Pedro Campos |
La
forma genérica de la producción socialista es la Autogestión
Empresarial Obrera
Pedro Campos Santos.
La Autogestión Obrera, es
la forma característica del nuevo régimen de producción,
surgido en las cooperativas. Autogestión Empresarial Obrera y
Autogestión Administrativa Capitalista. La NEP, el Capitalismo
de Estado y el cooperativismo. El socialismo se fortalece
haciendo avanzar la autogestión obrera. El concepto de
desarrollo económico en el socialismo. Las nuevas formas de
propiedad socialista y su desarrollo. Otras formas de propiedad
y producción presentes en el socialismo. La Autogestión deberá
aplicarse también a toda la vida social. Otros significados de
la autogestión. Algunos temores.
El sistema capitalista organiza la producción en base a la
explotación del trabajo asalariado. El dueño aporta capital y
el trabajador la mercancía fuerza de trabajo. En la mercancía
creada por esa unión, surge la plusvalía, el excedente, del
cual se apropia el capitalista.
Para eliminar esa forma de explotación, en el seno del
capitalismo los trabajadores formaron las cooperativas, donde
apareció una nueva forma de organización de la cooperación,
distinta al trabajo asalariado, caracterizada porque los propios
trabajadores asociados, dueños colectivos de sus medios de
producción, auto explotaban su fuerza de trabajo; administraban
democráticamente su gestión productiva y; controlaban y
distribuían el excedente.
Marx descubrió también la nueva forma de producción
socialista
Carlos Marx no sólo descubrió la plusvalía y la ley general
del desarrollo de la historia humana, también conocida como ley
de la correspondencia entre las fuerzas productivas y las
relaciones de producción, sino que reveló, cómo del propio
seno del capitalismo, en las cooperativas, había surgido esa
nueva forma de producción, característica -genérica- del
nuevo régimen, llamado a sustituir la explotación capitalistas
del trabajo asalariado.
"… Las fábricas cooperativas de los obreros mismos...
demuestran cómo al llegar a
una determinada fase de desarrollo de las fuerzas materiales
productivas y de
formas sociales de producción adecuadas a ellas, del seno de un
régimen de
producción surge y se desarrolla naturalmente otro nuevo."
C. Marx. (1)
"…. el decreto mas importante de cuantos dictó la Comuna
dispuso una organización para la gran industria e incluso para
la manufactura, que no se basaba solo en la asociación de
obreros dentro de cada fábrica, sino que debía también
unificar a todas estas asociaciones en una gran Unión; en
resumen, en una organización que, como Marx dice muy bien en la
Guerra Civil, forzosamente habría conducido en última
instancia al comunismo,..." F.Engels (2)
Marx, y Engels, en éstas y en otras muchas referencias al
cooperativismo, no dejaron lugar a dudas de que el sistema de
trabajo, que caracteriza a las cooperativas surgidas de las
propias entrañas del capitalismo -el trabajo autogestionado
democráticamente de los propietarios colectivos asociados,
quienes controlan el excedente, y organización que debía
extenderse socialmente- era el llamado a sustituir el régimen
de trabajo asalariado del Capitalismo y, es por tanto, el que
corresponde a la forma de la organización del trabajo en la
nueva sociedad socialista.
Ese nuevo, sistema de trabajo, la Autogestión Empresarial
Obrera y Social (AEOS), es pues el nuevo régimen que
caracteriza la producción socialista, como el trabaja
asalariado tipifica al capitalismo.
En las cooperativas no se devenga salario, el cual esconde la
explotación capitalista, sino que empieza a aplicarse por
primera vez a escala individual y cada vez más precisa, el pago
según el trabajo, y esto puede ser así debido al estricto
control de costos y gastos que, en función de sus propios
intereses, realiza directamente el colectivo de trabajadores,
puesto que de ello depende el buen desenvolvimiento de la
empresa o la cooperativa pues, mientras más rentable, más y
mejores niveles de vida ofrece a sus trabajadores, que no
siempre vienen recompensados en forma de dinero.
A propósito, en la Crítica al Programa de Gotha Marx explica:
"… el derecho igual sigue siendo aquí, en principio, el
derecho burgués, -de cada cual según su capacidad, a cada cual
según su trabajo- aunque ahora el principio y la práctica ya
no se tiran de los pelos, mientras que en el régimen de
intercambio de mercancías, el intercambio de equivalentes no se
da más que como término medio, y no en los casos
individuales" (3)
No serán, pues, las decisiones voluntarias de los hombres, sino
la extensión paulatina a toda la sociedad del sistema de
trabajo autogestionario empresarial obrero, la que irá
determinando la ampliación del beneficio, más allá del dinero
devengado por trabajo, lo que a su vez llevará a la gradual
modificación de las funciones del dinero y su valor, y a
cambios en la ley del valor, en como las demás categorías de
la economía mercantil, incluido el mercado; en un proceso
paulatino, donde el intercambio de mercancías irá cediendo
terreno al intercambio de equivalentes, en la medida en que
"el principio y la práctica ya no se tiran de los
pelos".
Este será un proceso lento complicado y prolongado que no es
otro que el período de tránsito socialista. Marx lo describió
así: "Entre la sociedad capitalista y la sociedad
comunista media el período de transformación revolucionaria de
la primera en la segunda. A este período corresponde….la
dictadura revolucionaria del proletariado." (4)
Lenin lo abordó de esta manera: "Pero para lograr que, a
través de la NEP, el conjunto de la población tome parte en
las cooperativas, es necesaria toda una época histórica. Será
una época histórica particular, pero sin pasar por ella….no
podremos alcanzar nuestro objetivo..." (5)
Entre las transformaciones revolucionarias a las que Marx se
refiere, de una sociedad a la otra, las más importantes son las
que se realizan en la base económica, en las relaciones de
producción, las cuales Lenin precisa aquí para su aplicación
práctica. Las "transformaciones económicas
socialistas", no son otra cosa que la progresiva extensión
de la Autogestión Empresarial Obrera a toda la actividad económica
de la sociedad.
Autogestión Empresarial Obrera y Autogestión Administrativa
Capitalista, son conceptos distintos.
Algunas empresas capitalistas modernas también utilizan,
parcialmente, el sistema autogestionado surgido en las
cooperativas, para buscar un mayor comprometimiento de los
trabajadores en la solución de los problemas empresariales,
pero constreñido a la forma de la gestión administrativa, y
excluyendo, como norma, a los trabajadores del control de la
propiedad y, desde luego, del excedente, dos principios del
cooperativismo.
En esas empresas se mantiene el régimen de trabajo asalariado
aunque se pagan primas y horas extras, según la labor
realizada, de acuerdo con el derecho burgués de distribución
vigente y, sólo algunas empresas les posibilitan participación
limitada a los trabajadores, -especialmente a los empleados
administrativos y altamente cualificados, o cuellos blancos- en
las acciones y, por esa vía, en el excedente.
Las modernas empresas capitalistas que utilizan la autogestión
administrativa, como forma de organización superior de la
producción, están demostrando la natural e inevitable
tendencia del sistema capitalista a brindar una mayor
participación a los trabajadores en la gestión empresarial,
como vía más segura para garantizar la subsistencia del
sistema capitalista.
La propensión del capitalismo a la autogestión, fue
identificada por Marx, en el Capítulo XXVII del III Tomo de El
Capital, El papel de el crédito en la producción capitalista,
al analizar las sociedades anónimas, cuando señala: "En
las sociedades anónimas…..Este resultado del máximo
desarrollo de la producción capitalista constituye una fase
necesaria de transición hacia la reversión del capital a
propiedad de los productores, pero ya no como propiedad privada
de productores aislados, sino como propiedad de los productores
asociados, como propiedad directa de la sociedad. … Y es, de
otra parte, una fase de transición hacia la transformación de
todas las funciones del proceso de reproducción aún
relacionadas hasta aquí con la propiedad del capital en simples
funciones de los productores asociados, en funciones sociales.
.. Esto equivale a la supresión del régimen de producción
capitalista dentro del propio régimen de producción
capitalista y, por tanto, a una contradicción que se anula a sí
misma y aparece "prima facie" como simple fase de
transición hacia una nueva forma de producción..." (6)
El desarrollo de la autogestión administrativa por el propio
capitalismo, que empieza circunscrito a la gestión y se
extiende luego limitadamente a la propiedad, en la medida en que
brinda participación a los trabajadores en las acciones, y a
través de éstas, al excedente, es la muestra más fehaciente
de que, el avance progresivo de la autogestión administrativa
hasta incluir además de la gestión, también y en forma
integra la propiedad y el excedente, es el camino de la solución
de las contradicciones del sistema capitalista: la Autogestión
Empresarial Obrera.
Pero el control completo de la propiedad y el excedente, por
parte de los trabajadores, el paso más revolucionario en esa
dirección, sólo es posible con la revolución social que
realice la expropiación a los expropiadores y extienda, en
proceso prolongado y complejo, el nuevo régimen de la Autogestión
Empresarial Obrera a toda la sociedad.
La NEP, el Capitalismo de Estado y el cooperativismo
El proceso que debe conducir al control de los trabajadores
sobre la gestión, la propiedad y el excedente, fue el que
intentó en Rusia Lenin, cuando pretendió rectificar el camino
de la NEP (Nueva Política Económica), que él mismo había
impulsado a partir de 1921, pero siempre con un sentido de
provisionalidad, como variante para salir del desastre en que
fue sumida Rusia por la guerra impuesta por 14 potencias
imperialistas, la contrarrevolución y la política económica
del comunismo de guerra, que arruinaron el campo y la industria.
El Capitalismo de Estado, aplicado con la NEP tenía la intención
de reactivar la economía mediante la liberalización del
mercado y la producción agrícola e industrial, y favorecer la
creación de empresas. Para lograrlo, las pequeñas y medianas
fueron privatizadas y el Estado siguió siendo el propietario de
los medios de producción en las ramas que se consideraron de
interés nacional como el transporte y la industria pesada. Las
finanzas y el comercio exterior se mantuvieron centralizados. El
uso del dinero, que había sido sustituido por un sistema de
trueques y cuotas en especies, fue restablecido. En las empresas
del Estado, se estableció el trabajo asalariado como forma de
organización de la producción, en manera parecida al
capitalismo.
En 1923, en su trascendental artículo "Sobre la Cooperación"
Lenin señala: " Al pasar a la NEP nos excedimos, pero no
porque dimos demasiada preeminencia al principio de la industria
y el comercio libres, sino porque olvidamos la importancia de la
cooperación, no la valoramos como corresponde, dejamos de
pensar en su enorme significación…
Ahora debemos comprender, para obrar en consecuencia, que el régimen
social al que hoy debemos prestar un apoyo extraordinario es al
régimen cooperativo…
Ahora bien, el régimen de cooperativitas cultos, cuando existe
la propiedad social sobre los medios de producción, y cuando el
proletariado ha triunfado como clase sobre la burguesía, es el
régimen socialista…Ahora tenemos el derecho de afirmar que
para nosotros, el simple desarrollo de la cooperación se
identifica…con el desarrollo del socialismo y al mismo tiempo
nos vemos obligados a reconocer que se ha producido un cambio
radical en todos nuestros puntos de vista sobre el
socialismo" (7)
El Jefe de la Revolución de Octubre se percató dos años después
de iniciada la NEP, que no se le habían prestado la atención
necesaria al régimen cooperativo, cuyo desarrollo y extensión
"se identifica con el desarrollo del socialismo" y sin
el cual no se podría alcanzar el objetivo de construir la nueva
sociedad. La comprensión de que ese era el camino y no otro, lo
llevó a reconocer que esto implicaba un "cambio radical en
todos nuestros puntos de vista sobre el socialismo".
Poco después de dictar, ya no podría escribir, en enero de
1923, este documento histórico "Sobre la Cooperación",
el último de carácter teórico sobre la construcción
socialista, Lenin quedó definitivamente incapacitado para poder
seguir ejerciendo la dirección del Partido y el gobierno rusos,
y moría un año después.
Rusia no siguió este camino indicado por Lenin. Resultado de no
haber extendido el sistema cooperativo, la autogestión
empresarial obrera, en Rusia se fortaleció el Capitalismo de
Estado en base al régimen salarial, que fue concebido
inicialmente como transitorio y que, por demás se expandió
también, a las empresas agrícolas estatales. En el seno del
Partido Comunista se sucedieron históricas discusiones sobre el
rumbo a seguir, pero terminaron cruentamente.
Después de la muerte de Lenin, la cooperativización, que debió
transcurrir como un proceso progresivo estimulado y apoyado por
el nuevo Estado revolucionario, fue en cambio forzada en el
campo para los pequeños productores solamente y no se desarrolló
en la industria ni en los servicios. Esto provocó un aumento de
la centralización de la propiedad y de las decisiones en el
Estado, hasta que la NEP misma fue derogada y sustituida por los
planes quinquenales en 1928, los cuales partían de la más
absoluta centralización y el control estatal central, lo que
vino a ser una especie de santificación de una variante del
capitalismo de Estado como "sistema de producción en el
socialismo".
Aquella sociedad, en lugar de avanzar hacia la nueva forma de
producción autogestionada empresarial obrera, se estancó y
evolucionó a una forma distorsionada de la explotación
asalariada por el Estado. Fue así como el Capitalismo de
Estado, transfirió la esencia de su sistema asalariado característico
de la producción capitalista, al Socialismo de Estado, en que
se trastocó. Ahora, el excedente, en lugar de ser controlado
por los capitalistas, era controlado por el Estado, sin
participación real alguna por parte de los trabajadores mismos.
Esta deforme y nefasta herencia fue el origen de la dicotomía
entre el pueblo trabajador y el estado explotador, y la que
posibilitó la reversibilidad hacia el capitalismo de aquellos
procesos socialistas, lo cual tuvo como base, el hecho de que no
se consolidaron, extendieron ni, desde luego, llegaron a
predominar en la sociedad, las nuevas formas de organización de
la producción, basadas en la AEOS.
El socialismo se fortalece haciendo avanzar la autogestión
empresarial
Para avanzar hacia el socialismo, Lenin había establecido
claramente la necesidad objetiva de que todas las empresas
pasaran al régimen cooperativo, es decir a la autogestión
empresarial obrera. Esa hubiera sido la forma de realizar una
verdadera socialización de los medios de producción y
desarrollar el autocontrol de los trabajadores sobre el
excedente y sus condiciones materiales de producción y
existencia.
Esta es la esencia, en el orden interno, de la llamada revolución
permanente de Marx: el continuo avance de la forma socialista de
producción, a costa del capitalismo. Su violación por el
socialismo fracasado, demostró en la práctica, que el proceso
revolucionario sólo puede subsistir avanzando.
La experiencia del socialismo que no logró progresar hasta
hacer predominar el cooperativismo, la AEOS, demostró específicamente
también que es imposible avanzar en la nueva sociedad si no se
democratiza el control de ese excedente, dando participación más
directa en el mismo a los trabajadores y a los ciudadanos, a
través de la diversificación y ampliación de la socialización
de la propiedad y la apropiación, lo cual sólo es posible
realizar a través del nuevo régimen de la organización de la
producción.
El eventual papel obstruccionista del aparato burocrático que
en nombre de la Revolución Proletaria, puede obstaculizar el
avance socialista, así como las formas fundamentales de
evitarlo, fueron previstos también por los clásicos, en sus análisis
sobre la Comuna de París.
Sobre este particular, en su introducción de 1891 a la Guerra
Civil en Francia de Marx, Engels señala: "La Comuna tuvo
que reconocer desde el primer momento, que la clase
obrera,….tenía, de una parte, que barrer toda la vieja máquina
represiva utilizada hasta entonces contra ella, y de otra parte,
precaverse contra sus propios diputados y funcionarios, declarándolos
a todos, sin excepción, revocables en cualquier momento. ¿Cuáles
era las características del Estado hasta entonces?….a la
larga estos órganos, a la cabeza de los cuales figuraba el
poder estatal, persiguiendo sus propios intereses específicos,
se convirtieron de servidores de la sociedad en señores de
ella"
La forma, sigue Engels, en que la Comuna "amputó"
esos lados peores del Estado, fue: "En primer lugar cubrió
todos los cargos administrativos, judiciales y de enseñanza por
elección, mediante sufragio universal, concediendo a los
electores el derecho a revocar en todo momento a sus elegidos.
En segundo lugar todos los funcionarios, altos y bajos, estaban
retribuidos como los demás trabajadores…..Con este sistema se
ponía una barrera eficaz al arribismo y a la caza de
cargos…." (8)
Ciertamente, el socialismo "real" se caracterizó por
la ausencia de esos antídotos antiburocráticos: Los dirigentes
estatales se añejaban en los cargos y estos significaban muchas
prebendas.. Los fallos en los mecanismos democráticos del
gobierno de los trabajadores, posibilitaron la existencia de
funcionarios en el Estado que, "de servidores de la
sociedad se convirtieron en señores de ella". De manera
que, una garantía para el avance del proceso socialista, es el
establecimiento de mecanismos que impidan el control de tales
personas sobre el aparato burocrático, transitorio, pero
inevitablemente necesario por un buen tiempo.
El concepto de desarrollo económico en el socialismo
Una de las más significativas experiencias del socialismo
estatal centralizado, fue que el desarrollo económico del
socialismo no radica en los avances que se logren en los
descubrimientos y aplicaciones de la técnica y la ciencia, en
altos niveles de producción, en las grandes inversiones en
macro empresas, en el aumento de los presupuestos estatales para
enfrentar al estilo paternalista del Estado de Bienestar, los
problemas sociales, etc., sino en el avance de las relaciones
socialistas, cooperativistas, autogestionarias en las unidades
de producción y empresas de todo tipo, que ya hayan alcanzado
un relativo desarrollo del capitalismo y concentren capitales de
nivel medio y superior.
Es claro que mientras mayor sea el nivel de desarrollo científico-técnico
del capitalismo, más aceleradamente se puede avanzar a las
relaciones socialistas de producción, pero esto no niega que a
partir de niveles inferiores de desarrollo capitalista, se pueda
progresar en la sociedad socialista -entendida esta no como un
reino de consumo o distribución, sino como una sociedad de
"cooperativistas cultos", más equitativa, humana,
solidaria, democrática y justa- que a la larga va a ser mucho más
productiva, eficiente, más justamente repartida, popularmente
apoyada y multidesarrollada que las actuales capitalistas de
alto desarrollo, pero de más altos contrastes en todos los órdenes.
El desarrolló de medios y técnicas per se, no significó ningún
avance objetivo del socialismo, pues aquellos grandes
rendimientos, y descubrimientos científicos y técnicos no
estaban en función de las nuevas relaciones de producción
cooperativistas, la AEOS, sino que partían de, y servían a
otros tipos de relaciones estatales y asalariadas, cuyos máximos
beneficiarios no fueron los trabajadores, sino los funcionarios
de los aparatos burocráticos que terminaron por pactar con el
capitalismo.
En consecuencia, de no salir de la etapa estatal primaria de la
Revolución socialista, y avanzar al cooperativismo extendido,
como pretendió Lenin en 1923, el progreso del nuevo régimen
social de producción, puede quedar estancado en el sistema
basado en la propiedad estatal, la centralización y el trabajo
asalariado, con todas sus consecuencias, incluida la
eventualidad de la reversibilidad del proceso socialista, como
quedó demostrado en Europa.
Una concepción desarrollista del "socialismo", que
confía el eventual avance socialista, no al progreso de la AEOS,
sino principalmente a la inversión de capitales extranjeros,
que continúa explotando el trabajo asalariado, solo tenderá al
fortalecimiento de las relaciones capitalistas de producción.
El desarrollismo capitalista, trasplantado a los intentos de
hacer avanzar una economía socialista, va acompañado de todos
sus vicios, especialmente la corrupción, el consumismo y el
despilfarro concomitantes, que tienden, especialmente, al abuso
de los recursos no renovables de la naturaleza y a la degradación
del medio ambiente. Ambos excesos, consecuencias del
mercantilismo propio del desarrollismo capitalista, pueden ser
neutralizados solamente por el uso racional de los recursos que
impone una concepción de desarrollo integral del ser humano en
armonía con la naturaleza, presente únicamente en la autogestión
social socialista.
Algunos teóricos de la izquierda han creído que el socialismo
es la búsqueda de soluciones a los múltiple problemas sociales
que aquejan a las mayorías desposeídas y desprotegidas, a
partir de la actuación benevolente del Estado, en una repartición
más equitativa de la renta nacional regenteada por éste, al
estilo del "Estado de Bienestar".
En general estas concepciones tienen que ver con la idea, de que
la solución a los problemas de fondo en la economía, se pueden
resolver con una "inteligente o correcta" distribución
del ingreso nacional, con un "mejor" manejo de la
dirección económica y las inversiones, o la buena voluntad y
la honradez de los dirigentes, los trabajadores y otros factores
éticos y morales por el estilo, correspondientes a la
superestructura. Estas ideas pierden de vista que tanto la
distribución como el consumo, están históricamente
determinados por las relaciones de producción.
C. Marx, en el Cap LI del Tomo III de El Capital, Relaciones de
distribución y relaciones de producción, señala: "…las
relaciones de distribución son esencialmente idénticas a estas
relaciones de producción, el reverso de ellas, pues ambas
presentan el mismo carácter histórico transitorio…..Las
llamadas relaciones de distribución responden, pues, a formas
históricamente determinadas y específicamente sociales del
proceso de producción, de las que brotan, y a las relaciones
que los hombres contraen entre sí en el proceso de reproducción
de su vida humana. El carácter histórico de estas relaciones
de distribución, es el carácter histórico de las relaciones
de producción, de las que aquellas solo expresan un
aspecto." (9)
Es materialmente imposible, por tanto, concebir una verdadera
distribución socialista, mientras las relaciones de producción
no lo sean también. Y ya vimos que las relaciones de producción
genéricas del socialismo no tienen que ver con el trabajo
asalariado, sino con las nacidas en el cooperativismo,
identificadas como la AEOS.
Las nuevas formas de propiedad socialista y su desarrollo
De acuerdo con el análisis de las experiencias socialistas
intentadas en Europa y especialmente la yugoslava y la cubana,
que han estado entre las que más se han acercado al
cooperativismo, las nuevas formas de la propiedad socialista, de
los colectivos de trabajadores, a funcionar bajo el sistema de
la AEOS, pueden resumirse en tres tipos principales: las
cooperativas tradicionales, las cooperativas socialistas y las
empresas cogestionadas, tanto para la agricultura, como para la
industria, los servicios y demás actividades del Estado. El
tema: las formas de propiedad en el Socialismo ya ha sido
abordado in extenso en otros trabajos (10).
Estas formas de propiedad socialistas deben verse en desarrollo,
de las inferiores a las superiores, en dependencia del nivel
alcanzado por las fuerzas productivas y según dicte la
conveniencia práctica.
Fue expresado por los clásicos y la práctica posterior lo ha
demostrado, que para desarrollarse plenamente, el sistema
cooperativo, la AEOS, es necesario el apoyo del Estado producto
de la Revolución, el cual debe ir inyectando y traspasando
medios y recursos bajo su control, provenientes de sus distintas
fuentes de ingresos, al nuevo sistema socialista, que debe ser
apoyado especialmente en forma crediticia, y aprovecharse de la
cooperación controlada con el capital extranjero.
El Estado, a sus distintos niveles, retendría la propiedad de
las empresas que considere de importancia estratégica o de
interés local del nivel correspondiente. El usufructo, la gestión
y todo lo demás estarían a cargo del colectivo de
trabajadores, que respondería ante el nivel comunal
correspondiente, de los planes, pedidos, y sus demás intereses.
Las instancias del gobierno, que atesoran la recaudación fiscal
irán a su vez invirtiendo en nuevas micro, medias y mega
empresas, según las necesidades y las posibilidades económicas,
así como del financiamiento que consiga del banco nacional y
las relaciones controladas (51-49) con el capital internacional
y según las regulaciones establecidas.
El papel del Banco Central, deberá acrecentarse, diversificarse
y expandirse para poder dar respuesta eficiente a las
solicitudes de crédito, conocer las posibilidades de su
realización y fiscalizar su ejecución.
Esta es la forma paulatina en que el aparato central del Estado
se irá, a su vez, transformando, pasando sus funciones
administrativas y de control de la producción a los colectivos
de trabajadores y de ciudadanos, y quedando cada vez más y
paulatinamente, solo para las cuestiones que vayan siendo
imprescindibles, como por ejemplo: defensa y seguridad,
relaciones internacionales, comercio exterior, orden interior,
finanzas, sistema jurídico, instituciones de planeamiento
social general, instituciones controladoras del medio ambiente y
otras que la necesidad práctica demande, imposibles de precisar
en un trabajo teórico.
Los tipos de propiedades de los colectivos de trabajadores podrían
unirse territorial o sectorialmente, en uniones de cooperativas
o uniones de empresas, en uniones de cooperativas y de empresas,
para formar empresas mayores, más potentes o integrales, según
convenga al desarrollo de la producción y sea decidido democráticamente
por sus trabajadores, hasta convertirse todo el sistema en una
gran unión de empresas autogestionadas.. La práctica irá
demandando lo más conveniente.
Igualmente, las cooperativas y empresas o sus uniones podrían
recibir inversiones extranjeras y cooperar con cualesquiera
otras de las formas de propiedad y producción existente, según
el interés compartido de sus trabajadores. No se debe temer a
ese intercambio, pues práctica y teóricamente se ha demostrado
la superioridad de la autogestión empresarial obrera, sobre el
trabajo asalariado.
Un cuerpo de leyes generales deberá regular todo el
funcionamiento de la AEOS y de estas formas genéricas de la
propiedad socialista, así como de las otras que todavía tienen
cabida en el Período de Transito Socialista.
Otras formas de propiedad y producción presentes en el
socialismo
Igualmente los clásicos advirtieron, y la práctica ha
demostrado, que las nuevas formas de propiedad y producción
socialistas autogestionadas, que deben tender a ser
predominantes en la nueva sociedad, no son las únicas en el
Socialismo, pues se trata de una sociedad de tránsito del
Capitalismo a la fase superior de la nueva formación económico-social
Comunista.
C,Marx. En la Crítica al Programa de Gotha, escrita cuatro años
después de la Comuna de París, hace ya más de un siglo y
cuarto, expuso: "De lo que aquí se trata no es de una
sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia base,
sino de una que acaba de salir precisamente de la sociedad
capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus
aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el
sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede…"
(11)
En consonancia, la AEOS no implica la eliminación automática
de otras formas pre-socialistas como la producción mercantil
simple, el cuentapropismo individual o familiar, ni otras que la
propia necesidad de la producción demande, ni tampoco la
inversión extrajera controlada. El socialismo incluye,
necesita, todo eso.
En particular, tal y como ha sido demostrado por las
experiencias socialistas intentadas y como ha evidenciado la
incapacidad del capitalismo desarrollado para acabar con la
producción mercantil simple, debe respetarse el trabajo por
cuenta propia que existe por necesidad natural y, que incluye la
propiedad individual o familiar; la cual, siendo privada, no
explota trabajo ajeno, no permite la reproducción ampliada, y
no deja de ser tampoco una forma socializada de la propiedad, en
tanto y cuanto significa la extensión y repartición de la
propiedad en el seno de la sociedad; en verdad, una forma de
socialización de la propiedad y la apropiación. Por su esencia
(auto explotación del trabajo del mismo dueño, con sus propios
medios de producción, y que controla a su vez el excedente), la
forma de producción del trabajo por cuenta propia, es también
autogestionaria. Su tendencia natural en el socialismo deberá
ser, a la creación de cooperativas y a su paulatina reducción.
La AEOS deberá aplicarse también a toda la vida social.
La AEOS, para triunfar definitivamente, debe no sólo extenderse
a todas las ramas de la economía y a todas las esferas de la
producción material, sino también a todo el resto de la vida
de la sociedad. Esto implica a toda la gestión productiva y
social del Estado a todos sus niveles, incluida la salud pública,
la educación, especialmente los centros de enseñanza superior
(la autonomía universitaria), y los servicios generales que
brindan las instituciones comunales. Esto se hace realidad a
través de los órganos de poder del pueblo que genera cada
proceso revolucionario, el cual debe controlar a sus niveles
correspondientes los recursos necesarios para su funcionamiento
autogestionado.
El verdadero poder descansa en la propiedad y en el control de
los recursos materiales y financieros. Para que el poder del
pueblo fuera firme, era necesario que la propiedad, los recursos
y las finanzas fueran controlados escalonadamente por los
distintos niveles de ese poder popular, la nación, la
provincia, la región, o la comunidad. Así la propiedad social,
se hubiera hecho, efectivamente, más socializada y hubiera
dotado de poder real a las instancias de gobierno a cada nivel,
las que a su vez hubiera debido controlar la recaudación de
impuestos y el manejo del presupuesto correspondiente a cada
nivel comunal.
Esta sería la forma de hacer que las comunidades administren y
gestionen recursos propios, para enfrentar sus necesidades de
todo tipo, no tengan que estar esperando asignaciones de
"arriba" de presupuestos o recursos que necesitan.
Igual, esto permitiría que las comunidades sientan más suyos
los parques, las calles, los establecimientos públicos, las
escuelas, los policlínicos, las áreas de esparcimiento, y demás
instituciones sociales y productivas que existan y ellos mismos
desarrollen, en un territorio dado.
El concepto de propiedad comunal a nivel de nación, provincia,
región o comunidad, daría sentido a la instancia de poder del
pueblo correspondiente, sería más consecuente con los fines de
la sociedad socialista y ayudaría a desmitificar la noción de
"propiedad del Estado" que tanto daño hizo al
"socialismo real".
F. Engesl, en carta a Bebel el 18-28 de marzo de 1875, le
escribre: "Habría que abandonar toda esa charlatanería
acerca del Estado, sobre todo después de la Comuna, que no era
ya un Estado en el verdadero sentido de la palabra. … Por eso
nosotros propondríamos decir siempre, en vez de la palabra
Estado, la palabra Comunidad (Gemeinwesen), una buena y antigua
palabra alemana que equivale a la palabra francesa Commune"
(12)
Otros significados de la autogestión. Algunos temores.
Un Estado basado en la Autogestión Empresarial Obrera y Social,
parece ser el único capaz satisfacer las expectativas
socialistas, a saber: la más amplia participación social y,
especialmente, de todos los trabajadores en las decisiones
importantes que tengan que ver con todos los aspectos de la
producción, la reproducción y la vida social; la integración
de los intereses de la sociedad, las regiones, los colectivos de
trabajadores, los trabajadores mismos y la naturaleza; el
desarrollo armónico y proporcional de ramas y regiones y; el
balance entre las satisfacción de las necesidades y la
acumulación socialista.
El ánimo de lucro individual, sólo se neutraliza en un medio
en el que predominen los intereses colectivos, tanto mediatos
como inmediatos. En un medio social colectivista, determinado
por el sistema cooperativo de producción y la autogestión
comunitaria, se darían las condiciones que permitirían forjar
el hombre nuevo, que soñara el Che y que debemos ir preparando
para el futuro. En su avance, el sistema de Estados cooperativos
a nivel internacional constituiría, en el futuro impredecible,
la sociedad Comunista.
La fuerza centrífuga (desintegradora) que pueda generar la
autogestión, el cooperativismo, a nivel empresarial, o
regional, se compensaría con la fuerza centrípeta
(integradora) que generaría la autogestión a nivel social en
todos sus escalones. Por eso hay que ver la autogestión -no
como un asunto de empresas cooperativas aisladas- sino como un
movimiento de toda la sociedad.
Para garantizar que la AEOS se encamine por los objetivos del
socialismo, y su funcionamiento no se preste a interpretaciones
contradictorias, sería necesario crear un cuerpo de leyes que
regule todo el funcionamientos de los distintos tipos de
cooperativas y empresas autogestionadas, sus uniones,
absorciones, niveles de cooperación con otros eslabones de la
economía y con el capital extranjero, sus relaciones con el
Estado y otros aspectos que sean necesarios.
El Socialismo que precisa planificación eficiente, pero solo la
necesaria a cada uno de los niveles, y poder producir sobre la
base de criterios generales y específicos de necesidades y
demandas, incluye todavía –necesita- de un mercado que, como
la mercancía, la ley del valor, la ley de la oferta y la
demanda y las demás categorías de la economía mercantil,
tenderán a desaparecer, pero no por la voluntad de los hombres,
sino como resultado de la extensión del trabajo cooperativo
autogestionario socialista, el desarrollo estructural y la
paulatina extinción de la división social del trabajo, las
clases y el Estado.
El mercado en el socialismo, el cual no debe confundirse con el
"socialismo de mercado" -concepto que trata de unir
elementos estáticamente inconciliables- tenderá naturalmente a
irse modificando por la propia dinámica de la economía
autogestionaria cooperativista, pero seguirá funcionando como
el dinero y otras categorías mercantiles -cada vez menos-,
debido también a la presencia del mercado externo y a la
necesaria competitividad que deberán tener los productos del
socialismo, mientras el mercado mundial no se transforme en
intercambio, con el advenimiento paulatino del socialismo
internacionalmente.
Ya en el socialismo
fracasado, que no por ello dejó de aportar importantes
experiencias, el CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica) había
establecido un sistema de trueque internacional, para compensar
el intercambio desigual y favorecer a los países menos
desarrollados, que tendía más al intercambio de equivalentes
que al de mercancías.
Una experiencia similar podría irse aplicando entre las
empresas autogestionadas socialistas, que por su naturaleza
obrera y colectivista deberán ser solidarias, -de lo que también
se encargarían los impuestos progresivos-. Tal adecuación podría
ir favoreciendo el desarrollo de las empresas mas atrasadas, a
través de intercambios compensados o uniones voluntarias de
empresas de distinto nivel de desarrollo científico-técnico,
para beneficiar a las menos desarrolladas, además de la concesión
de créditos, inversiones extranjeras y otras vías de recepción
de financiamiento. Como las empresas cogestionadas (entre la
comunidad y los trabajadores) mantienen la propiedad en la
comunidad, ésta debe tener capacidad para influir en esta
dirección.
Algunos revolucionarios rechazan la Autogestión Empresarial
Obrera y Social (AEOS), porque la consideran contrapuesta a un
Estado fuerte económica y militarmente, capaz de realizar la
acumulación socialista y llevar adelante la Defensa del País.
Nada más lejos de la verdad. Todo lo contrario.
Una economía estructurada sobre estas nuevas bases, debe
garantizar un aumento sostenido de la producción con máxima
eficiencia; -como no lo puede hacer el sistema estatal
asalariado, por la falta de estímulos, el burocratismo y la
corrupción que lo ha caracterizado-; aportar grandes sumas de
dinero y recursos a la recaudación fiscal para los planes
generales de desarrollo de la sociedad y su defensa; y legitimar
el respaldo popular real y efectivo de los trabajadores armados
en defensa de sus industrias, su tierra, y sus comunidades,
verdadera base de la defensa del proceso revolucionario. Ni más
ni menos que la concepción cubana de las Guerra de Todo el
Pueblo, las zonas de defensa y la Milicias de Tropas
Territoriales (MTT), pero, incluso, más acentuada y con bases más
sólidas.
El proceso revolucionario que no es capaz de garantizar su
defensa no sobrevive. El Concepto de Defensa Nacional, que
integra factores militares, económicos, políticos, diplomáticos
y sociales, falló en la URSS, a pesar de todos sus cohetes atómicos,
porque el pueblo no se sintió comprometido con la necesidad de
defender aquel Estado.
La paulatina extensión de la autogestión empresarial obrera y
social hasta hacerla predominar, lleva a la desaparición
progresiva de la contradicción Pueblo-Estado que segrega el
socialismo estatal; es la forma de hacer real el poder de los
trabajadores y de todo el pueblo y, por tanto, un tipo de estado
más fuerte, imposible de destruir; garantiza la
irreversibilidad del proceso socialista; y es la que puede abrir
al mundo la senda segura hacia el Comunismo.
* Pedro Campos Santos. Lic. en Historia, ex funcionario del
Servicio Exterior de Cuba. La Habana, agosto del 2006.
1) C. Marx. El Capital, T-III, Cap. XXVII. El Papel del Crédito
en la Producción Capitalista. Editorial de Ciencias Sociales.
La Habana 1973.
2) F. Engels. Introducción de 1891 a la Guerra Civil en
Francia, de C. Marx. C. Marx y F. Engels, OE en tres Tomos.
T-II. Editorial Progreso. Moscú 1973.
3) C. Marx. Crítica al Programa de Gotha, C. Marx y F. Engles,
O.E en tres tomos, T-III, Editorial Progreso, Moscú 1974.
4) Idem
5) V.I. Lenin. Sobre la Cooperación. T- XXXIII. O.C. Editora
Politica. La Habana.1964
6) C. Marx. Ibídem (1)
7) V.I. Lenin. Ibídem (5)
8) F. Engels.Ibídem (2)
9) C. Marx El Capital, Tomo III, Cap. LI, Relaciones de
distribución y relaciones de producción. Editorial de Ciencias
Sociales. La Habana 1973.
10) Formas genéricas de la propiedad socialista, tomado del
libro del autor, en preparación: "Urge a la Revolución
Cubana avanzar hacia la autogestión empresarial obrera y
social, para garantizar su continuidad histórica": La
Cooperativa ) Es la cooperativa tradicional, las primeras que
surgieron en el capitalismo, que puede considerarse inferior,
pues los medios de producción aportados son de propiedad
original de los trabajadores y generalmente de bajo de un bajo
nivel de desarrollo. Corresponde a pequeños campesinos unidos,
pequeñas empresas industriales o de servicios, más bien de
tipo artesanales. La Cooperativas Socialista. Aquí, la
propiedad sobre los medios de producción se otorgaría
directamente a los trabajadores en forma plena, por medio de un
crédito, la venta o la cesión por parte del Estado. Los
trabajadores determinarían autogestionadamente todo en la
empresa, a través de sus órganos democráticamente elegidos.
Esta forma de propiedad, generalmente ha sido referida a
empresas medias a pequeñas por su nivel de desarrollo, debiendo
quedar estatuido que son indivisibles e invendibles, y su fusión
o unión con otras empresas quedar sujeta a leyes. Empresa
Cogestionada (entre la Comunidad y el Colectivo de
Trabajadores). La propiedad se mantendría total o parcialmente
en la Comunidad (el nivel correspondiente, sea nación,
provincial, municipio o comunal), pero los trabajadores la
administran en base a los principios de la autogestión
empresarial obrera. Podrían llamarse Cooperativas de Tipo
Superior. Parecen las convenientes de aplicar a las empresas de
interés nacional o estratégico, con alto nivel tecnológico,
que demandan una enorme cantidad de recursos y personal
altamente especializado que solo puede ser aportado por el
presupuesto estatal o el capital extranjero. El carácter de
propiedad Comunal y en usufructo compartido con los
trabajadores, garantizaría que no haya eventuales
subestimaciones de los intereses generales de la nación o el
surgimiento de tendencias localistas, regionales o sectoriales
perjudiciales.
11) C.Marx. Ibídem (3)
12) F. Engels, carta a Bebel el 18-28 de marzo de 1875. C.Marx y
F.Engles. OE en tres tomos. Tomo III. Editorial Progreso, Moscú
1974
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