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Noticias Oblatas

Ha tenido recientemente lugar la reunion de los Oblatos de España para analizar y buscar renovacion en la pastoral juvenil de la provincia <Sigue leyendo>

 

Para nosotros la palabra tiene mucha importancia. Ella es la que nos marca los caminos para que seamos fieles

Varios oblatos, entre ellos nuestro fundador son santos porque siguieron la Palabra de Dios.

Misioneros de los pobres

Constatamos la presencia de pobres en sus multiples aspectos: parados, refugiados políticos, minorías etnicas. Por todas partes, en nuestro mundo reina una forma seria de pobreza, la ignorancia del Evangelio y la perdida de toda esperanza religiosa.

Las causas de la pobreza son numerosas y diversas. Castástrofes naturales, sequias prolongadas en el tiempo, todo ello hacen precarias las situaciones en que viven muchos pueblos. En muchos casos los hombres mismos son responsables de la pobreza en el mundo. El egoismo, la avaricia son a menudo la fuente de estructuras injustas, sin ninguna preocupación por la dignidad humana. "La pobreza encuentra en muchos casos su origen y su apoyo en mecanismos que, impregnados no de un humanismo auténtico, sino de materialismo, producen a nivel internacional ricos cada vez más ricos a expensas de pobres siempre cada vez más pobres. (Documento de Puebla, n 2601)

Ante esta situación, los pobres no permanecen pasivos, sino que se organizan para tomar las riendas de su vida. Son apoyados por organismos diversos y por las iglesias cristianas que perciben en la promoción de la justicia una autén realizacion de su fe en Cristo. En varios países, muchos hombres de buena voluntad, sobrepasando sus preocupaciones locales, promueven la comprensión y la solidaridad con las naciones pobres. Algunos Oblatos, en su acción misionera, se identifican "con los pobres hasta el punto de compartir su vida y su compromiso en pro de la justicia."

Nosotros los Oblatos somos enviados a evangelizar a los pobres y más abandonados, es decir, anunciar a Jesucristo y su Reino. Ser testigos de la Buena Noticia en el mundo, suscitar acciones capaces de transformar a personas y sociedades, denunciar todo lo que obstaculiza la llegara del Reino.

El anuncio de Cristo y de su Evangelio, que hay que proclamar abiertamente “desde la azotea”, no siempre goza de popularidad. Cualquier cristiano al anunciar el Evangelio se encontrará con reacciones favorables como también adversas. La oposición, el rechazo, la burla, el desprecio, la calumnia, la difamación, la persecución, son experiencias que forman parte de la vida del discípulo de Cristo, como formaron y forman parte de la vida de tantos apóstoles y cristianos a lo largo de la historia, como formaron parte de la vida de Cristo mismo.

Al sobrevenir estas pruebas, ¿cómo no experimentar el temor? ¿Cuántas veces el miedo al “qué dirán”, a la burla, al rechazo, nos ha llevado a esconder y ocultar nuestra fe, nuestra condición de cristianos católicos? Si nos dejamos vencer por el miedo o la vergüenza, negamos a Cristo, abierta o encubiertamente. Por ello es tan importante vencer los miedos y temores que experimentamos en la vida cristiana: miedo de seguir al Señor, miedo de no saber adónde nos llevará, miedo a que nos pida dar más, miedo a la oposición y rechazo que encontraré en el camino, incluso en la propia familia o en el círculo de amigos más cercanos.

Ante la oposición o dificultades que encontraremos en el camino el Señor nos invita a confiar en Él, a vencer nuestros temores, a lanzarnos sin miedo: «¡No tengan miedo a los hombres!» La confianza en Dios, en su Presencia, en su providencia y acción, nos da mucha seguridad y es el mejor remedio contra el miedo que paraliza o lleva a huir. El miedo se diluye en la medida en que la confianza en Dios se hace fuerte. El Señor nos ha garantizado Él que estará siempre con nosotros en la adversidad. (ver Mt 28,20; Jn 16,33; Jer 1,8). Si Él está con nosotros, nadie podrá contra nosotros (ver Rom 8,31; Jer 20, 11).

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