La Página de Orestes 


El Arte de la Comunicación

 
Quién no esté al tanto de lo que es el Valle de Jinámar actual, pudiera darse un pequeño paseo virtual por la página JINÁMAR, que recoge muchos criterios y opiniones -buenas y malas- de su población; o quizás prefiera leer las irregularidades denunciadas por Turcón-ecologistas en acción.

Claro que también está la página "La Sima de Jinámar y la Marfea: Lugares de nuestra memoria reciente", una de las propuestas de intervención del Proyecto de Educación Patrimonial del IES Jinámar III y al mismo tiempo, el resultado más completo y complejo del trabajo que ese centro educativo desarrolló durante varios meses, tanto por el alumnado como por el profesorado. 

Las nuevas generaciones que intervinieron en el estudio y sus profesores, identificaron en La Sima de Jinámar -lugar declarado por el Gobierno de Canarias como Bien de Interés Cultural, con la categoría de Sitio Histórico, e Histórico-, tres categorías de valores, a saber: estético (por la belleza de un paisaje integrado por un campo de volcanes recientes y una muestra bien conservada del cardonal-tabaibal; simbólico (simboliza, primero, la liberalización de los "extranjeros" -mallorquines despeñados por la sima- y en el siglo XX se convierte en símbolo de la represión fascista); e histórico, ya que forma parte de la Historia de Canarias como escenario de hechos singulares. 

 Es precisamente en lo relacionado al hecho histórico a lo que  se refiere esta breve reflexión: la historia de este hermosísimo territorio de la Isla de Gran Canaria, tristemente vinculado con episodios que una parte muy combativa de la población de esta maravillosa isla se resiste a olvidar.

Ya mi amigo Jesús Cantero Sarmiento, conocido espeleólogo e investigador canario, me había comentado que en aquél sitio, hace 70 años las brigadas del amanecer falangistas arrojaban a quienes defendían la legalidad republicana. En una detallada entrevista concedida a un equipo de "Canarias Semanal", reproducida posteriormente en "Rebelión" (Hay un muro de silencio sobre lo sucedido en la Sima de Jinámar), Cantero había  arrojado luz sobre múltiples aspectos de tan terrible historia y declarado que "La Sima fue un auténtico tabú durante el franquismo".

En su lectura conocí que con posterioridad también se trató de borrar los crímenes allí cometidos. Preguntado sobre lo que él había encontrado en una de sus múltiples investigaciones sobre aquél lugar, mi amigo investigador declaró: "... en los años sesenta aquello estaba relativamente bien conservado, pese a los intentos de sepultar aquel testimonio a base de arrojar materiales desde la superficie. Todavía pueden encontrarse huellas de explosiones realizadas desde la boca del agujero. Por una serie de datos, suponemos que en 1945 la derecha, aterrorizada por la victoria de los aliados, intentó tapar la Sima. Los jerarcas de la dictadura temían que las tropas de los vencedores entraran también en España y Canarias, y acabaran con el Régimen. Por eso quisieron ocultar aquel testimonio de sus crímenes. Pero la eficacia de este procedimiento debió de ser relativa. La conclusión que hemos sacado es que terminaron poniendo a una cuadrilla de trabajadores, que intentaron cubrir parte del fondo de la Sima con el material volcánico que aquí conocemos con el nombre de picón. Y, a efectos de ocultamiento, eso fue desde luego más eficaz que las explosiones".

Voy subiendo lentamente hacia la boca de la Sima; acompaño a hombres, mujeres y adolescentes; a los que año tras año concurren a la marcha y al posterior acto de carácter político, que en honor de los republicanos de diversas ideologías (comunistas, socialistas y demócratas), que fueron ejecutados clandestinamente y posteriormente arrojados a dicho lugar, se lleva a cabo cada "día de los finados".

Camino y en mis oídos resuenan unos versos de José Andrés Sevilla: 

Rota por los pasos verticales
De modernos deportistas de la tierra,
Funámbulos sobre sombras de la historia
Se quiebra la quietud de esos lugares. 

Manan gritos de pavor desconsolado y
Gimen los recuerdos de los huesos.
Se pudren las ropas, ya jirones,
Que cubrieron los cuerpos masacrados.

Camino, y en mi entorno, veo rostros deseosos de justicia; rostros adoloridos y llenos de reproche, porque 70 años después del golpe fascista contra el pueblo español, su constitución y su república, la España "democrática" actual no es capaz de ofrecer reconocimiento legal a los suyos, a quienes fueron asesinados por defender las libertades de todos. 

Mientras asciendo, los versos siguen golpeando en mi mente:

Hiede la muerte más reciente,
Como hieden el odio y la ignorancia
De los verdugos ciegos de venganza,
De los pobres asesinos desalmados. 

Desalmados, que es decir gente sin alma,
Si es que el alma habita en los humanos.
En cualquier caso, duele tanto el muerto
Como el imbécil bruto que le ha tirado. 

Y es que a la Sima de Jinámar - una chimenea volcánica de más de 70 metros de profundidad que quedó vacía al terminar la erupción y descender la columna magmática antes de solidificarse- fueron arrojados muchos de los desaparecidos en la Isla de Gran Canaria a partir de julio del año 1936, durante de la Guerra Civil española. 

Como me contaron los amigos que marchaban a mi lado, se hacían “sacas” de los centros y de las Cárceles Luis Antúnez y León y Castillo, de la Isleta, de Telde, de Arucas, de Gáldar, de Agaete... que luego eran arrojados a los pozos o a esta Sima a la que en mi ascenso me voy acercando -ahora menos lentamente, quizás porque la indignación pone alas a mis pies- rodeado de esta magnífica gente que no permite que la memoria muera.

Camino, ya casi corro; los versos también siguen su implacable andar:

Jinámar duele desde el nombre,
Jinámar llora desde siempre,
Como todos los Jinámar de este mundo
Como cualquier odio que guardamos.

A los rostros físicos que me acompañan -o mejor, que yo acompaño- se unen ahora otros en forma de fantasmas; fantasmas tristes y a la vez airados porque se les niega la recuperación de su dignidad colectiva como españoles, porque no se quiere reconocer que los tribunales fascistas que los condenaron e infamaron por haberse mantenido leales a la república, fueron totalmente ilegales.

... Y me pregunto: ¿Cómo entender que haya una Ley de Víctimas del Terrorismo y ninguna de Víctimas de la Dictadura franquista? ¿Cómo, que se haya promulgado una Ley de Memoria Histórica con tantas lagunas y problemas no resueltos, como los cientos de fosas comunes, las decenas de miles de desaparecidos que aun están enterrados en lugares como esta Sima -a la que cada vez voy ascendiendo con mayor velocidad-, una ley que no defiende ni tan siquiera el recuerdo de las víctimas? ¿Cómo, que no se acabe de definir a la dictadura franquista como un régimen genocida? ¿Se olvida intencionalmente que Franco y las fuerzas que lo apoyaron impusieron una feroz política de represión, persecución y terror que produjo el éxodo o la muerte de cientos de miles de ciudadanos; que combatientes del Ejército republicano fueron recluidos en campos de concentración y plazas de toros, hacinados como el ganado, a la intemperie, sometidos a un trato degradante e inhumano, condenados al hambre y a la muerte; que otros fueron obligados a retornar a sus pueblos de origen para ser «depurados»; y que el régimen y sus sostenedores promulgaron un conjunto de leyes punitivas -negación de todas las normas de los derechos humanos-, que constituyeron un verdadero “Código de represión fascista”?.

Hemos llegado a la Sima. Los rostros endurecidos se llenan de ternura ante el recuerdo de los caídos, de los seres queridos desaparecidos. El acto, cómo era de esperar: vibrante, emotivo. En mi mente, el poema concluye:

Estuve allí. Lloré por dentro.
Junté todos mis miedos y mis llantos,
Viví los vuelos y los golpes,
Los disparos y el silencio lento. 

Imaginé a algún sobreviviente,
Yaciendo roto, desangrado
Agonizando, sin esperanza, sin futuro,
Y avergonzadas lágrimas brotaron. 

Triste por dentro vuelvo del infierno
Porque advierto el horror resucitado
Leyendo crónicas, viendo telediarios,
De guerras y masacres sin remedio

Orestes Martí
Las Palmas de Gran Canaria

Testimonio gráfico: Enrique Rodríguez

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1. En marcha hacia la boca de la Sima.
2. Una vista de los asistentes a la peregrinación
3. En lo alto de una roca, sentado (a la izquierda) presente como todos los años, Domingo Santana (Valencia). Represaliado por la dictadura franquista. Procesado y condenado a pena de muerte, no ejecutada por ser menor de edad (sólo tenía 15 años) 
4. Presidencia del acto político. Segundo Martínez, de Izquierda Unida Canaria, primero a la izquierda hace las funciones de Maestro de Ceremonia
5. Carlos Sánchez, a nombre de las Juventudes Comunistas en Gran Canaria hace uso de la palabra.
6. Balbina Sosa, miembro de de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Arucas, con sentidas palabras, hizo vibrar el alma de los participantes.
7. Pino Sosa, Presidenta de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Arucas dirigiéndose a los asistentes a la actividad
8. María del Rosario (Saro) Suárez Socorro, hija de Eduardo Suárez, diputado del PCE en el Parlamento del Estado por el Frente Popular cuando el golpe fascista de 1936, dirige una emotivas palabras a los presentes
9. Intervención de María Puig Secretaria General del Partido Comunista de Canarias
10. Manuel Hernández, responsable de Izquierda Unida Canaria en Telde, hizo el resumen del acto