|
|
|
"Era
muy chica -recordaba Leloir- tendria unos cien metros cuadrados, pero como
eramos solo cinco investigadores no tuvimos problemas por un tiempo. La casa
era vieja y el techo de zinc estaba corroido, de modo que los sabados subiamos
a la terraza para hacer remiendos con pintura asfaltica. Tambien nos vimos
obligados a construir una especie de acueducto para proteger los libros de
las goteras".
|