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Félix Sautié

 

El socialismo del siglo XXI en Cuba. Interrogantes y preocupaciones previas
00:05h. del Viernes, 13 de julio. 
fsautie@yahoo.com

Hace algunos días pude leer en La República un artículo del destacado intelectual marxista Heinz Dieterich, a quien le profeso una especial consideración y respecto, con el título “El Partido Comunista de Cuba aprueba una investigación sobre el Socialismo del Siglo XXI” en el cual expresaba sus consideraciones al respecto del tema y de sus relaciones en Cuba sobre el particular.

Pero, con independencia de que considero muy interesantes las cuestiones que Dieterich plantea en este trabajo con las que estoy muy de acuerdo en lo fundamental, quisiera explicitar mis criterios en relación con la pregunta central que hace: “¿Tendrá la vanguardia intelectual cubana la capacidad renovadora y el valor de evolucionar el Socialismo histórico hacia el Socialismo del Siglo XXI o permitirá que el paradigma del pasado liquide a su gran obra revolucionaria?”, así como con el planteamiento textual que expresa: “Sin embargo cuando aparecieron los nuevos enfoques teóricos del Socialismo del Siglo XXI, el poder dirigente del Estado no instrumentó la apertura necesaria hacia ellos. En consecuencia, la ‘intelligentsia’ siguió su dinámica inherente, de no moverse sin luz verde de la vanguardia política”.

Ambas consideraciones tienen que ver con la realidad en que vivimos internamente, las cuales -en mi criterio- no tienen otras justificaciones que el enquistamiento que procede de un creído único pensamiento válido sobre la forma de desenvolver el Socialismo en Cuba que, además de fracasado, se ha caracterizado por un triunfalismo que no tolera objeciones y repudia y trata de fulminar a cualquier interpretación o expresión distinta del pensamiento oficial al uso.

En estas circunstancias, yo plantearía otras preguntas imprescindiblemente previas a la que expresa Dieterich: ¿Habrá una verdadera apertura al Diálogo con participación de todos? ¿Serán solo los académicos quienes puedan opinar al respecto sin tener en cuenta los criterios de la población y muy especialmente de los trabajadores? ¿Habrá verdadera independencia del pensamiento oficial acuñado para expresarse sobre el tema con plena libertad de conciencia? Personalmente considero que habría que comenzar por aquí.

Desde un principio hubo un determinado y quizás nutrido proceso en la actividad intelectual marxista y de debate abierto que no se han podido mantener vigente en el tiempo. Baste solo señalar algunos cuantos ejemplos de nombres en mi modesta opinión, tales como Ernesto Che Guevara (posiblemente el más destacado de todos), seguido de Carlos Rafael Rodríguez, Alfredo Guevara, Blas Roca, Armando Hart, así como el desaparecido Grupo de Pensamiento Crítico y quizás algunos más que se me escapan pero que sería muy extenso para un único artículo. Basten estos como ejemplos importantes sin menospreciar a quines seguramente me faltan por citar.

De unos años a esta parte , principalmente durante el denominado Período Especial, el concepto de Plaza Sitiada, se ha llevado a al extremo de haber ahogado, con algunas honrosas excepciones, al pensamiento analítico, innovador, crítico y autocrítico que tanta falta hace a cualquier sociedad y cualquier sistema económico social por muy justo que pueda considerarse.

También en el plano partidario desde el V Congreso celebrado entre el 8 y el 10 de Octubre de 1997 no se ha vuelto a realizar ningún otro Congreso del Partido, deteniéndose en el tiempo el análisis congresional partidario sobre el desenvolvimiento del Socialismo lo cual ha resultado un indudable retraso en este sentido.

Es en esta realidad en la que hoy nos encontramos sin que todavía se haya entendido cabalmente la necesidad de un diálogo amplio de todos con todos, incluso, ni siquiera dentro de lo que pudiera considerarse como la vanguardia de la sociedad. En este orden de pensamiento, en relación con el tema del Socialismo del Siglo XXI solo se han planteado referencias puntuales en las informaciones de prensa cuando Chávez u otros líderes latinoamericanos han hablado algo al respecto, pero todo ha quedado en el concepto únicamente, lo cual pudiera sugerir desinfomativamente que Cuba está de lleno en ese proceso, o que la manera cubana de hacer el Socialismo no requiere de ningún nuevo criterio al respecto porque por aquí todo lo que se hace es ejemplar y único.

Por otra parte, cualquier planteamiento al respecto de estos temas o que simplemente sea distinto o no tenga que ver con el pensamiento oficial, han sido descalificados y/o desacreditados en el mejor de los casos. En mi opinión lo que sucede resulta ser un proceso en el que todos -en sentido general- hemos tenido responsabilidad alícuota concreta. Los intelectuales y académicos a que se refiere Deterich no han sido ninguna excepción al respecto.

En este sentido, tendría que decir que muchos se encierran dentro de sus espacios y sus cúpulas oficialistas negando a los demás cualquier tipo de participación o actuación al respecto. En tales circunstancias, cualquier estudio académico de la índole del que se señala podría correr la suerte de ser tan extendido en el tiempo que cuando presenten sus conclusiones ya no hagan falta para nada. Un amigo al que quiero mucho me decía que no hay mejor forma para no hacer nada que crear una comisión encargada.

En mi criterio, el Socialismo del Siglo XXI tendría que partir de un grupo de determinadas premisas y desintoxicaciones sociales previas, sin las cuales considero que sería muy difícil poder adelantar algo al respecto:

Hacer verdaderamente efectivas la libertad de conciencia y libertad de expresión para todos sin excepción de ningún tipo. Que verdaderamente impere el debate y el pensamiento sin repudios, ni compulsiones extemporáneas de fuerza.

Permitir el diálogo sin supremacías sacralizadas de forma de que solo se autoexcluyan los que se queden sin consenso y sin nada que plantear.

Priorizar la toma de opinión libre y nunca compulsada para nada, de los trabajadores y del pueblo en sentido general.

Quitar los excesivos controles que se mantienen sobre las creencias, los creyentes y el culto, procurando eliminar las discriminaciones que aún subsisten de forma latente al respecto en la sociedad cubana contemporánea.

Después podríamos hablar de un debate y de una adecuación así como del desarrollo fructífero del Socialismo del Siglo XXI y de un tránsito hacia sus nuevos paradigmas lo que considero de imprescindible necesidad para salvar a la Revolución Cubana de la posibilidad latente de su propia autodestrucción.