la posible
efectividad y eficiencia de lo decidido en orden al logro de
ciertos
objetivos; es decir, son algo que surge sin orden ni concierto, o sin
ser
planificadas. En cambio, la acción planificada sí que debe calcular
efectos
previsibles y por ello incluso se restringe a veces el alcance del
concepto a la mera
preparación de predicciones – apoyadas, en lo posible,
en las técnicas
de prospectiva (escenario, impacto cruzado, etc.) o a la
elaboración
de planes, como quien prepara una maqueta o modelo de una
construcción,
sin tener en cuenta en absoluto que entre la idea y la acción
(apoyada en
tales planos) media, necesariamente, la decisión.
Ciertamente,
esta forma de delimitar el concepto queda expuesta a la
objección de
que prácticamente se confunde con la definición de lo que es
una „decisión
política“. Si todo es planificar, entonces estamos trabajando
con un concepto al que podemos
aplicar aquello del „de noche todos los
gatos son
pardos“; no hay pues posibilidad de diferenciar lo que es
planificar
frente al resto de las actividades y decisiones racionales en el
sistema. En
realidad, los modelos y teorías de „planificación estratégica“
de
cuño occidental
(el campo parcial que ha sido objeto de mayor atención en
este dominio
temático) siguen casi siempre este paradigma de racionalidad
teleológica.
El meta-examen
de estas presuposiciones sobre lo que es racional en un
plan o no,
muestra sin embargo que ese no es el único paradigma posible
para estudiar
el tema. En un examen, „desde fuera“, Fr. Jullien lo ha
mostrado en sus
obras en que compara modos de ver occidentales con los
de la China
clásica. Por lo menos, eso cuestiona las pretensiones de
exclusividad y
monopolio de lo racional (cuando no, incluso, de la
„verdad“) tan
frecuentes en las exposiciones de nuestros autores
ocidentales.
„Desde dentro“, la crítica al paradigma de la racionalidad
instrumental o
teleológica (Zweckrationalität) fue iniciada ya por Max
Weber al
añadir, como igualmente relevante, la „racionalidad valorativa“
(Wertrational).
La misma elección de fines u objetivos o de los medios y
recursos para
su obtención estará, consciente o implícitamente, determinada
o sesgada por
consideraciones de „valor“. Y los mismos „valores“ de
referencia,
„valen“ en un grupo social, porque se les „valora“ más que a
otros – lo cual
obliga a plantear una cuestión que suele también pasar por
alto el
consultor o profesor experto en el tema de los valores y normas: el
que éstos
mismos son también objeto de- y surgen por procesos
normativos y
valorativos. De ahí, la relevancia que tiene la
metaobservación
sobre la „reflexividad“ de tantos procesos y hechos
sociales. El
fenómeno es más frecuente de lo que podría aparecer a primera
vista: aprender
a aprender (Teoría de la Pedagogía), normativizar la
producción de
normas y valorar los valores de referencia (Etica y Derecho),
decidir sobre
decisiones (en Sociologia, Psicología y Teoría de la
Organización),
influir sobre el modo y ocasiones de influir (en la Teoría
Política, en
referencia a los temas de poder y dominio), etc.