La Iglesia de Nuestra Señora de Consolación se encuentra en la Plaza Virgen de los Remedios y es un edificio de corte básicamente clasicista aunque con un origen mudéjar en el siglo XV, que fue siendo transformado profundamente de los siglos XVI al XIX, especialmente a principios de XVIII. El edificio, de peculiar aspecto, es la Iglesia Parroquial de El Coronil y está presidido por una torre de considerable altura y de carácter macizo, la cual domina completamente la Villa. Es la que da el apodo a los coronileños de «torresdaleá». Quizás sea el mejor símbolo con el que se identifiquen los coronileños. La Iglesia es de planta poligonal aproximadamente rectangular, y se divide en tres naves. La lateral izquierda tiene adosadas las capillas del Sagrario, de Ntra. Sra. de los Dolores, de San Francisco y de la Inmaculada. En la nave central se encuentra el órgano y el coro.

        En el Retablo Mayor destacan la figura de la Virgen de Consolación (titular de la Parroquia), de finales del siglo XV; las esculturas de San Roque (patrón de El Coronil) y de San Sebastián, ambas de fines del XVI; y el Cristo de las Aguas, un crucificado del segundo tercio del XVI.

        Dicho retablo data de 1800 ya que el que existía originariamente fue arruinado por uno de los terremotos que sufrió el edificio a lo largo de su historia. Del altar primitivo se conservan únicamente dos pinturas en tabla de Juan de Zamora, una de ellas en la parte alta del altar de la Inmaculada y la otra, en la Sacristía.

        Entre innumerables cosas podemos destacar un rico cáliz de metal del año 1600 y en la sacristía, parte de una cajonería de madera tallada de 1714 y un lienzo de la Virgen de Guadalupe fechado en 1700. Asimismo, existe una cruz plana de madera sobre peana en la que se encuentra el Cristo pintado por Francisco Pacheco en el año 1611, contando con la peculiaridad de que es su primera representación de un crucificado con tres clavos, en lugar de cuatro, que se tiene constancia. Las pilas bautismales son conchas de las almejas "bibalba tridacua", la especie más grande del mundo, traídas en el siglo XIX de Filipinas por un marino mercante vinculado a la localidad.
 

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