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La Alianza Universal

(L'Alliance Universelle / The Universal Alliance)

 

por

Llorenç Vidal

 

Son numerosas las ocasiones en las que, a través de esta Tribuna de "Ultima Hora", he difundido la ideología de personas, grupos o movimientos diversos que, superando las estrecheces de miras y los enfoques partidistas y sectarios, ponen su énfasis en planteamientos universalistas del pensamiento y de la convivencia humana. Sin embargo estos movimientos, que a la luz de sus declaraciones de principios se nos aparecen casi siempre como maravillosos, cuando profundizamos en ellos suelen tener, muchas veces, en su teoría y en su praxis, sobreentendidos y silencios no manifestados, así como conservar prejuicios y desarrollos concomitantes muy humanos, a veces demasiado humanos, que empequeñecen y restringen el idealismo universalista que exteriormente les caracteriza. Por esto quiero precisar que mi diálogo con los lectores sobre estos temas no significa una identificación con la totalidad de ideas, doctrinas y normas de cada uno de los personajes, grupos o movimientos a los que me ha acercado y que hasta la fecha he presentado y pueda seguir presentando en el futuro, sino que representa una visión fraternal de los mismos encuadrada en nuestro entorno -en ocasiones excesivamente dogmático, rutinario y cerrado- y, a parte la letra pequeña (que no siempre carece de importancia), una empatía con sus más elevados ideales.

 

Y ahora, dejando por terminada esta observación de tipo general, entremos en la materia propia de la reflexión que hoy nos ocupa: La Alianza Universal.

 

Fundada en 1949 en Bugía (Argelia) -la ciudad en la que, según la tradición, hace algo más de seis siglos y medio, fue martirizado el bienaventurado Maestro Ramón Llull-, La Alianza Universal durante los primeros veinte años de su existencia se difundió en pequeñas minorías de todo el mundo, llegando a contar con comités regionales en medio centenar de países y con adherentes individuales en casi todas las regiones del planeta, gracias a la propagación realizada a través de los opúsculos "Lueurs Eternelles" y "Précis de la Doctrine de l'Alliance Universelle", así como por medio de los periódicos "L'Aube Nouvelle", primero, y "Vers l'Union", después, portavoves oficiales del movimiento. A este último, precisamente, me referí ya en mi libro "No-violencia y Escuela", al reseñar la acogida y la difusión del "Día Escolar de la No-violencia y la Paz" realizadas por el mismo en sus páginas desde el Norte de África entre sus seguidores de distintas latitudes.

 

Sin embargo  -y al igual que existen veranos e inviernos, primaveras y otoños, días y noches-, con motivo de la independencia de Argelia, en 1969 el Comité Fundador tuvo que abandonar el país y la asociación entró en un periodo de eclipse, que ha durado una veintena de años, para rebrotar recientemente con vigor renovado. En esta segunda etapa se ha fijado la sede de su nuevo Comité Director Mundial en la ciudad provenzal de Toulon (1), se ha reeditado  -actualizado en algunos puntos-  el "Précis de l'Alliance Universelle" y se ha emprendido la publicación de un nuevo periódico bajo el expresivo título de "L'Unité Humaine".

 

Ya a finales de los años sesenta entré en contacto  -no olvidemos la vecindad de Mallorca con Alger-  con La Alianza Universal y con Gabriel Canet  -conocido en el movimiento con el nombre de Frère Ludovic y actualmente el único superviviente del triunvirato fundador-  y ahora los he reencontrado afincados en la hermana región occitana, área antaño de cátaros, de valdenses y  -como el Reino de Mallorcas-  de espirituales franciscanos.

 

Sin detenerme en una exposición de todos los desarrollos teóricos, normativos y de aplicación práctica  -algunos de ellos opinables, según el punto de vista individual de cada uno-, lo que más me interesa de La Alianza Universal es su máxima central, única profesión exigida como obligatoria para pertenecer a la misma y que dice así: "Adoremos al Creador sirviendo todas sus criaturas", en la que se resumen sus principios filosóficos y morales, que se desarrollan por los caminos de las multiseculares enseñanzas de la ley del Karma o de las consecuencias de las obras, de la reencarnación, de la espiritualidad vivida, del mundialismo y del llamado "abundancismo", es decir, "la puesta en práctica de la economía distributiva de la abundancia", principios que La Alianza Universal no presenta como "dogmas intransigentes y exclusivos", sino que "los propone a la conciencia de cada uno, porque los juzga solamente como medios que facilitan la comprensión, la fraternidad y la paz entre los humanos".

 

La esencialidad religiosa de la máxima básica de La Alianza Universal es tal que me recuerda, en parte, la filosofía de los deístas del siglo XVIII, las formulaciones fundamentales de la Teosofía enunciadas por Helena Petrovna Blavatsky en el Proemio de la "Doctrina Secreta"... y - ¿por qué no decirlo?- la enseñanza espiritual, universalista, no-violenta y pacifista del "Petit llibre d'un solitari".

 

En consonancia con todo lo dicho hasta ahora, del cuerpo doctrinal de La Alianza Universal creo oportuno destacar dos puntos: su mundialismo y su afán de universalidad religiosa.

 

Sobre el primero se nos dice en el "Précis": "Soy ciudadano del mundo porque considero el planeta Tierra como mi gran patria, no siendo mi pequeña patria nada más que una parcela inseparable de ella, y trabajo para la instauración de la república mundial". Y en relación con su afán de universalidad religiosa, basada, como ya hemos visto, en el concepto del Creador, afirma que la Alianza Universal "reconoce todos los Profetas de todos los tiempos como enviados divinos que han aportado, cada uno en un tiempo y en un medio escogidos, los elementos de un progreso posible" y, además, que "la enseñanza de la Alianza Universal predica la existencia de una Potencia Suprema, llamada Dios, Jehová, Alá, Padre Celeste, Vida Universal, Providencia, Energía Cósmica, Principio Universal, Naturaleza, Azar o de cualquier otra manera".

 

Es verdad que para ser mundialista y universalista no es necesario inscribirse ni adherirse a ninguna asociación y que, en una individualidad profundamente solidaria  -cual autónomo caballero medieval o como lo fuera el místico mallorquín Ramón Llull en su época y como lo han sido otros espirituales a través de todos los tiempos- se puede ser universalista independiente y sin vinculación asociativa con ningún colectivo. Pero también es cierto que es conveniente conocer y reflexionar sobre los ideales positivos de otras propuestas hermanas, como la que hoy acabamos de ver, La Alianza Universal, que, según sus mismos principios, "no impone más que la práctica del amor en relación con todos los seres humanos, sin ninguna restricción, y la dulzura hacia todos los seres vivientes", unos valores elementales de humanismo práctico que, sea cual sea nuestro credo y nuestra ideología, en estos cruciales momentos históricos  -en los que desgraciadamente han rebrotado los nacionalismos violentos, el racismo, la xenofobia y múltiples formas de intransigencia-  necesitamos desarrollar y potenciar al máximo, tanto para afianzar nuestro equilibrio personal como para ayudar a salvaguardar la fraternidad, la comprensión, la solidaridad, la tolerancia, la no-violencia y la paz en nuestro país y en la comunidad internacional de países.

 

Llorenç Vidal

 

(Última Hora, Palma de Mallorca, 18 de mayo de 1993)

 

(1) Posteriormente a la redacción y publicación de este artículo, la sede del Coordinador mundial, sucesor del apreciado y venerable Frère Ludivic al frente de L'Alliance Universelle, està en The Universal Alliance, Sea-Dragon,12 Place Road, Fowey, Conwall, UK PL23 1DR, Gran Bretaña.

 

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