Editorial

Unidos por la libertad

 

María Lorena Meléndez

5to año

 

Marzo comenzó en medio de días difíciles. Las protestas, marchas, reclamos, asambleas y comunicados se convirtieron en el pan de cada jornada ¿La razón? Dos estudiantes de nuestra casa de estudios fueron detenidos por organismos policiales por la ‘gravísima falta’ de estar presentes durante las manifestaciones que se desataron en pro del referéndum consultivo contra el presidente Hugo Chávez.

 

Gilberto Rangel, estudiante de cuarto año de educación, mención inglés y Saúl Acevedo, de segundo año de comunicación social fueron trasladados al Centro Penitenciario de Occidente, luego de ser azotados por los oficiales pertenecientes a organismos policiales. Se les acusa de traición a la patria, obstrucción de vías públicas, rebelión a la autoridad y porte de sustancias inflamables como intento de homicidio; cargos que, presuntamente fueron vilmente manipulados por la policía para mantenerlos encerrados.

 

La calle se convirtió en escenario de enfrentamientos; mientras los estudiantes salían espontáneamente a protestar y a exigir la liberación de sus compañeros, los cuerpos policiales actuaban en su contra, deteniendo las consignas e incluso llegando a violar el recinto universitario con la excusa de realizar un allanamiento por la presunta fabricación de armas caseras en nuestra casa de estudios. Fue una semana de tensión y de expectativa, de clases suspendidas, de aulas vacías y edificios cerrados, de bombas lacrimógenas cubriendo las consignas, pero por encima de todo, una semana que unió a los estudiantes de todo el estado por la defensa de una misma causa.

 

El gobierno regional se mantuvo – como era de esperarse – estático, inútil e ineficaz frente a las acciones de calle, sin dar respuesta ni aportar soluciones en pro de los estudiantes detenidos. Algunas de las autoridades de nuestra casa de estudios merideña se vieron en la tarea de venir para conversar con el gobernador sobre el tema sin que éste, ni siquiera, se dispusiera a prestarles atención.

 

Los comunicados de entes universitarios como la Federación de Centros Universitarios (FCU) y los estudiantes de la carrera de comunicación social eran un síntoma de preocupación ante la situación de los detenidos. Sin embargo, el Centro de Estudiantes de la ULA Táchira, ese organismo que se encarga de representar a todo el alumnado de nuestra universidad, sólo se encargó de acusar a los estudiantes detenidos, apoyando las acciones de los cuerpos policiales y, por si fuera poco, justificar el allanamiento del Grupo Báez y la Dirsop a nuestro recinto universitario.

 

Para nadie es secreto que el CEULA es una extensión, a nivel universitario, del MVR, y que su labor no ha sido preocuparse por los intereses de aquellos a quienes representa, muy por el contrario, sólo se ha dedicado a gestar una movimiento panfletaria y pro gobierno. Por tanto, como los estudiantes se encontraban en las protestas contra el régimen chavista, no merecían ser defendidos.

 

Pero ¿Qué clase de representantes estudiantiles tenemos? ¿Acaso necesitamos debernos al chavismo para sentir que podemos contar con el centro de estudiantes? ¿Hasta cuándo vamos a dejar que los mismos repitientes de siempre dirijan el ente que nos identifica? ¡Qué triste episodio el que acaba de ocurrir! Mientras los estudiantes luchaban unidos por los derechos de sus compañeros, sus representantes se encargaban de hundirlos aún más y mantenerlos tras las rejas.

 

En su artículo 109, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela estable la “inviolabilidad del recinto universitario”. CEULA no sólo lo justifica sino que lo apoya.

 

La tiranía y la injusticia seguirán reinando en nuestra universidad mientras que tengamos un centro de estudiantes partidista que nos desune como miembros de una misma casa de estudios.  Las protestas han culminado y las voces se han callado. Tuvieron que transcurrir más de tres semanas para que Acevedo fuese liberado. Rangel siguió tras las rejas hasta hace unos pocos días.

 


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María Lorena Meléndez
Página construida por: Ericka Lobo y Exis Edgardo Rujano
San Cristóbal, marzo de 2003

 

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES - TÁCHIRA

Departamento de Comunicación Social