Con las incongruentes políticas de comercialización

Los cafetos se desvanecen

 

El café nació en Etiopía y para llegar a nuestro país debió recorrer un largo trayecto antes del llegar a Venezuela, pero vino para marcar pauta en Latinoamérica.

Venezuela  liderizó  el mercado mundial de café en los años 30 y Táchira aportaba la mayor parte de esta producción.

El contrabando  es casi tradicional, la ley es incongruente y los afectados no pueden defenderse

 

Víctor Jiménez
5to año


Muchos dan por sentado que el café, la infusión negra de  exuberante aroma proviene de las fructíferas tierras de  América. La verdad es que el cafeto proviene del continente Africano, específicamente de  la provincia de Kaffa en Etiopía.  Aunque otros autores aseguran que procede de una región ubicada entre Moka y Adén en la Península Arábiga al sudeste de Asia.

Sin embargo, Numa García Andrade en su libro Cafetales y Café, explica que el café nació en Etiopía y que para llegar a nuestras tierras debió visitar a otros países como Arabia, Asia, Indonesia, Holanda y Francia. El Capitán de Navío y funcionario del gobierno francés Gabriel Mathieu de Clieux fue sin saberlo el hombre que dio el primer paso para que América se convirtiera  años más tarde en un importante  productor de  café en el ámbito mundial. En su nave que desembarco en la Isla de Martinica en 1723 trajo un ejemplar de cafeto procedente del Jardín Botánico de París.

Este aparente  hecho ingenuo de desembarcar cafetos en tierras americanas dio origen a una realidad insospechada, ese simple hecho ha marcado pauta en la economía de países como Colombia, Costa Rica, Brasil, El Salvador  y Venezuela, solo por hablar de los más importantes en Latinoamérica.

 

Contradicciones criollas

En 1730, siete años más tarde llegará el café a Guayana, aunque según los registros es hasta 1783 que se instala el primer cultivo de cafetos al este del valle de Caracas, dice Numa García. Esta primera hacienda “La Floresta de Chacao” era propiedad de don Bartolomé Blandín, y se extendía en las zonas más exclusivas de hoy en la capital, nada mas y nada menos que el Country Club, La Castellana y la Floresta. Pero fueron dos sacerdotes quienes plantaron el café en esta hacienda: José Antonio García de Mohedano y Pedro Ramón Palacios y Sojo.

Marco Sayago, quien fuera presidente de la Fundación Nacional para el Café (Foncafé) región Táchira asevera que la producción de este rubro en nuestro país se inició en 1732 cuando llega por los puertos a las costas y a los Valles del Tuy y que 100 años más tarde ya estaba en auge la producción cafetalera por todo el país.

Hablando del terruño

El Café y las Ciudades Andinas, un libro de Alicia Ardao, no explica exactamente cuando se inició la caficultura en los Andes venezolanos.  Solo que para 1777 según Tulio Febres Cordero ya existía cierta producción en Mérida gracias  a los padres Jesuitas, tal vez por aquella conexión con los curas caraqueños.

Un colono, José Sánchez Cosar en 1782, fue quien primero habló en sus informes sobre la Villa de San Cristóbal acerca de lo bien que se daba el cultivo del café en estas tierras. Luego sería José Domingo Rus quién hablaría de la producción cafetalera trujillana en 1796. Y en las tierras de La Yegüera, que dieron origen a la Ciudad Pontálida, don Gervasio Rubio sembró café en 1794.

En estos significativos datos históricos se evidencia la producción cafetalera en los estados Táchira, Mérida y Trujillo y se demuestra una vez mas los lazos que las unen no solo por cercanía y parecido geográfico sino también por sus actividades económicas de relevancia para la nación.

Para la época colonial (antes de la llegada del café) el país en general, poseía una economía que dependía de la agricultura para la  subsistencia,  la inserción del café como nuevo producto que exigía demanda de mano de obra, capital, nuevas tierras y tecnología no creo mayores problemas y se amoldó a las técnicas rudimentarias de producción. Así, salvo excepciones de contadas plantaciones extensas, el modo de producción predominante (no solo del café si no también de otros productos) era  el conuco y las pequeñas o medianas unidades de producción.

Aquellos tiempos

En 1806 Venezuela realizó su primera exportación y para 1830 el café ya estaba extendido por todo el país. Exportábamos algo más de 730 mil sacos anuales, mientras Colombia para aquella época facturaba cerca de 500 mil sacos al año.

Nuestro país llegó a ocupar el segundo productor mundial después de Brasil en 1928. La década del 28 al 38, fue una época dorada: de 800 mil sacos logramos exportar  una cifra cercana a los 2 millones de sacos anuales. El auge cafetalero del país cambió por completo la estructura social, económica y ecológica de la nación, así como una nueva forma de explotación de la tierra. A pesar de los beneficios de este maravilloso decenio, la actividad cafetalera venezolana ha venido en una baja continua.

Desde 1870 hasta 1930 el Táchira y Trujillo se alternaron en el primer y segundo puesto como principales productores de café en el país, además de ser los más importantes de los tres estados andinos.

En esta misma época comenzaron los problemas de tierra, técnica y precio. Para resolver estos problemas los diferentes gobiernos crearon instituciones  como el Banco Agrícola y Pecuario, el Convenio Internacional del Café, el Ministerio de Salubridad  y Agricultura y Cría, la Estación Experimental Café Bramón, otros organismos y Fondos Nacionales del Café.   El único fin de estas instituciones era proteger, subsidiar, regular exportaciones y ofrecer asistencia técnica.  Después de todo el café generaba el mayor ingreso de divisas al Tesoro Nacional.

Los tiempos de ahora

“Aquellos tiempos” no es ficción, ni un cuento perteneciente al realismo mágico, es nuestra historia. Y siempre nos obliga a interrogarnos. ¿Qué pasó con nuestro café?¿Por qué ha disminuido la actividad cafetalera del país? ¿Cómo es que Colombia paso a mejorarnos en exportación? ¿Sigue Táchira siendo líder en la producción cafetalera nacional?¿Qué pasó con los organismos creados para este sector? ¿Por que fracasó el Fondo Nacional del Café (Foncafé)?

El  café y el cacao dejaron de ser importantes para los gobiernos  con la aparición del petróleo, hoy la producción de estos rublos apenas alcanza para el consumo nacional. Es precisamente hasta la aparición del petróleo que Venezuela deja de ser un país agrícola y se produce el éxodo rural que terminara con el abandono casi total del campo y de la producción agrícola.

 Con la consolidación de la industria petrolera nacional y los jugosos beneficios pagados por las empresas explotadoras de nuestro oro negro, que se reflejó en un crecimiento acelerado de la población y de los centros urbanos con mejoras en todos los aspectos sociales y económicos de los ciudadanos que se sumaban a las nuevas empresas, tanto ciudadanos como los diferentes gobiernos fabulosamente enriquecidos (por la burocracia administrativa de unos pocos) que se olvidaron del café, el cacao y de otros rubros agrícolas que  generaban la totalidad de las  divisas a la administración pública nacional.

Pocos gobiernos han diseñado políticas  leales que respalden la reactivación de los campos y rescatar algo de lo que en algún momento tuvimos, pero de igual forma, la falta de seriedad, promesas incumplidas, engaños populistas y la corrupción han hecho que los cafetos desaparezcan lentamente de nuestros campos por falta de apoyo a los pequeños y medianos productores.

Otras de las razones por las cuales  disminuye la producción del café nacional son las políticas de comercialización, que no han sido aplicadas o han sido puestas en función de intereses que solo ellos conocen y que ni si quiera guardan relación con las necesidades de este sector; los productores se quejan por la competencia desleal que les juega el estado.

El 17 de abril de este año se fijo en Gaceta Oficial, No  37.425, el precio mínimo referencial para el café verde, correspondiente a la cosecha de 2001-2002. El de mayor calidad el Lavado Bueno A, fue fijado  en BS. 62 mil.  Pero esta resolución salió tarde, pues estos precios deben ser fijados antes del inicio del año cafetalero que comienza el primero de octubre de cada año y culmina el 30 de septiembre del año siguiente. Debe fijarse antes para que el productor pueda calcular el beneficio con relación a la inversión en la cosecha.

Ya bien entrados en el mes de diciembre todavía la Banca Agrícola encargada de fijar los precios del café en gaceta oficial; no ha  publicado los  precios del producto cuando el año cafetalero ya dio inicio hace dos meses y los productores han  quedado desamparados una vez mas. 

Por otro lado  los precios resultan irrisorios y salidos de bodega de antaño. Algunos   pequeños y medianos productores de café de la región aseguran que con esos precios no habría guayoyo ni para tomar en el país y que ellos con suerte consiguen vender el Lavado A en BS. 125 mil cuyo precio apenas alcanza para cubrir los gastos invertidos en la cosecha. Por eso muchos campesinos se han visto  en la obligación de vender sus tierras, o producir otros rublos más rentables.

Ana Varela Técnico de Campo y Asistente Contable de la Cadena Agro Productiva de Café del Ministerio de Agricultura y Tierras (MAT), indicó que hace dos décadas atrás cerca de 11 mil familias tachirenses dependían del café, ahora sólo 3000 mil se benefician de este producto.

De los 800 mil sacos anuales que se producían en el país en los años 30, la diferencia con la producción actual no es mucha. Según cifras del MAT la producción nacional no apenas llega a un millón y Colombia que producía menos que nosotros ahora produce más de 22 millones de sacos anuales y se ha convertido en líder del mercado cafetalero mundial.

Foncafé fue creado en los años 80 como un instituto autónomo adscrito al antiguo Ministerio de agricultura para cooperar, orientar el desarrollo, defender precios, preparar proyectos, promover sistemas de organización de productores, prestar asistencia técnica, financiera y crediticia de los productores, promover la capacitación y comercialización interna. Esta institución se convirtió en el máximo ente regulador del café.

El gobierno de Hugo Chávez eliminó la institución, porque era una representación de los 40 años de corrupción democrática. Quienes de alguna manera estuvieron relacionados con esta institución explican que no era necesario eliminarla solamente hacer cambios estructurales y despolitizarla. El fin para el cual fue creado era lo bastante amplio como parar cubrir las carencias del sector café especialmente al proceso que antecede a la colocación de dicho producto en el mercado. Pero cuando los recortes presupuestarios hicieron estragos lentamente, Foncafé optó por ayudar a los productores con sus intervenciones en el mercado tratando de subir los precios del rubro pero sin ningún resultado plausible.

Con la desaparición de Foncafé se perdieron registros y ni siquiera el ministerio tiene cifras o datos que reflejen siquiera la producción cafetalera nacional. “Esa institución nos dejo el muerto a nosotros, todo el  sector de café esta en un completo desastre” dijo Varela, refiriéndose a la situación cafetalera de la región. Algunos productores afirman que parte de sus ruinas se la deben al desempeño del fondo.  En dos años el ministerio se ha tenido que hacer cargo del trabajo de años que llevaba realizando el fondo.

Al final de sus días Foncafé intento ayudar  a los pequeños y medianos productores otorgándoles créditos para los cuales, tuvieron  en la mayoría de los casos, que hipotecar sus fincas como garantía para el crédito,  en muchos casos nunca llegó el dinero o les llegó incompleto así que quedaron con una producción a medias que no generó beneficios y que además perdieron. Esta situación coincidió con la desaparición del fondo y ahora estas personas no tiene a quién reclamarle pues ningún organismo se ha encargado del caso para indemnizarlos por los gastos ocasionados o por lo menos devolverle lo que les pertenece, ahora que están en la ruina. 

Y por si fuera poco...

El contrabando, en este caso: actividad ilícita de comercio y traspaso de productos en las fronteras de países. Es otro de las barreras que enfrenta el productor de café. Esta actividad es antigua y casi tradicional en la región. Es otra de las grandes quejas de los productores, la compra de café colombiano barato por el libre juego de los precios del peso colombiano por parte de las grandes empresas que se surten del café local.

Los puntos de control de la Guardia Nacional (GN) son los encargados de vigilar el contrabando de productos provenientes del hermano país.  En los puntos de control se debe verificar la veracidad de los documentos  exigiendo las libretas de control de MAT así como las guías de permiso del Ministerio de Trasporte y Comunicaciones (MTC) y el Servicio Autónomo de Sanidad Agropecuaria (SASA). Pero los contrabandistas se respaldan en los artículos rezados en el Acuerdo de Cartagena y el pacto de libre comercio entre los dos país, ni siquiera las leyes son congruentes respecto al tema y el afectado   sigue siendo el mismo, el mediano productor,  sin poder hacer nada.  

Ojalá algún día...

Si el gobierno decidiera diseñar políticas tangibles y aplicables que fomentara la industria cafetalera nacional y recuperar el puesto que dejamos  perder por falta de estrategias acertadas, podría convertirse en una salida para nuestra crisis económica. Años de pobreza nos ha costado entender el error histórico de abandonar el campo para convertir la economía de la nación en mono exportadora, dependiente de un único producto base: el petróleo. Depender completamente de la explotación de este mineral no es muy bueno, y eso se ha podido ver en los últimos días, porque si tuviéramos otra gran fuente de ingreso, como por ejemplo el café, se pudiese solventar mejor la situación, con respecto a los ingresos al tesoro nacional.

Las políticas de comercialización del estado venezolano desalientan la producción. La disminución de fincas productoras obedece a la competencia desleal con las que compite el gobierno además de su falta de una política definida para el sector que fomente la producción y nos coloque a la par competitiva de otros países, podemos lograrlo, si queremos la historia se repite. Así como se hace indispensable la necesidad de crear legislaciones para proteger a quienes trabajan en el sector café sin que interfiera en los tratados internacionales.


Web Masters:  
Carlos Arcila - María Lorena Meléndez
Página construida por: Ericka Lobo y Exis Edgardo Rujano
San Cristóbal, febrero de 2004

 

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES - TÁCHIRA

Departamento de Comunicación Social