Félix Sautié

CRÓNICAS CUBANAS.
ACERCARNOS Y TENDER PUENTES.

Queridos lectores, unos de los problemas que más gravitan en las conciencias e incluso en el desenvolvimiento de la vida cotidiana de los cubanos de hoy es el abismo existencial e incluso geográfico que con los años se ha ido abriendo en nuestra sociedad local con motivo de la diáspora galopante que nos separa continuamente y que se ensancha día a día. La polarización negativa que se ha ido agudizando y emponzoñando cada vez más, ha creado conceptos esquematizados para explicarse las causas de este fenómeno tan doloroso para nuestra vida cotidiana y al cual como conocen los que habitualmente me leen me he ido refiriendo en muchas de mis crónicas que habitualmente envío a Publicaciones del Sur y que son regularmente publicadas en El Puerto Información. La explicación simplista de que la culpa de todo está afuera y en las leyes de otros países y que Cuba es solo víctima, ya no aguanta más porque los que se van se están marchando para cualquier parte, para allí donde la oportunidad se les presenta. Entonces, es que aquí hay algo que no les viene bien a las personas y a ese algo habría que buscarle sus causas adentro en vez de conformarnos con buscar la culpa afuera. Esto ya lo he dicho otras veces, pero en estos días recibí un libro con una dedicatoria de su autora, escrito desde Miami en los Estados Unidos, que es una cubana en toda la extensión de la palabra, que agudizó mis sentimientos al respecto. Alguien además excepcional porque es de esas personas que en la vida se crecen por encima de sus limitaciones y en ese proceso se hacen grandes de verdad. Este es el apasionante caso de María Cristina Herrera, que como bien dice su prologuista, el Padre José Conrado Rodríguez “no es minusválida sino superválida…ha sabido hacer fuerza de su debilidad y convertir lo que pudo ser una vida dependiente e inútil en una aventura de independencia excepcional y de utilidad para sí misma y para los demás.” El libro de que les hablo se titula “El vuelo de una Mariposa” publicado por Alexandria Library Incorporated (www.alexlib.com), en el que María Cristina narra como supo crecerse por encima de serias limitaciones físicas que le impedían hacer casi todo y haber acumulado un impresionante currículo académico en Cuba y en Estados Unidos de Filosofía, Ética y Educación. Los avatares de la vida y de nuestro proceso socio-político se llevaron desde joven a María Cristina para la diáspora y su crecimiento ante las dificultades y las angustias la convirtió en una luchadora incansable a favor del tendido de puentes entre cubanos y en contra de toda discriminación, lo que le ha concitado todo tipo de amores y de odios sobre su persona. Y ahí está el valor que quiero resaltar y la esperanza de que quiero hablarles en estos momentos tan importantes como los que vivimos en la Cuba contemporánea. El ejemplo de esta “superválida” se alza ante la conciencia de todos los cubanos de hoy y nos invita a dejar a un lado las diferencias que nada nos han resuelto y en cambio tender los puentes a través de los cuales tendríamos que transitar para asegurar que el futuro de nuestra nación sea de paz, amor, desarrollo y justicia. Ah y no se me puede olvidar: María Cristina es una católica convencida que ha sabido además dar testimonio de su fe, siempre poniéndola al servicio de ayudar a los demás. Ojalá ustedes pudieran leer su libro porque es un ejemplo que trasciende a lo cubano específicamente para dar testimonio de constancia y valor en lo universal de la vida de una mujer excepcional.