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Número 112 - agosto 6 /2005

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Efemérides de agosto: 6 de 1960- Cuba: Fidel Castro anuncia la nacionalización de gran numero de empresas monopolistas norteamericanas, incluyendo las refinerías de petróleo, 36 centrales azucareros y las compañías de teléfonos y electricidad

  ESPECIAL
Hiroshima y Nagasaki

» El legado de Hiroshima N. Chomsky
» Se cumplen 60 años del primer y único uso de armas de destrucción masiva David Brooks
» Hiroshima: por un mundo libre de armas nucleares PL
» Condenar Auschwitz, absolver Hiroshima Santiago Alba
» Hiroshima, una batalla perdida Humberto Márquez
»  Sin solución efectos de bombas en Japón PL
» Hiroshima: terrorismo de Estado John Saxe-Fernández
» Hiroshima, Nagasaki y el socialismo del siglo XXI Omar Gómez
» Hiroshima y Nagasaki terror de ayer y de hoy Cándido
» Hiroshima y Nagasaki- Aterrorizar, ante todo
» Hiroshima recuerda a las miles de víctimas de la bomba atómica
» Diccionario de "El Mundo" (España)
» Hiroshima conmemora el 60° aniversario del lanzamiento de la bomba atómica
» Lanzamos la bomba atómica... ¿y qué? Eliades Acosta Matos
» Lucha cotidiana por la salud
» Hiroshima: 60 años después de la bomba BBC
» Sesenta años de una atrocidad Diario Hoy (Ecuador)
» Hiroshima: por un mundo libre de armas nucleares
ENLACES: 

- Red Voltaire

Mujer

Las violaciones en República Dominicana Koldo

DICEN QUE.....

Entre los historiadores occidentales, particularmente los estadounidenses, está difundida la opinión de que «las bombas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial».
Según cálculos de los Estados Mayores norteamericanos, para garantizar la cobertura de los desembarcos en islas niponas hacía falta arrojar nueve bombas atómicas, como mínimo. Pero según se supo más tarde, después de destruidas ya Hiroshima y Nagasaki, EEUU no tenía más bombas atómicas disponibles y su fabricación llevaría mucho tiempo.

Destellos de la «Guerra Fría» sobre Hiroshima
No fue la bomba atómica lanzada sobre Japón lo que hizo finalizar la Segunda Guerra Mundial

Por Ria Novosti, Anatoly Koshkin | Moscú (Rusia) | Agencia IPI

Ecología /M. Ambiente

Elogio de la ecología MarceL Claude

El Relámpago del Catatumbo es el principal regenerador de la capa de ozono

Ballenas como patrimonio mundial v/s Japón Antonia Fortt

100% verdes. Un pueblo en Alemania utiliza sólo energía ecológica

ECONOMÍA

La dictadura del hambre Marwaan Macan-Markar

CULTURA/COMUNICACIÓN

Cienfuegos y un patrimonio mundial Dalia Acosta

Chunyaxché, edificaciones mayas olvidadas Roberto Correa Wilson

Literatos de Centroamérica proponen ente de concertación

Reseña: "La impunidad imperial", de Roberto Montoya Una denuncia documentada y rigurosa de la violación norteamericana de los derechos humanos más elementales Felipe Sahagún

Un politólogo izquierdista pragmático Guillermo Rodríguez Rivera

Reunirá más de 14 países festival de cine infantil en México

Wifredo Lam: El más universal de los pintores cubanos (Final) Eladio Rivadulla Martínez

La integración latinoamericana y la sociedad de la información Ernesto Vera

¿Es posible una sociedad de la información? Enrique González-Manet

Otra vez, descubridores Luis Toledo Sande

CIENCIAS

Los árboles de la Luna

NUEVAS TECNOLOGÍAS

Wikipedia celebra su primer congreso internacional La enciclopedia interactiva Wikipedia, celebra su primer congreso internacional en un evento llamado Wikimanía 2005, que se celebra en Fráncfort, Alemania

OPINIÓN

DOCUMENTOS

 

ENTREVISTA 

Entrevista con Vidal Acevedo, integrante de SERPAJ Paraguay
Paraguay: Desembarcan 500 soldados de EE.UU
Radio Mundo Real

DOSSIER 

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Nota para los amigos que me escriben:

1. Vale, te suspendo el envío hasta que regreses de vacaciones. Ojalá todos los colegas lo hicieran igual, así no me serían devueltos tantos envío porque el buzón "está lleno". 

Bloque Emergente de Poder

CubaRebelión  Voltaire

Noticias

Convocan a Quinto Período Ordinario de Sesiones de la Sexta Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular Para el día 1ro. de septiembre del año en curso, a las 10:00 a.m., en el Palacio de las Convenciones, a los efectos de celebrar el Quinto Período Ordinario de Sesiones de la Sexta Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular

Opiniones

Venezuela Rebelión Voltaire

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CNE: Instaladas 46% de mesas electorales en todo el país El presidente del ente comicial, Jorge Rodríguez, aseguró que antes de que finalice la noche de hoy se contará con el 100% de las mesas instaladas.

Opiniones

Noticias con audio

Informativo Radio Venezuela

Grandes Bloques de Poder

China  Voltaire

Noticias

Poco progreso en día 11 de conversaciones a seis bandas, Hill El jefe negociador de Estados Unidos en la cuarta ronda de conversaciones a seis bandas, Christopher Hill, dijo aquí esta noche que las negociaciones de hoy, el decimoprimer día de la actual ronda, fueron "un proceso muy difícil" con "poco progreso".

Opiniones

EE.UU. Rebelión  Voltaire

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La crueldad de una política Carlos F. Lazo

 

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Rusia Voltaire

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UNIÓN EUROPEA

España Rebelión  Voltaire

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Fdez. de la Vega: "Ante hechos como los de Roquetas, tolerancia cero"

La crónica a las puertas del juzgado

Los intoxicados por el pollo precocinado alcanzan ya los 1.208

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OTRAS NOTICIAS 

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El Artículo de Hoy:

 La memoria de los Hibakushas
Sesenta años después del holocausto nuclear, los sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki no cesan la denuncia
Nyliam Vázquez García

"‘¡Agua! ¡Denme agua!’... Todos clamaban por agua con sus carnes expuestas, supurantes, despellejadas y con la piel colgando de las yemas de los dedos”, recuerda Miyoko Matsubara, una de las sobrevivientes de la bomba atómica lanzada por Estados Unidos sobre Hiroshima, hace seis décadas.

Kanji Yamasaki, quien entonces tenía 17 años, fue lanzado al suelo por la explosión y sufrió más de 70 lesiones graves en su cuerpo. Él asegura no poder olvidar aquellos cuatro o cinco cadáveres carbonizados, con sus negras manos estiradas hacia un tanque de agua.

Quienes todavía respiraban después de que la brillantísima llamarada y el rugido ensordecedor los dejara sin conciencia, solo clamaban por la frescura del líquido. No podían explicar de dónde venía tanto dolor, por qué casi todos estaban muertos, qué extraño maleficio había arrasado con todo lo conocido en solo unos segundos, ni mucho menos que 60 años después, el mundo los conocería como hibakushas (sobrevivientes de la radiación nuclear).

Hasta el día del holocausto atómico, 200 000 personas habían sido asesinadas por las bombas incendiarias de alto poder que EE.UU. lanzaba diariamente contra el archipiélago nipón. Abrumados por los sufrimientos diarios y conscientes de la proximidad de la derrota de su ejército, los japoneses no podían siquiera suponer la magnitud de la nueva matanza.

El sufrimiento de las víctimas japonesas de la radiación nuclear fluye en sus relatos. A estas alturas los Estados Unidos, además de no disculparse, ultraja la memoria de los más de 100 000 muertos instantáneos, cuando continúan las investigaciones para crear minibombas nucleares. Los 267 000 hibakushas que aún quedan vivos, lo hacen con la esperanza de que la humanidad opte por detener su autodestrucción.

LOS PRIMEROS ROSTROS DEL HORROR

A las 8:15 de la mañana fue lanzada la primera bomba sobre Hiroshima. Portadora de uranio 235, “Little Boy” —Pequeño Niño—, tenía una capacidad destructiva de 12 500 toneladas de TNT, y explotó a una altura de 580 metros sobre el centro de la ciudad japonesa. Lo peor es que en ese minuto no estaba claro —ni siquiera para los científicos que la diseñaron— el alcance o los efectos a corto, mediano y largo plazos del nuevo “juguete” puesto en manos del gobierno norteamericano. Antes de ese día, solo se había hecho una prueba en el desierto de Nuevo México, el 16 de julio, tres años después que se iniciaran las investigaciones del Proyecto Manhattan.

La temperatura sobre la superficie de la tierra debajo del punto de la explosión alcanzó los 3 000 grados. Todo en un radio de cuatro kilómetros comenzó a arder. Una hora después se inició una pertinaz lluvia radiactiva. El líquido, negro y espeso, no impidió la expansión del fuego.

La señora Watanabe describe con sencillez las marcas invisibles del momento: “Nunca he olvidado cuánto calor hacía aquel día”. Cuenta que, luego de salir de la inconciencia tras la explosión, solo pensó en su madre…

“Su pelo era un enredo; sus labios estaban resquebrajados y sangraba de la cabeza; ella estaba de pie allí como una criatura no terrenal. Entonces vi a mi hermano más joven, que se tambaleaba con su kimono de algodón blanco empapado con sangre”.

Rememorar la devuelve al olor de la carne quemada, al humo gris que lo cubrió todo, a esos rostros de la muerte que pueblan su memoria.

“También recuerdo la vista de una mujer que estaba muerta en una casa por la ribera del río. Un pedazo de vidrio expulsado por la explosión pasó a través su cuello, debe de haber cortado la arteria. La sangre se esparció alrededor de ella, que había estado amamantando a su bebé. Él todavía estaba absorto chupando el pecho”.

Otros ni siquiera tuvieron conciencia de los detalles. Hideo Arakawa, sobreviviente de la bomba lanzada en Nagasaki, aseveró: “No recuerdo haber visto ninguna luz ni haber escuchado estruendo alguno. Solo sé que abrí los ojos y mis compañeros estaban muertos”.

El relato de Miyoko Matsubara, estudiante de secundaria básica, no es menos trágico: “Me puse de pie, desconcertada. Miré mis manos, estaban quemadas e hinchadas tres veces su tamaño. Todo lo que quedaba de mi chaqueta era la parte superior alrededor de mi pecho. Yo misma la había teñido, me tomó un día entero. Mis pantalones de trabajo habían desaparecido, quedando solo el cinturón y unos parches de tela. La única vestimenta que tenía era la ropa interior blanca, sucia.

“Comprendí que se habían quemado mi cara, manos y piernas, y se habían hinchado con la piel pelada, que colgaba en tiras; estaba sangrando y algunas áreas se habían puesto amarillas”.

“Yo estaba sintiendo un calor intolerable, por lo que bajé al río. Había muchas personas en el agua, gritando por ayuda. Los innumerables cuerpos muertos eran llevados lejos por el agua, algunos flotando, otros hundiéndose. Algunos cuerpos habían sido mal heridos, y sus intestinos estaban expuestos, tal vez habían sido arrojados por el viento de la explosión contra algo en el puente. Era una vista espantosa. Aun así tenía que sumergirme en el agua para salvarme del calor que me chamuscaba”.

EL LLANTO DE YURIKO

Aquella primera generación de hibakushas vio nacer a muchos de sus hijos deformes, y en otros casos, aparentemente normales. Tal es la historia que cuenta, cerca de los 90 años, Kunizo Hatanaka.

Soldado del Ejército Imperial nipón, el 6 de agosto se encontraba movilizado en otra región del país. En su casa de Hiroshima, muy cerca de donde hoy se erige el Parque Memorial de la Paz, lo esperaba su esposa, con ocho semanas de embarazo.

La explosión la sorprendió descansando en una choza cercana a su puesto de trabajo. Salió desconcertada a la calle, donde los vidrios de una cabina telefónica se incrustaron en su cabeza y su cuerpo, haciéndole perder el conocimiento. Fue evacuada hacia su ciudad natal, a cientos de kilómetros de la urbe bombardeada. 

“El 14 de febrero de 1946, mi esposa dio a luz a mi hija Yuriko. Cuando ella nació parecía un bebé normal. Aunque era un poco más pequeña que otros bebés, parecía estar bien. Cuando creció, empezó a mostrar algunas señales de ser diferente de otros bebés. Incluso a la edad de un año ella no podía gatear o caminar. A los seis, cuando los niños ordinarios entran en la escuela elemental, Yuriko no podía ir, pues no estaba en condiciones de valerse por sí misma. Pasaba todo el día en casa, viendo libros y comiendo dulces. También lloraba”.

En 1952, siete años después de la explosión, un equipo de especialistas le diagnosticó microcefalia a la pequeña. La enfermedad, que provoca retraso mental severo, afectó además a otros 48 bebés de la ciudad, cuyas madres fueron sorprendidas por el bombardeo atómico cuando tenían entre ocho y 25 semanas de gestación. Es justamente en ese período cuando los cerebros de los pequeños fetos son más sensibles a las radiaciones.

La esposa de Kunizo Hatanaka nunca pudo superar el dolor por el llanto de su hija. Debilitada y enferma, murió de un cáncer óseo sin entender las razones que robaron la felicidad a su hija. En las casas de otras muchas familias, también destrozadas, se sigue oyendo el llanto de Yuriko.

LAS VOCES DE LA DENUNCIA...

A pesar de que no han dejado de luchar por aquellos que murieron, por ellos y por sus hijos que también han sido dañados, cada vez más seres humanos en el mundo se suman a la larga lista de víctimas de la radiación. Paradójicamente, ahora es posible hablar de hibakushas ex yugoslavos, afganos e iraquíes, gracias a las guerras emprendidas por el imperio en la última década.

Con sus 73 años, Miyoko Matsubara, es una de las voces más firmes de la denuncia.

De los 250 alumnos del grupo de secundaria de Miyoko, ella fue una de los 50 sobrevivientes. Quemada, mutilada y arrastrando el estigma social de ser una hibakusha, se negó a detener su vida.

“Aunque había padecido la bomba atómica no pensé en detener mis actividades, estudié con mucho empeño. Las horribles quemaduras en mi cara me impidieron encontrar un trabajo después de la graduación. Tenía que superar el dolor de ser tratada como un proscrito por nuestra sociedad. Nadie se sentaría a mi lado o se casaría conmigo debido al miedo a la radiación.

“En marzo de 1962 fui escogida como representante de Hiroshima para presentar en persona un mensaje de los sobrevivientes ante las Naciones Unidas, y a la 18ª Conferencia de Desarme en Ginebra. En el camino a Nueva York y Ginebra visitamos 14 países en cinco meses, incluyendo Bélgica, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania Occidental y Oriental, y la Unión Soviética. Por todas partes abogamos por la prohibición de las pruebas nucleares”.

Portavoz de vanguardia de los suyos, la señora Matsubara transmite su experiencia a más de 200 000 estudiantes de escuelas secundarias y de la Universidad local, y al millón y medio de personas que visitan el Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima cada año. Otros hibakushas le acompañan en el empeño. La inscripción en el cenotafio que recuerda a las víctimas, resume sus esencias: “Permite a todas las almas que aquí descansen en paz; porque nosotros no repetiremos el mal”.