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1962-1992: LA ÉPOCA DORADA DE LA PIPA BLANCA EN EL CORONIL
 

             A principios de la década de 1960 se introdujo en El Coronil un nuevo cultivo: “la pipa blanca de consumo humano”. Este nuevo cultivo vendría a suplir a los tradicionales olivares, cultivos de cereales y algodón, que no ofrecían grandes beneficios a los agricultores coronileños.

             Concretamente fue en el año 1962 cuando empezó a cultivarse la “pipa blanca”. Ya antes se había introducido en otros pueblos de los alrededores, pero los agricultores no habían sabido sacarle el rendimiento esperado y adecuado. En cambio, el buen hacer de los labradores coronileños, que consiguieron “dominar” a este cultivo, hicieron con el paso de los años que El Coronil fuera el máximo productor de “pipa blanca” de Andalucía y uno de los mayores, por no decir el mayor, de España.

             Debido a esta gran producción de “pipa blanca”, se trasladaron a nuestra localidad importantes empresas del sector en busca de la materia prima. 

            La primera en llegar fue “Productos Emilio Arias Lizano”, que llegó en el año 1962, coincidiendo con la fecha en la que se empezó a sembrar este cultivo. Tuvo su almacén y dependencias en la Calle Torbi, esquina con la “Cuesta del Cuartel”, donde almacenaba el producto para luego trasladarlo a sus tostaderos en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), pueblo donde tiene su sede central. Este almacén tiene unas dimensiones de 625 m2.

             Otras empresas que se trasladaron a El Coronil fueron “Churruca” y “Facundo”. 

 La primera tenía su sede en la salida de El Coronil hacia Utrera, en lo que son las actuales dependencias de Legumbre Valle. Estas dependencias tenían 10 grandes depósitos cilíndricos cuya capacidad era de 2 millones de kilogramos.

            La otra empresa, “Facundo”, tenía dos naves industriales en distintos puntos de El Coronil, concretamente en la Avda. de Andalucía (rotonda del Recinto Ferial) y en la salida hacia Las Alcabalas (Vereda de Pilares). Almacenaban el producto para luego tostarlo en sus tostaderos de Palencia.

             Eran unos años muy buenos en los que la renta per cápita de El Coronil ascendió considerablemente, siendo superior a la de numerosos pueblos de la zona, hasta la llegada del ingrato “jopo” cuyo nombre científico es Orobanche cumana.

             Durante los primeros 20 años la semilla era de muy buena calidad y tamaño, lo que unido al buen hacer de los labradores coronileños, dio lugar a la ya aludida buenísima producción, hasta la aparición del “jopo” o “esparraguillo” que infectó las tierras de El Coronil ocasionando la pérdida de este cultivo no sólo en nuestro pueblo sino en todos los alrededores. Este “jopo” es un parásito que ataca al girasol quitándole todos los nutrientes.

             Nada se pudo hacer contra este parásito. Numerosos agricultores arrendaron tierras en otros lugares, pero la alta renta y los bajos rendimientos llevaron a la ruina económica a algunos empresarios agrícolas del pueblo.

             Las empresas transformadoras que se instalaron en el pueblo, “Emilio Arias Lizano”, “Churruca” y “Facundo” cerraron sus instalaciones, terminando así este proyecto que durante 30 años llevó a El Coronil a ser el máximo productor de “pipa blanca de consumo humano”. 

            Tras la desaparición de este cultivo, los agricultores coronileños optaron por “la pipa negra” a la cual no afecta este parásito. 

            Actualmente hay numerosas investigaciones para intentar crear una semilla resistente al “jopo”. Una empresa coronileña apoya estas investigaciones y ha surtido a agricultores de otras zonas de las provincias de Sevilla y Cádiz. Pero aún el agricultor coronileño no se quiere arriesgarse a sembrar de nuevo este tipo de girasol.

            Las investigaciones seguirán adelante, pasarán los años, pero en el recuerdo de todos los coronileños quedarán esos 30 años (1962-1992) en los que El Coronil fue el “rey de la pipa blanca”

 A mi padre,

Juan Luis Manzano Listán

Nota: Agradecer a Jesús Octavio Arias (“Emilio Arias Lizano”) su atención prestada para la realización de este artículo y su ayuda a la hora de recopilar datos.

Publicado en Revista La Torre

 

 

 

 

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