¿La muerte de Fernández Ayala fue casual?

     ¿Llegó a estar Juanín en Francia? 

  ¿Fue un personaje sanguinario?

 

       

  ¿La muerte de Fernández Ayala fue casual?

         La incógnita fundamental durante todos estos años ha girado en torno a si Juan Fernández Ayala falleció fruto de una posible delación o tan solo se debió a un encuentro casual con la Guardia Civil.

        La muerte de un mito siempre conlleva la aparición de todo tipo de rumores y conjeturas. Se ha especulado mucho al respecto. Muchas de las personas con las que he hablado se manifiestan claramente a favor de la teoría de una posible traición. Se ha mencionado algún nombre, pero no existe una certeza absoluta al respecto.

       Las propias hermanas de Juanín en una replica a una nota publicada en la Hoja del Lunes en abril de 1977, al cumplirse los 20 años de su muerte afirman: <<A Juan no le mató la Guardia Civil.  A  nuestro hermano le mató de un tiro en la nuca alguien que le traicionó. Pero esta versión nos la reservamos hasta que creamos oportuno el momento de revelarla>>.      

 

¿Le entregó Bedoya?

        Fue la primera hipótesis que se barajó en la zona. Bedoya habría traicionado a su compañero disparándole con su pistola a cambio de facilitarle vía libre para ir a Francia.

        Dos hechos fortalecieron aun más la idea de la traición de Bedoya:

        1.-  Por un lado los dos impactos a quemarropa que presentaba el rostro de Juanín.

          Pero los disparos efectuados a quemarropa fueron realizados por un conocido miembro de la brigadilla cuando Fernández Ayala ya estaba muerto. Pedro Álvarez así lo recoge en su libro y yo mismo he tenido ocasión de hablar con un testigo de aquellos hechos, que me ha corroborado tal acción deplorable.

         2.-  La oscura figura de San Miguel, cuñado de Bedoya. Confidente policial que intentó ganarse la confianza de la familia de Francisco Bedoya , llegando incluso a casarse con su hermana. Su objetivo: acabar con Juanín y Bedoya.

        La cacería de Bedoya, en la que también falleció San Miguel, puso de manifiesto las relaciones de este último con la policía. Lo que alimentó la idea de la conspiración de Bedoya y su cuñado para acabar  con Juanín. No es en absoluto probable que Bedoya entregase a Juanín, por el que sentía gran afecto y admiración. Antes de incorporarse al monte, Bedoya tuvo oportunidad de intentar pasar a Francia, pero prefirió unirse a Juanín. Tras la muerte de éste, Bedoya se sentía solo y vulnerable. No le debió ser muy difícil a San Miguel embaucar a su cuñado con la promesa del viaje a Francia.

 

                   

¿Alguién señaló el paso?

        Otra posibilidad. A nivel popular se barajan algunos nombres, gente que "medró" con el paso del tiempo. 

         Es factible que les estuviesen esperando junto al molino. De todos es sabido que Juanín era extremadamente prudente antes de cruzar una carretera, era capaz de esperar durante horas antes de asegurarse el paso. Teóricamente Juanín y su compañero  ocupaban una posición ventajosa, tanto para observar el movimiento en los alrededores como para repeler Bedoya  los disparos de los guardias. En una fotografía publicada por el Diario Montañes indicando el lugar del encuentro, se puede apreciar la ubicación de los maderos de castaño, tras los que supuestamente se parapetó Bedoya. Las posibilidades de sobrevivir de los guardias, habrían sido más bien escasas.

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El Diario Montañés

       Algunos testigos con los que he hablado, aseguran que en el momento en que se escucharon los disparos (que por cierto no fueron muchos)  era aun de día. Alguno de esos testigos, recuerda sin lugar a dudas, estar arreglando su ganado con luz diurna cuando se escucharon las detonaciones. Tampoco recuerdan que estuviese lloviendo como se ha afirmado. Es decir había la suficiente iluminación para observar la presencia de la pareja y sus pasos no fueron ahogados por el ruido de la lluvia. El agua y la noche llegaron más tarde.

       La especial orografía del terreno, con el desnivel situado frente al molino, resultaba un lugar idóneo para esperar sin ser vistos y bien protegidos, a los emboscados.

         

¿Encuentro fortuito con Rollán y Agüeros?

        ¿Todo se debió a un encuentro casual o un servicio mal realizado?. Esta hipótesis, que en un pasado hubiera sido prácticamente desestimada, tiene en la actualidad el peso suficiente para ser tenida muy en cuenta. Pero con también con cierta prudencia.

        Pedro Álvarez llegó a entrevistarse con Leopoldo Rollán, el guardia que mató a Juanín. Su versión: <<Rollán al tomar la curva se encuentra con un hombre que bajaba del camino de Señas y se disponía a cruzar en dirección al molino. En la oscuridad de la noche Rollán movió sus pies y Juanín se volvió. Al ver al guardia,  Juanín comienza a huir en zigzag, mientras dispara su pistola. Rollan dispara una ráfaga en abanico, que acaba con Juanín>>.

 

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Rollán con un redactor del periódico Alerta y Rollán-Agüeros

       Según esta versión, dos balas disparadas por Juanín se alojaron en la capa de Agüeros y tres disparadas por Bedoya en la capa de Rollán. Todo entra dentro de lo posible, pero ......... la verdad es que suena un poco peliculesco. Juanín, supuestamente de noche, corriendo en zigzag mientras le disparan una ráfaga de ametralladora, es capaz de hacer dos blancos a su espalda en el capote de Agüeros, que para colmo venía a unos 14 metros de Rollán.

       Bueno, supongamos por un momento que ocurrió algo parecido. De la pareja de emboscados, Bedoya era el que menos pericia e intuición tenía. Pudo fallar en la observación y en los disparos. A buen seguro, de haber sido Juanín en lugar de su compañero,  el encargado de cubrir el paso desde el antiguo cementerio, la suerte de los dos guardias habría sido bien diferente.

       

 

¿Llegó a estar Juanín en Francia?

 

        Algunas informaciones indican la posibilidad de que Juanín llegó a estar en alguna ocasión en suelo Francés. No existe una evidencia fidedigna al respecto. Sin embargo si se le sitúa en otras regiones y en la capital de España a lo largo de sus 14 años como emboscado. 

       En cuanto a los motivos para permanecer tanto tiempo en el monte (como sobre otros aspectos de su vida) existe un amplio abanico de posibilidades. Desde motivos puramente personales, al estar muy unido a su madre, de la que decían le era muy difícil apartarse. Hasta los motivos puramente económicos, al haber encontrado en la vida como huido, una forma de percibir importantes ingresos, no solo fruto de los asaltos o secuestros, sino de las aportaciones que a modo de "impuesto revolucionario" efectuaban caciques e indianos de la zona, bien por simpatía a la causa o por miedo a ser objeto de sus acciones. 

       No parece muy creíble la justificación de su permanencia por motivos puramente económicos. Isidro Cicero ha calculado que la pareja de emboscados consiguió 78.651 pesetas entre 1953 y 1957. Una sencilla operación aritmética nos permite conocer el <<presupuesto>> de los dos guerrilleros.  

       Los que le conocieron íntimamente, se inclinan por motivos puramente idealistas y románticos, fruto de una vida llena de injusticias y persecuciones.

      Varios fueron los intentos por convencerle para ir al vecino país:

      - Lorenzo Sierra tras abandonar el monteee por problemas n la vista llega a Madrid. A través de su madre le hace llegar a Juanín documentación falsa e instrucciones para unirse a él y atravesar la frontera. La respuesta a la madre de Lorenzo: "prefiero morir aquí".

      - Los familiares de Gildo le ofrecieron la necesaria cobertura rechazándolo.

      - El padre Prieto, director de la Escolaaanía de la Pontificia de Comillas, también intentó convencer y ayudar a Fernández Ayala a salir al extranjero.

      - En 1955, cuando huyen José Marcos Campppillo y Santiago Rey, esperaron hasta el último minuto a Juanín y Bedoya, quienes finalmente desistieron.  

      Se tiene constancia de que en los últimos años, Juanín llegó a plantearse su paso a Francia. Su amigo de la infancia Don Desiderio, capellán del Monasterio de Santo Toribio, mantuvo en octubre de 1956 contactos con el Ministerio de la Gobernación para negociar la salida del país de Fernández Ayala. Se exigió como garantía una carta firmada por el Generalísimo Franco autorizando la salida, debiendo ser depositada una copia del documento, para evitar posibles traiciones, en la agencia de noticias United Press. Obviamente, tal exigencia no fue cumplida.

 

¿Fue un personaje sanguinario?

       La prensa de la época presentaba a Juanín como un bandolero cruel y sanguinario,  que tenía a modo de trofeo en la cueva donde se escondía, los  28 tricornios y correajes de los guardias civiles que había asesinado. Con la correspondiente inscripción en los mismos de la fecha en que acabó con ellos.

       En esa línea estarian las controvertidas declaraciones de Victorio Vicuña, antiguo jefe de la X Brigada de la UNE en Francia, recogidas por Mikel Rodríguez y que podéis encontrar en el apartado "documentos" http://www.oocities.org/es/los_del_monte/Mikel_Rodriguez.htm

       Vicuña, define a Juanín como un temido personaje que en su cueva conservaba decenas de tricornios y correajes de los guardias a los que había asesinado.

        La propia guardia civil da poco crédito a esa posibilidad. Un oficial de ese cuerpo manifestaba que dado el carácter bromista del fugitivo, bien podrían ser tricornios sustraídos en el cuartel de la Vega o en algún otro lugar.

        Contrariamente a la fama atribuida, Fernández Ayala cometió un asesinato, el del cabo José García en Ruiloba. Este a su vez había dado muerte meses antes a "el Tuerto" en un enfrentamiento en el monte Valdediezma.

        Juanín y José García eran amigos de la infancia. El cabo García sentía especial animadversión sobre Quintiliano Guerrero, "el tuerto". En alguna ocasión había hecho público su deseo de acabar con él. Juanín llegó a realizar la siguiente advertencia cara a cara a José: "el día que te cargues al tuerto, 24 horas duras".

       Un enlace de Juanín vio como felicitaban al cabo García tras haber dado muerte al tuerto. Se desplazó hasta donde permanecía oculto el emboscado. Afirma que al darle la noticia, Juanín abandonó precipitadamente el lugar totalmente encolerizado. Había terminado una larga amistad.

       Sin embargo, parece ser que el asesinato de José García, pudo deberse más a un hecho fortuito. Juanín disparó sobre él al verse descubierto una noche en Ruiloba asaltando un establecimiento comercial. Algunas personas cercanas al guerrillero aseguran que fue horas más tarde, cuando realmente se enteró de que el guardia sobre el que había disparado, era el cabo García. Las mismas fuentes afirman que Juanín escribió una carta entrañable en la que manifestaba a la viuda su dolor por lo sucedido.

       Un antiguo enlace manifestó que un día encontrándose con Juanín, le sugirió un lugar por donde pasarían una pareja de guardias que le andaban buscando sugiriéndole la posibilidad de acabar con ellos. Juanín se volvió enfurecido al enlace: "pero que dices, ¿tu sabes lo que cuesta hacer un hombre, para que llegue un hijo puta y lo mate?". 

        Está lo suficientemente contrastado el carácter afable, noble y desprendido del emboscado. Y también según dicen era  bien parecido.  Cuando a alguna mujeruca que lo conoció e incluso moceó con él en las romerías lebaniegas, la he preguntado ¿y era guapo Juanín?, he podido apreciar junto a una inmensa sonrisa, ese especial brillo en los ojos que ni el paso del tiempo es capaz de apagar, mientras respondían: <<si que era guapo, si. Era muy buen mozo, una gran persona y  muy simpático>>. Pero también tenía otro aspecto que mostrar. Cuando la ocasión lo requería, adoptaba un carácter duro e incluso violento. Sabía imponerse en el grupo.

           Tampoco algunos guardias tenían mal concepto del emboscado. <<Habéis de saber que yo a Juanín le respeté mucho. Y si vosotros supierais su historia y su genialidad lo respetaríais igual. Me tuvo a tiro varias veces, pudo haberme matado y no lo hizo. Sabía que al fin y al cabo yo no era más que un pobre guardia. Las circunstancias le obligaron también a él a ser lo que fue>>, relata un guardia civil retirado.

      Mauricio, otro miembro de la benemerita dice refiriéndose a Juanín: <<Pudo haberme matado, pero no era un sanguinario. ¡que vida a tenido que llevar uno!. Hoy cayó este hombre muerto, otro día pude haber caido yo. Pro estad seguros, que ni él, ni yo, ni nadie de los que andábamos agarrando mojaduras, miedos y hambres merecíamos morir a tiros. Os lo aseguro>>

      Sobre sus convicciones religiosas, en su entorno familiar se asegura era creyente. Cuando murió, entre sus efectos personales llevaba una estampa de la Virgen de la Luz, de quien al parecer era muy devoto. El hecho fue silenciado en la prensa de la época.

      Presidiendo el monte de la Viorna, sobre el monasterio de Santo Toribio, se encuentra una gran cruz de hormigón. Se comenta que Juanín y Gildo ayudaron a José Posada, a subir por las noches con sus burros, el material necesario para la obra.

       Otro hecho no debe de pasarnos desapercibido. Varios miembros de la iglesia mantuvieron contacto con el fugitivo e intentaron ayudarle.

     Quienes le conocieron, afirman que Fernández Ayala, era una persona normal. Ni un bandolero ni un revolucionario. Seguramente, sin aquellas palizas, y de haber sido posible su reincorporación normal a la sociedad, como muchos otros lebaniegos habría emigrado en los años sesenta hacia alguna ciudad industrial, donde con su habilidad e inteligencia, a buen seguro habría llevado una vida tranquila y digna.

     ¡Como la mayoría de los del monte!

 

 

 

 

 

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