlas se darán cuenta.
La última versión surgió de la recomendación de Julián de llevar el texto a un nivel óptimo. No hay duda de que no lo logre. Me falta mucho para eso; pero el camino recorrido entre la versión anterior y lo que resultó, fue un trecho bastante largo. Hablando en términos de calidad, claro está. Además, una desgracia ocurrió en el camino. El texto que inició el proceso, que quería incluir en el apéndice, a modo de testimonio, fue devorado por un computador. Por más que traté no pude recuperarlo, miles de veces me he arrepentido por no haberle hecho copia de seguridad. En el transcurso de este trabajo he aprendido todas y cada una de las razones por las que un computador puede destruir un disket. Pero me late que todavía me faltan unos cientos por aprender.
He vuelto a organizarlo, he quitado varios párrafos en los que primaba la especulación y la opinión; lo he resumido y vuelto a ordenar. Pero sé que si me meto con el texto una vez más le encontraré defectos, querré organizar algo y pensaré que muchas de sus secciones no tienen sentido. Pero en algún lugar tengo que detenerme. Me demoraría más de cinco años en encontrar la pieza que yo pudiera llamar "casi perfecta", o por lo menos decir "¡ésta es!".

En todo este proceso transcurrieron casi dos años: De noviembre de 1995 a agosto de 1997. Tiempo en el que volteé mis ojos al revés, me condené al subempleo y tuve que luchar por un espacio en computadores que no eran míos. Pero vale la pena comenzar. Estrechar lazos y sentirme más cercano, así sea sólo desde acá. Tener a todos los que conocí siempre presentes y buscar en mi mente una respuesta adecuada a los problemas que sentí de cerca. Recordar su pluralidad de orígenes y dar gracias a 6 porque sea posible. Inírida es la demostración de que podemos vivir con los indígenas, los venezolanos y los brasileños, mezclados con todo lo que somos los mestizos. Las intolerancias más terribles (y armadas) son vencidas por gentes sencillas, con su humildad. He visto la riqueza natural siempre al lado de la generosidad de corazón, tantas veces, que ya no creo que sea coincidencia. En cambio el orgullo, la reproducción de la sospecha y sobre todo la prepotencia, son tierra fértil para el dolor y la muerte. ¿Será posible que lo reconozcamos de una buena vez? No se trata de querer dominarnos mutuamente, sino de compartir y entregar sin esperar nada a cambio, de corazón. Porque todo aquel que da algo con interés pone las cosas por encima de las personas, da pie a la hipocresía y la sospecha. Si yo escondo mi interés, por muy buen actor que sea, el otro en algo se la pilla. Si opto por el descaro, mis palabras se vuelven agresión. ¿No es mejor acaso ser sincero y pensar en los demás? Mi religión es el fundamento de mi actuar, hasta en mi improvisación. Cuando he dejado de seguirla es cuando me he equivocado (me pasa a cada rato). Ella es la motivación social de esta tesis, de mi práctica, de mi anhelo de ver a los grupos minoritarios bien tratados. Las tiranías de la edad media nos hicieron mucho daño, nos torcieron el espíritu y hoy tenemos que reconstruirlo. Hay mucho charlatán en el camino, que no busca sino engordar su cuenta de ahorros. Pero ¿qué hay de los que son sinceros, que ayudan aunque los manipulen? La sociedad colombiana necesita la paz y el Guainía la tiene. ¡Acérquense! ¡Vayan y aprendan, que es su vida la que vale la pena! la que se pone en riesgo cuando triunfa el que busca la guerra... Es mucha pretensión para un texto tan pequeño, pero no para un pueblo, cuando sabe lo que quiere. Pero eso es lo que busca esta tesis. Si lo consigue tendremos otra razón para dar gracias y seguir adelante, para sonreír y vivir, pero esta vez con menos lágrimas.

¿Pon manó, apewe? es una traducción libre de ¿para dónde vas, hermano? a la lengua puinave, la misma que hablan la mayoría de las comunidades de los alrededores de Inírida. Así, desde el principio, respaldo una lengua hermosa, para que el español no la empuje hacia su extinción. De la misma manera, he reducido todos los espacios en blanco y el tamaño de la letra para reducir el consumo de papel. Sería una contradicción hablar de ecología y no hacer algo similar.

Le pido a  que se cumpla su voluntad en este texto. El creó los hombres y las aguas y los puso a cada uno en su lugar. Está aquí, en la selva y en todo lugar, aunque son muchos los que Le desconocen por completo. Que este sea un paso hacia ese Ser, a Quien pretendo servir. Que nos acerquemos a su tolerancia y su paz, al descubrimiento de ese lugar desconocido que está en nosotros mismos.


NOTAS

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1 La Casa Arana fue una compañía cauchera peruana que cazó y esclavizó hasta la muerte a miles de indígenas de las selvas de Caquetá y Putumayo, en las décadas del 30 y 40.  Ý 
 
2 Desde el mismo nombre. Carlos Fuentes, en un artículo en el Magazín Dominical de El Espectador, decía que llamarnos América Latina era una injusticia con nosotros mismos. Que éramos mucho más que latinos y lo correcto sería nombrarnos Indo/Afro/Iberoamérica, y reconocer las otras raíces casi olvidadas y tantas veces subyugadas. Yo le alteré el orden a esta palabra y la sinteticé en INAIA, un vocablo que bien podría confundirse con muchos otros que se originaron en estas tierras.  Ý 
 
3 Instituto Geográfico Agustín Codazzi  Ý 
 
4 Corporación Opción Colombia  Ý 
 
5 P.f. ver el apéndice.  Ý 
 
6 Lo normal sería poner la palabra "Dios" en este lugar, pero sería como querer meter el mar en un balde. Porque Dios es una palabra para nombrar algo que no cabe en una palabra, un concepto para explicar algo que no cabe en un concepto. Todas las culturas del mundo tienen una visión especial de Quien es el Máximo Nivel Posible de Bondad, Quien creó todo y va más allá del mundo físico, aunque también está en él. Utilizar la mayúscula en los pronombres que Le mencionan es una forma de respeto, el símbolo intenta superar la precariedad del lenguaje ante una realidad de ese tamaño.  Ý 
 
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