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Tuvo
un gran maestro: Bernardo Houssay, el primer Nobel argentino. Pero no solo
maestro en los vericuetos de la Quimica.
Tambien -y no menos importante- en el ascetismo, el bajo perfil, la obstinacion
y (sobre todo) la lucha contra la ignorancia y la indiferencia: los dos castigos
que el pais, por decadas, le infligio a la investigacion cientifica.
"Houssay
me enseño que nada podiamos esperar de arriba. Que todo, todo,
dependia solo de nuestro esfuerzo. Eso, y a andar con los bolsillos vacios",
dijo.
A
su vez, Houssay expreso:
"... algunos rasgos que le han ayudado a Leloir a perfeccionar sus aptitudes
y a realizar su obra. La primera es haber tenido la inteligencia nada común
de formarse adecuadamente para ser un investigador. Es reflexivo, no en superficie,
sino en profundidad, y con originalidad.
No
publica sino cuando es indispensable. Rehuye en lo posible las conferencias,
discursos, actos públicos y homenajes. Es un maestro sobresaliente
que ha formado discípulos de primera clase y una escuela brillante,
prestigiosa, seria, fecunda. Es una de las figuras científicas más
sobresalientes y sólidas que ha producido la América latina."
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