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Buenos
Aires Insomne
Durante
diez dias un millon doscientos mil jovenes desfilaron por el Centro Municipal
de Exposiciones para participar de una convocatoria especial. La polemica
se renueva: cuales son los resultados de este insomnio
Sabado
1 de Agosto, 6 de la mañana
Buenos Aires no duerme parece un campo de refugiados. Hay personas durmiendo
sobre el piso de hormigon. Decenas de chicos toman mate sentados en cuclillas
entre la basura que una cuadrilla armada de escobillones busca acotar. Unos
metros mas alla, cien personas hacen cola para acceder a las computadoras
conectadas a Internet (nadie les avisa que todo el año la Biblioteca
Nacional ofrece ese servicio gratis). Otros deambulan con la mirada inquieta,
la cara cubierta de sudor, corrido el falso tatuaje de tinta china. Un punk
de cresta incipiente hace malabares poco diestros.
Casi nadie habla. Nadie se mira.
En
19.000 metros cuadrados pintados de negro, miles de chicos estan esperando
que nada ocurra. Jeans pintarrajeados cuelgan del techo. Solo hay gente en
el puesto de la agencia LUSIDA, pero segun informa una niña, no pueden
decir como prevenir el sida, dado que el "consultor" solo viene
de 18 a 22. La niña no sabe decir que hay que usar preservativos; menos,
hablar de no compartir jeringas.
Sabado
1 de agosto, 8 de la noche.
Chicos de todas las edades y todas las clases sociales recorren las estructuras
de caño, madera y hormigon. Curiosamente, los chicos no vienen embanderados
en su identidad grupal, sino uniformados en el anonimato.
Los
jovenes se apopian del evento bajo la modalidad de la okupacion -con K- de
anarquia. La Biblioteca sirve de dormitorio. Otra forma de ocupacion es el
graffiti. Conscientes de lo efimero de su produccion en esta fabrica cultural,
los chicos se muestran inscribiendose en toda superficie que caiga bajo sus
manos: su nombre, amor, su sexo, su bandera de futbol, iconos de identidad.
Las obras que cuelgan en las paredes son rodeadas por serpentinas de palabras
en birome, los paneles negros son un palimpsesto de inscripciones en tiza.
Poco revelan las sofisticadas poesias en las paredes del Cafe Literario: aca
hay mucha, muchisima gente que apenas si tiene voz, a la que probablemente
nadie vaya a oir.
Buenos
Aires me mata con el humo, dice una inscripcion. Aire para mis pulmones, se
asfixia otra
Durante
las dos semanas que duro el megaevento, los medios bombardearon con notas
que idealizaron la convocatoria bajo el tenor de la "megafiesta para
corazones insomnes que ofrece de todo, para todos los gustos". En ninguna
seccion de sociales faltaron las fotos del secretario Dario Loperfido y de
la subsecretaria Cecilia Felgueras, los padres de la criatura.
Dia a dia, fueron en aumento las cantidades de asistentes y, con ello, el
centimetraje laudatorio: mas superficie, mas participantes, mas eventos, mas
horas, mas empresas.
Mas,
mas y mas. La logica del exceso estuvo programada de antemano: tambien la
insatisfaccion. El lema oficial «240 horas para mostrar lo que haces,
240 para hacer lo que queres mostrar» oculta una fundamental asimetria.
Por un lado, las obras seleccionadas, muchas de ellas interesantes, enviadas
por chicos que se forman en los cientos de talleres publicos y privados de
esta ciudad. Por el otro, la produccion espontanea de un muñequito
de arcilla, de una calavera en tinta china, de un retrato en foto polaroid,
apenas souvenirs al paso. En ambos casos, se esta jugando perversamente con
expectativas: Buenos Aires no duerme no consagra a nadie, no genera visibilidad
para ninguna estetica joven, no puede enseñar a ser artista
En
terminos de marketing, la idea de Buenos Aires no duerme es imbatible. Como
no va a tener un publico cautivo, como no va a funcionar una convocatoria
gratuita a los adolescentes y jovenes que nada o muy poco tienen para hacer
por multiples razones: las vacaciones de invierno, la falta de dinero, la
desocupacion, el desencanto.
Mucho menos puede sorprender tamaña convocatoria si se tiene en cuenta
que, como tantas otras campañas publicitarias destinadas al segmento
joven, Buenos Aires no duerme apela en terminos simbolicos a una formula arrolladora:
ser protagonistas de un sueño
Fotos
de Diaz/Gutierrez, nota de la revista Trespuntos, 5 de agosto de 1998
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