Félix Sautié |
Ética
Política, Cristiana y Revolucionaria.
Los
fundamentos paradigmáticos que sostienen el
desarrollo, enunciado así como la practica de una
moral y una ética cristianas e incluso
revolucionaria, por definirlas más específicamente
de acuerdo con las finalidades y objetivos que me
han animado a escribir esta serie de artículos para
POR ESTO, además de dar base para su conformación
conceptual y en definitiva su ejercitación
consecuente, constituyen un punto de partida que es
necesario dejar claramente explicitado a los efectos
de la conducta que nos interesa difundir como parte
de una política cristiana y revolucionara acorde
con las exigencias de un mundo polarizado que
se globaliza aceleradamente con un ritmo y una
impronta que nos tratan de imponer los grandes
intereses que hoy pujan para convertir a la
humanidad en un feudo dominado por la explotación,
el engaño y las escenografías de color rosa que
nos presentan con formas edulcoradas al consumismo
como la más eficiente alternativa del mundo de hoy.
Algo
ya he apuntado anteriormente, pero en definitiva
necesita de un mayor desarrollo conceptual por ser
de primera importancia para el desenvolvimiento de
este tema. La validación intersubjetiva de la ética
que propugno con mi ejercicio docente y con los artículos
que he estado publicando hasta el presente, es de
importancia decisiva para el trabajo con la
conciencia que se separa de los autoritarismos y las
imposiciones con que muchas veces se ha tratado de
construir un mundo nuevo en el medio en que me
desenvuelvo. En mi criterio, uno de los problemas más
complicados que ha adolecido la armadura moral y ética
del proceso revolucionario cubano, ha tenido mucho
que ver con las formas adoptadas para la educación
moral y ética del pueblo en general y muy
especialmente de las nuevas generaciones, pues estas
formas han estado caracterizadas por un
autoritarismo frío inundado por las certezas
absolutas incuestionables que se derivan de un
pensamiento oficial muchas veces sacralizado, que no
ha admitido ni admite objeciones ni mucho menos críticas
de ningún tipo. Esta moral y su ética
correspondiente han pasado a formar parte por la
fuerza de la autoridad de una única legitimidad
posible que a pesar de su temporalidad humana se
proclama sutilmente como lo trascendente que
le da validación indiscutible; y que además, se ha
intentado sembrar dentro de las personas sin tener
en cuenta su libre albedrío ni sus muy específicos
intereses de índole familiar, vocacional,
circunstancial desde el punto de vista de las
posibilidades económicas propias de cada cual
dentro de su medio y sus problemáticas específicas,
ni tampoco de sus creencias religiosas ni de su
formación cultural y humana en sentido general.
Todo lo cual ha traído como consecuencia una
aceptación formal impregnada por el miedo a perder
el estatus social e incluso en muchas ocasiones el
trabajo y/o la profesión misma, lo que constituye
una de las bases determinantes de la doble moral que
tanto preocupa en la actualidad. Este automatismo
con la moral y la ética, ha traído como
consecuencia en el de cursar de los años la
necesidad de desarrollar un verdadero rearme moral
de la Sociedad Cubana contemporánea en el que, ante
todo, se defina adecuadamente los principios éticos
que deberían dar una base sólida a este rearme que
principalmente debería desarrollarse dentro de las
conciencias de las personas a partir del más
estricto respeto a su libre albedrío, su libertad
de conciencia y sus derechos humanos básicos.
Otro
problema importante en este sentido es el referente
temporal de una ética que se basa en un pensamiento
solo de una persona o de un grupo de personas, que
como todo lo específicamente humano posee una dinámica
temporal que solo podría ser validada después de
haber hecho bien la obra de la vida al decir de José
Martí, cuando la muerte convierte en realmente
trascendente a lo que se piensa y/o se predica en el
devenir de la existencia que siempre se encontraría
ante la posibilidad objetiva y subjetiva de ser
cambiado por nuevos criterios o negado por actitudes
inconsecuentes entre lo que se dice y lo que se
hace. En consecuencia, el sello definitivo de un
paradigma trascendente, lo da la muerte como por
ejemplo, podríamos señalar en los casos de José
Martí, Félix Varela, Simón Bolívar, Benito Juárez,
Ernesto Che Guevara y Monseñor Oscar Arnulfo Romero
por tan solo mencionar algunas de las personalidades
que más han influido entre nosotros. Estas
insignes personalidades, con su paso por la vida
rumbo a la eternidad de que ahora disfrutan, se ha
logrado la validación definitiva del paradigma que
ellos en sí mismos constituyen.
En
este orden de pensamiento, quiero traer a la
consideración un extenso párrafo que plantea el
conocido teólogo Enrique Dussel, actualmente
asentado en México en su obra titulada “Ética
de la liberación en la edad de la globalización y
de la exclusión” Editorial Trotta Madrid,
1988, página 167, para posteriormente exponerles un
conjunto de consideraciones al respecto de su
contenido que habrán de llevarnos a comprender
mejor la necesidad de que la ética posea una
referencia trascendente: “La vida humana en su
dimensión racional sabe que su vida, como comunidad
de vivientes, queda asegurada con el concurso de
todos. La comunicación lingüística es una dimensión
esencial de la vida humana, y la argumentación
racional, una nueva <<astucia>> de la
vida. En este sentido la moral moderna ha aportado
un nuevo tratado conocido sólo parcialmente con
anterioridad: los procedimientos de la moral formal
para obtener validez intersubjetiva o las
condiciones para tener seriamente una pretensión de
validez o de universalidad. Si el aspecto de
contenido (o material) de la ética, que queda
determinado por el criterio de la verdad práctica
(universalidad intensiva), funda el principio
material de la ética, el aspecto formal de la
moral, en relación al criterio de validez, funda el
principio procedimental de universalidad (extensivo
o intersubjetivo) del consenso moral. Nuestra tesis
agrega además,….., que la verdad práctica del
contenido de la acción debe articularse
adecuadamente con la validez intersubjetiva
constituyendo, desde la
<<factibilidad>>concreta una unidad
compleja en la que cada aspecto determina el otro de
manera diversa y constituye lo que puede denominarse
norma, la acción de la praxis, las estructuras del
sujeto éticamente <<bueno>>. El bien
tiene al menos un componente material y otro
formal.”
En
consecuencia, ante lo expuesto por el eminente
profesor Dussel, con lo cual estoy plenamente de
acuerdo, quisiera exponerles a continuación algunas
consideraciones esenciales que me planteo al
respecto del tema en cuestión:
-Si
la vida humana es una existencia eminentemente
social, la moral y la ética humanas, en
consecuencia tienen un origen conceptual y una
proyección práctica eminentemente social.
-De
lo anterior podemos concluir, que nuestra ética
como praxis concreta de la moral que confesamos, ha
de ser una ética proyectada hacia el exterior,
hacia el prójimo, hacia la comunidad y hacia la
humanidad en sentido básico general.
- De aquí la
expresión de Dussel, en el sentido de que la
vida como comunidad de vivientes queda asegurada
con el concurso de todos, es el enunciado de
un compromiso y de una vocación social y
comunitaria, contraria al aislamiento, al egoísmo
y al escapismo. Si el concurso de todos es
la seguridad básica de la comunidad de
vivientes, entonces todos estamos obligados
desde el punto de vista moral y por principio
esencial de la vida, a volcar nuestro concurso
hacia el exterior.
- Luego nuestra
moral y nuestra ética, han de ser esencialmente
participativas y comunitaristas. Debo llamar la
atención sobre la cultura de los términos,
porque considero que tenemos que ser los
suficientemente responsables en nuestro
cultivo espiritual y cultural, como para manejar
los términos en sus acepciones adecuadas, por
lo que espero que no se confunda el término
comunitarismo con el término comunismo, y se
vaya desde esa deficiencia cultural a
confundirse este término con el concepto
comunismo específicamente en su acepción ideológica.
Comunitarismo es la acción solidaria y
participativa de las personas con la Comunidad
en que se encuentran enmarcadas, y con la
extensión en lo geográfico – epocal
adecuado. El Cristianismo es una concepción
comunitaria básica, y quiero recordar aquella
referencia que a ello se hace específicamente
en Hechos, 4, 32 al 34, la cual constituye en mi
opinión una de las más hermosas expresiones de
la Utopía paradigmática que constituye el
Reino de los Cielos predicado por Jesús de
Nazaret “La multitud de los creyentes tenía
un solo corazón y una sola alma. Nadie
consideraba sus bienes como propios, sino que
todo lo tenían ellos en común. Los apóstoles
daban testimonio de la resurrección del Señor
Jesús con gran poder. Y gozaban todos de gran
simpatía. No había entre ellos ningún
necesitado, porque todos los que poseían
campos o casas los vendían, traían el importe
de las ventas, y los ponían a los pies de los
apóstoles y se repartía a cada uno según su
necesidad.”
- Nuestra
dependencia existencial de lo social, requiere
de una comunicación codificada que nos permita
entender a los demás y hacernos entender por
parte de los demás y de aquí la razón de ser
de la frase de Dussel en el sentido de que “
La comunicación lingüística es una dimensión
esencial de la vida humana, y la argumentación
racional, una nueva <<astucia>> de
la vida.” , porque precisamente la lingüística
es nuestro nexo de unión con la realidad
familiar y comunitaria, la lingüística ha
creado códigos que nos permiten cifrar el
pensamiento para exteriorizar el mensaje de
forma que pueda ser descodificado por quienes se
encuentran a nuestro alrededor. Y de aquí saca
Dussel sus conceptos de lo que son la Moral
Formal y la Ética Formal, que expresa a
continuación de los párrafos que les cité al
principio como un desarrollo lógico de las
expresiones que contienen en si mismos cuyo
contenido esencial les parafraseo con las
siguientes palabras: Tenemos que la Moral Formal
y la Ética Formal, constituyen la descripción
cifrada en códigos de comunicación factibles
de ser descodificados por todos (lingüística),
de forma que se puedan describir el contenido
material de estos conceptos, además de hacer
posible la abstracción teológica, filosófica
y científica en sentido generalizado, que nos
permita trabajar en la conceptualización y
desarrollo del contenido de éstos términos.
Sé que todo
constituye una abstracción filosófico –
conceptual compleja; pero para trabajar con estos términos
tenemos que acostumbrarnos al manejo de estas
abstracciones.
En
relación con estas consideraciones derivadas del análisis
de los párrafos del profesor Dussel que les comento
nos encontramos con que CONTENIDO Y FORMA, son dos
categorías filosóficas esenciales, para todo
nuestro trabajo conceptual y sobre todo para el análisis
y comprensión del párrafo, lo que resulta básico
a los efectos del tema que estamos tratando. Cuando
Dussel habla de la Moral Formal le da una
importancia de peso, que debemos tener muy en cuenta
porque si bien el teoricismo abstraccionista es un
vicio contrario a la praxis social, también tenemos
que el ejercicio de la praxis social sin tener en
cuenta a la moral, a la ética y a los principios
formales, así como su consecuente elaboración teórico
– metodológica, resta contenido al ejercicio práxico
y puede ser caldo de cultivo adecuado para
desviaciones y corrupciones que desvirtúen su
contenido y su esencia específica; y en este orden
de pensamiento podremos expresar algunas
consideraciones que entiendo muy importantes de
que se tengan en cuenta:
- Encontramos
que el valor de la Moral Formal y de la Ética
Formal constituyen de validez excepcional para
lograr su adhesión generalizada en la sociedad
mediante su difusión máxima. Si no existiera
la expresión formal de la Moral y de Ética sería
prácticamente imposible estudiarlas,
analizarlas, difundirlas, obtener consenso de
adhesión y lograr la formación extensiva e
incluyente conforme a los principios y valores
que se detentan al respecto.
- A lo anterior
se refiere el término validez intersubjetiva,
la validez intersubjetiva está determinada por
la comunicación de lo subjetivo entre las
personas, por eso la Moral Formal y la Ética
Formal, constituyen los conceptos esenciales
para el estudio de nuestro tema Ética política
cristiana y revolucionaria. La validez
intersubjetiva quiere decir específicamente que
el código o término que expresa determinada
norma o concepción pueda ser identificado y
comprendido desde el punto de vista lingüístico
comunicativo por todos de igual forma y que
todos entiendan lo que se quiere expresar.
Cuando hablo de todos me refiero al grupo social
que identifica, asimila, acepta y practica una
determina concepción moral así como su expresión
ética correspondiente.
- Al hablar del
principio procedimental de universalidad (extensivo
o intersubjetivo) del consenso moral, Dussel
nos está señalando específicamente que para
que haya consenso social en torno a una
determinada Moral y una determinada Ética,
tiene que realizarse una comunicación
intersubjetiva que haga extensivo el
conocimiento de esa elaboración formal que le
da contenido objetivo a los términos que
estamos analizando. Quiero citarles en apoyo a
este análisis, lo que se expresa en Mateo 10; 7
– 10: “Yendo proclamad que el Reino
de los Cielos está cerca. Curad enfermos,
resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad
demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis.
No os procuréis oro, ni plata, ni cobre en
vuestras fajas; ni alforjas para el camino, ni
dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque
el obrero merece su sustento”. He aquí
una expresión clara de Jesucristo en relación
con la necesidad de la comunicación
intersubjetiva, que como todo lo de Jesús de
Nazaret va acompañada de un diseño Moral y Ético
preciso para la forja del individuo como tal.
Jesucristo durante su denominada vida pública
se dedicó de lleno a la prédica y la enseñanza
a los efectos de lograr el necesario consenso
moral entre los hombres.
- Al hablar de
que el contenido de la acción debe coordinarse
con la validez intersubjetiva para constituir
desde la validez intersubjetiva, y añadiría
por mi parte desde la factibilidad que se
reconoce dentro del consenso, lo que
textualmente expresa el autor como: “una
unidad compleja en la que cada aspecto determina
al otro de manera diversa y constituye lo que
puede llamarse norma, la acción, la praxis, las
estructuras del sujeto éticamente
<<bueno>>”. En mi criterio
esta valoración resulta de excepcional
importancia para comprender el valor real de la
Moral Formal y de la Ética Formal, que
facilitan la comunicación intersubjetiva y por
tanto se convierten en instrumentos
facilitadores de su difusión, anuncio y enseñaza
encaminados a desarrollar al individuo
moral y éticamente formado, al hombre nuevo de
que nos habla el Evangelio. Ese nuevo hombre que
nos plantea Pablo en Efesios 4; 22 – 24: “despojaos,
en cuanto a vuestra vida anterior del hombre
viejo que se corrompe siguiendo la seducción de
las concupiscencias, renovad el espíritu de
vuestra mente, y revestíos del Hombre Nuevo,
creado según Dios, en la justicia y la santidad
de la verdad.”
Por
otra parte en relación con el contenido de la
moral y la ética nuestro autor es muy preciso y
específico al definir el contenido de la Moral y la
Ética, como el aspecto material que queda
delimitado por el criterio de la verdad práctica
que fundamenta el principio material de la
Moral y de Ética. Aquí se nos dice que la verdad
material, en el sentido de objetiva, es la que
determina el contenido material de estos conceptos básicos.
Solo desde la verdad es posible conformar una Moral
válida y una ética viable, practicable, posible,
realizable. En los Evangelios tenemos múltiples
anuncios y enseñanzas que fundamentan esta
realidad, pero de todas he escogido lo que expresa
Lucas en el Capítulo 4, versículo 16 en adelante,
en relación con las enseñanzas de Jesús en la
Sinagoga de Nazaret, cuando afirmó explícitamente
haciendo referencia a las sagradas Escrituras
actualmente recogidas por el Cristianismo en
el Antiguo Testamento que Él era el Mesías, al
comentar el pasaje del profeta Isaías que
plantea:
“El Espíritu
del Señor sobre mí,
porque me ha ungido
para anunciar a los pobres la Buena Nueva,
me ha enviado a proclamar la liberación de los
cautivos,
y la vista a los ciegos,
para dar libertad a los oprimidos
y proclamar un año de gracia del Señor.”
Jesús
con las palabras de Isaías, deja claramente
expresada su misión anunciar a los pobres la
Buena Nueva, ahí en ese concepto está señalada
la importancia de la verdad que da contenido a la
Moral y por ende a la Ética que Él viene a
proclamar, a enseñar con su magisterio humano –
divino, a poner en ejecución práctica y viable.
Para concluir estos comentarios sobre la cita que
inicialmente planteo, citaré un nuevo párrafo de
Enrique Dussel en la obra que estamos
comentando, que dice textualmente:...”La norma
básica de la moral formal es la de
fundamentar y aplicar en concreto las normas,
juicios éticos, decisiones, enunciados
normativos o diversos momentos de la ética
material. Sin el cumplimiento de la norma básica de
la moral formal las decisiones éticas no adquieren
<<validez>> comunitaria, universal; podrían
ser efecto de egoísmo, solipsismos o
autoritarismo violento...” Dussel, expresa
claramente el concepto de moral como fundamento de
la ética en concreto, expresada en normas de
regulación de la conducta del individuo y que hay
una interrelación dialéctica entre contenido y
forma en las que se adquieren validez
comunitaria universal, o sea que se afirman como la
verdad evidente para todos, y así mismo
plantea que cuando los individuos se alejan del
Marco de Referencia que establece la Moral
Fundamental, entonces las acciones realizadas por
quienes así actúan, pueden desviarse de los marcos
normativos de la moral y estar determinadas por: egoísmo,
solipsismos o autoritarismo violento.
En
consecuencia de todo este análisis, se puede
deducir como resultado de una meditación profunda
de su significado específico que el sello de lo
trascendente de la prédica y la práctica
consecuente de Jesús Nazaret quien fuera
crucificado por la Roma imperial a instigación de
los escribas y fariseos quienes habían sido
denunciados por El Maestro en su falsedad y
legalismo que ahoga al pueblo judío, le da una
verdadera validez intersubjetiva a la Ética política,
cristiana y revolucionaria que les estoy exponiendo
en esta serie de trabajos, porque provienen de un
resucitado que ha determinado para siempre en la
Historia de la Humanidad y que para los cristianos
es Hombre y Dios verdaderos y por tanto
incorruptible e inalterable ante las posibles
veleidades humanas que puedan surgir como resultado
de una conducta desviada o por motivos del desgaste
propio de una biología que es finita y temporal.
|