A mis seres queridos
En algún lugar he
dicho que Martí abarcó en sus crónicas, con un estilo propio
y singular, influenciado sin dudas por su propia trayectoria, una
variedad extraordinaria de aspectos, como la historia, la literatura, la
filosofía, las guerras, la política internacional, la educación, la
arquitectura, la moda y todos aquellos adelantos vinculados a la ciencia,
la técnica y la tecnología.
Toda esa enorme actividad, unido al cariño y al respeto que los cubanos profesamos por
el apóstol de nuestras libertades patrias, ha contribuido a que cada
cual cree su propia imagen de él, que cambia según quién describe o interpreta (o pretende interpretar) lo que el Maestro dijo,
escribió o hizo.
Así, mientras para unos Martí es el político, cuya vigencia de
pensamiento es indubitable, para otros será el intelectual, el
periodista o el escritor resultado de una inteligencia
privilegiada, ávida sed de conocimientos, férrea voluntad
y profunda vocación humanista.
Como que este es un sitio personal, me he
tomado la licencia de poner en él, no sólo lo que considero que más ha
influido de Martí en mi visión del mundo, sino y sobre todo, tratar de,
cada vez que he podido, expresar la propia visión del Maestro, para que
cada cual pueda realmente sacar sus propias conclusiones de cómo él
pensaba al respecto.
José Julián Martí Pérez, es para mí,
el cubano más grande de todos los tiempos y por tal motivo, considero
que todos tenemos el derecho y el deber de acceder al conocimiento de su
vida, a su inmensa producción literaria y a su pensamiento profundamente
humanista; y estudiarlo, interpretarlo y tratar de aplicar sus preceptos
a cada realidad objetiva en que nos hallemos.
En el ocaso de mi vida, no teniendo otra riqueza acumulada que
experiencia y conocimientos, quisiera que mis allegados pudieran beber,
como yo lo he hecho, del infinito caudal de amor y sabiduría
de la obra y el espíritu martiano.
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