Turquía asiática

Lunes 26 de agosto

Estambul - Bursa 76 Km.

Desgraciadamente debemos dejar Estambul, el resto de Turquía nos espera. Después de tres días de descanso nos enfundamos el uniforme de ruteros y nos reencontramos con nuestras incondicionales amigas. No podemos despedirnos de los belgas porque han empalmado, han acudido con el tiempo justo de coger las mochilas y largarse mientras nosotros aún dormíamos. Me hubiera gustado visitar la mezquita de Eyüp, donde los peregrinos inician su peregrinaje a La Meca, ciudad a la que algún día me gustaría viajar.

"Türk bagazlarinin güvenligi isin el ele...". Esta incomprensible frase, que leemos en la estación marítima acompaña a las fotografías de un petrolero en llamas, por lo que imaginamos será una protesta por la travesía que realizan estos barcos por el pequeño mar de Mármara y el estrecho del Bósforo.

El barco que nos llevará a Yalova, en la parte asiática, saldrá a las 9'30 h. Para pasar en bicicleta a Asia el barco es la única opción. O hacer como Juanjo Alonso, que esperó en el puente, prohibido para bicicletas, a que alguien le cruzase.

Una visita al servicio me recuerda que aún no he comentado que en Turquía, como en la mayoría de los países islámicos, tienen un grifo para lavarse después de "jiñar". De momento la mayoría también tiene papel higiénico. Más adelante ya veremos como sigue este tema, espero no tener que recurrir a "la mano izquierda".

En una hora el barco nos deja en Yalova, donde empieza nuestra etapa asiática. Después de tres días de paro estamos con fuerzas renovadas, y sin detenernos en esta ciudad comenzamos a "jugar al deporte". Seguimos la dirección que nos indican las ondeantes banderas. ¡Por fin un día con el aire a favor!.

La carretera es de cuatro carriles donde se va alternando la calidad del firme. Atravesamos un puerto y a unos 40 Km. nos detenemos en Gemlik, una ciudad de un tamaño similar a la nuestra, pero a orillas del mar. Cholula ha pillado un trozo de alambre y pierde lentamente el aire de su rueda trasera. Primero comemos el arroz y las habichuelas que el otro día buscábamos en Estambul y luego cambiamos la cámara. El pinchazo se arreglará más tarde, pues los 10 ó 12 limpiabotas que curiosean a nuestro alrededor se ponen algo pesados.

Subimos un segundo puerto y luego prácticamente todo es bajada hasta Bursa, una localidad de tamaño considerable, que fuera la primera capital del imperio otomano. Nos instalamos en el hotel Günes, cerca de la mezquita Grande o Ulucamii (1399). Ésta es de planta rectangular y sus 12 pilares sostienen 20 cúpulas de unos 11 m de diámetro. Una de las del centro es de cristal, y la luz que entra ilumina la sonora fuente que hay debajo. El enmarcado mihrat está gratamente decorado, siendo el más bello de los vistos hasta ahora. El minbar (equivalente al altar cristiano) es de madera, los minaretes son de ladrillo rojo y su modesta altura le dan un aspecto macizo.

La ciudad también tiene un bazar similar al de Estambul pero además rebosa de terrazas, comercios y demás locales que recuerdan a los de cualquier ciudad europea moderna.

Como prólogo de "la vuelta a Asia", y para que nos sirva de calentamiento, hacemos 76 Km.

Martes 27 agosto

Bursa

Hemos decidido pasar el día en Bursa. Esta ha sido nuestra primera noche en suelo asiático. Anteriormente ya habíamos dormido en el continente amarillo, pero a 11 Km. de altura. Caminamos hacia Yesil camii (1412 - 1419), la mezquita Verde. Su nombre se debe al color que predomina en el zócalo de azulejos que rodea su interior y que tiene una altura de casi 3 m. El mihrab también está enmarcado también con azulejos. Hay dos habitaciones laterales con sendas chimeneas. Un palco, al que no vemos acceso, se asoma frente al mihrab. Aunque de tamaño moderado, esta mezquita es de gran belleza. Al lado se alza Yesil Türbe (1421), la tumba de Mehmet I, sultán de la 5ª dinastía otomana que tuvo que disputarse el trono con sus hermanos.

No muy lejos se halla Emir Sultan camii, otra curiosa mezquita también con un mausoleo, pero para nuestro gusto de más bajo nivel que el anterior. Es curioso como la gente viene a rezar e incluso llorar por los sultanes muertos hace ya la tira de años. Es como si nosotros fuésemos a El Escorial y llorásemos por los Austrias.

En la PTT (oficina de correos) mandamos una ráfaga de postales y un paquete de valioso material (dibujos personales y parte del "viajario").

Vendedores de tapetes esperan clientes a la salida del rezo en Ulucamii. Pregonan con ímpetu su mercancía, las mujeres se acercan y muchas adquieren los tapetillos de desconocida utilidad.

En la gran fuente interior de la mezquita los creyentes realizan el ritual de la ablución. ¿Quien me iba a decir a mí en Grecia, cuando me lavaba en las fuentes de las iglesias ortodoxas, que me estaba "ablucionando"?. Muchos turcos se recrean con este rito y además de la cara se lavan el interior de boca y nariz, las orejas y cuello, manos y brazos hasta el codo, y por último los pies. ¡Y total para luego ponerse los calcetines "sudaos"!. No podíamos dejar de probar el fresco agua de esta llamativa fuente y nos "ablucimos" los pies. Algún día lo mismo tenemos que completar todo el ritual para no cantar mucho y poder acceder a algún templo prohibido a los infieles.

La guía del Trotamundos habla de las tumbas de los sultanes en el barrio de Murariye, y como no tenemos callejero tan sólo encontramos una. El cansancio nos invita a desistir.

Koza Han (mercado de la seda) fue construido como un kervansaray en 1490, siendo sultán Beyazit II, ya que Bursa fue la última parada en la gran ruta de la seda desde China. Gorgo no me creía cuando, sentado en el patio interior, le decía que el edificio podía ser un caravasar. Ahora los comercios de seda se ubican en la parte alta y abajo están las terrazas donde se puede tomar un çay, aunque no lo hacemos pues parece que tengo hoy un poco desajustado el engranaje de la maquinaria digestiva.

Miércoles 28 de agosto

Bursa - Susurluk 115 Km.

Nos despedimos de nuestra primera anfitriona asiática, Bursa, con sus 1.055.000 nüfüs. ¡Menuda aldea!. El escaso viento no nos es favorable y tampoco encontramos fuertes rampas, por lo que los kilómetros van cayendo alegremente. A la derecha nos saluda una pequeña mezquita de diseño vanguardista y a la izquierda una enorme yeguada. La valla que la rodea nos acompaña durante bastante tiempo. A la hora de comer llevamos 85 Km. ¡y sin despeinarnos!. En el camino no atravesamos pueblos y paramos en un restaurante de carretera donde crían gallinas. Les señalamos una y comprenden enseguida lo que queremos comer. Al çay nos invita la casa.

Pedaleamos otros 30 Km. para hacer mejor la digestión y nos plantamos en Susurluk (22.400 nüfüs). La habitación doble sin baño del Huzur Oteli nos cuesta sólo 7 millones, un nuevo récord, y encima está mejor que otras de las que hemos estado. No hay estrechuras, está limpia y tiene un lavabo. Lo único negativo es que no hay ducha ni interior ni exterior, pero tampoco la tenía el último hotel de Albania, bastante más cutre.

En las calles del centro hay mercado, y en cada una predomina un género: ropa, calzado, droguería, fruta, dulces, etc. Para participar en este bullicioso escenario compramos tomates y melocotones. En una pastelería probamos el dulce arte de los turcos. El dependiente no sabe inglés y va en busca de una chica, la cual acude con todas sus amigas. Por la forma de mirarnos pensamos que por aquí pasan pocos extranjeros. Entramos en una mezquita aparentemente contemporánea. Su recortada cúpula descansa sobre planta cuadrada. El mihrab y minbar son de mármol blanco, y un zócalo de madera camufla los radiadores. Cada pocos metros hay colgados varios "rosarios" islámicos. Algunos creyentes cuentan sus bolitas incluso por la calle. Los dos blancos minaretes están totalmente decorados con relieves.

Incrementamos en 115 Km. nuestro casillero. Hacía tiempo que no completábamos una etapa centenaria.

Jueves 29 de agosto

Susurluk - Acampada libre 101 Km.

Hoy se cumplen dos aniversarios: el segundo mes de pedaleo y el trigésimo cuarto año de mi nacimiento. Hace un buen día para montar en bicicleta. La etapa es un poquito rompepiernas pues transcurre por terreno de colinas donde los toboganes son continuos. Paramos en una sombra junto a una fuente donde descansamos y comemos de las provisiones. Llegamos a buena hora a Ivrindi (5.200 nüfüs) y al ver el número de habitantes pensamos que lo mismo no tiene ni hotel. Nuestro temor se ha confirmado y lo peor es que el más próximo se halla en Bergama, a más de 60 Km. Llevamos ya 84 y no nos vemos con fuerzas de llegar, yo por lo menos. Tendremos que montar las tiendas en mitad del campo. ¡Vaya un día de cumpleaños!.

Viernes 30 de agosto

Acampada libre - Bergama 62 Km.

Esta noche nos ha visitado un pastor con su rebaño. Entre los silbidos y los cencerros era imposible ignorar su presencia. Antes de salir de la madriguera caen cuatro gotas, pero no cinco, sólo cuatro. El cielo está nublado y el fresco ambiente nos invita a que combinemos algún "trapito" con la camiseta. Accionamos la bomba manual de extracción de agua para hacernos el "lavao de gato" matinal y salimos más temprano que de costumbre. Comienza a llover y lo que tardamos en colocarnos los chubasqueros, lo deja.

A los 5 Km. hay un pueblo, Korucu, donde paramos a desayunar. En la panadería adquirimos un pan recién hecho que nos zampamos endulzado en miel y mojado con un par de çays. ¡A 10 pelas sale cada uno en este pueblo perdido entre colinas!.

La carretera atraviesa una zona rural. Pequeñas aldeas, que no se indican en el mapa, aparecen desperdigadas por estas sierras. Las mujeres y los jóvenes recogen las hojas de té y a nuestro paso se incorporan un momento para gritarnos hello! o bye, bye!. Hay poco tráfico y serán pocas las oportunidades que tengan de ver a dos locos viajando en bicicleta por estas empinadas cuestas. El paisaje es agradable a la vista y eso paga el esfuerzo de nuestro pedaleo.

Lugar: un aula de la escuela de ingenieros de caminos.

Fecha: primer día del curso académico.

El profesor se dirige a sus alumnos: "Señores tomen apuntes que va a comenzar la explicación. La distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. ¿Lo han anotado bien?. Pues a estudiar y mañana el examen".

Al día siguiente, los que pasan la prueba, reciben el diploma y los mandan al campo a proyectar carreteras. Un alumno de esa promoción es el responsable de que ahora estemos luchando con estos terroríficos desniveles. Los carteles no indican el tanto por ciento que hay para no asustar todavía más a los usuarios. Miedo me da cuando tengamos que superar los más de mil metros de la meseta de Anatolia.

A nuestra derecha aparece un yacimiento arqueológico donde aún están trabajando. Próximamente habrá un lugar más donde pagar entrada. A mediodía llegamos a Bergama (Pérgamo), un pueblo de 46.900 nüfüs. Se trata de una ciudad con mucha historia, fundada en el s.III a. C. por Lisímaco, un general de Alejandro Magno. Curiosamente aquí se inventó el pergamino (pieles de cabra o cordero curtidas) pues hubo un embargo de papiro por parte de Egipto. Esta ciudad, en su día griega, rivalizó con Alejandría y Antioquía, y terminó siendo cedida a Roma que la engrandeció aún más. Aconsejados por Trota buscamos la pensión Berlín, marcada en el apartado de "ecómicos" (7 millones por barba). Como dice la guía, es limpia y te hacen un buen recibimiento. Nos informan de lo que podemos ver en la ciudad mientras nos ofrecen un refresco. Dos tigres con piel de guepardo vigilan la terraza donde se ubican 6 habitaciones. Además tiene mesas, butacas y sillones donde tomar el fresco o ver la televisión.

Es interesante encontrar lugares libremente, pero una guía facilita mucho las cosas. Gracias a la nuestra hemos podido conocer esta ciudad, pero también es cierto que otras veces te pueden confundir, como nos pasó con Topkapi. Y la culpa no fue de nadie, sino que los gustos de las personas no siempre coinciden y por eso tampoco seguimos sus indicaciones a rajatabla.

Nos metemos en un garito de turcos para comer. Estos son muy económicos. Los platos pequeños engañan, porque aunque no te hartas tampoco te quedas con hambre. Las "camii" están cerradas, cosa extraña y más siendo viernes. Hoy se celebra la fiesta de la Victoria y dice Gorgo que les han dado descanso para que no recen. Las calles de la zona antigua son retorcidas como las de una medina y algunas no tienen salida. El suelo está empedrado y las viejas fachadas descoloridas le dan al barrio un toque guapo. Hay muchos locales donde juegan a un raro dominó mientras toman un çay. Los chavales se interesan por nuestra nacionalidad y nos saludan en nuestro idioma. Saben decir hola y adiós en español, lo que nos hace pensar que también conocerán estas palabras en otros idiomas.

Tres "kilos" cuesta entrar en el Redhall, las ruinas de un antiguo templo que luego fue catedral. Parte de lo que aún queda en pie es ahora una mezquita. Trota aconseja no pagar, pues dentro no se ve mucho más de lo que se ve por fuera. Por el tamaño que se le adivina en su día tuvo que ser "guayser".

Mientras cenamos volvemos a ver el anuncio de las caretas. El ayran que tomamos de postre nos lo proporciona el BIM, primer supermercado que vimos en Turquía y que no varía productos ni precios en toda la geografía. Las terrazas están llenas de clientes que ven el fútbol. Como no es el Madrid nos subimos a nuestra terraza a tomar el fresco y hacer los deberes de literatura. 62 Km. no son muchos pero la orografía se ha encargado de hacerlos intensos.

Sábado 31 de agosto

Bergama 11 Km.

El tiempo anuncia lluvias en Bursa e Izmir, y como nosotros estamos en medio enmochilamos los chubasqueros y junto a las nenas nos vamos de excursión. La Akropol se encuentra a poco más de 5 Km. del centro de Bergama, tres de ellos son de subida. La verja está cerrada cuando llegamos. No abren hasta las 9 y son sólo las 8:20. Un motorista que no sé ni por donde se coló, nos dice que nos saltemos la valla. Como en las taquillas aún no hay nadie pasamos al recinto quitándonos de la vista. Es posible que la visita sea hoy gratis. Del templo griego de Atenea queda poco en pie. Lo que más mola es lo que todavía resiste del templo de Trajano y el teatro. Éste tenía capacidad para 15.000 espectadores. Entre el escenario y las últimas gradas hay 38 m. Pero lo que le diferencia de otros teatros es su privilegiada ubicación, colgado de una elevada y empinada ladera. Las vistas del entorno son espectaculares.

Los grupos de turistas pasan por el lugar como una exhalación. Los guías les dan interesantes explicaciones de las que nosotros carecemos, pero en cambio tenemos libertad para disfrutar de los lugares el tiempo que deseemos, mientras ellos van siempre contra el reloj.

Pensamos en ignorar el Asclepieion, el otro yacimiento arqueológico de la ciudad. Se trata de un antiguo centro de curas termales. De camino nos quedan bastantes lugares similares por lo que definitivamente lo descartamos y nos vamos en busca de una cadena para Cholula. Si solucionamos este tema no estaremos obligados a detenernos en Izmir, una gigantesca ciudad (3ª del país) con poco interés aparente. En la calle de nuestra pensión hay varios talleres, como nos habían dicho anoche nuestros anfitriones antes de salir de marcha. Gorgo pensaba en comprar una y colocarla él, pero la dificultad lingüística provoca que el mecánico se ponga manos a la obra. Observa que los cambios no marchan bien y como es un profesional los da un repaso. Todo por 500 cucas, y además nos invitan a un çay. Está visto que Turquía es un buen destino para viajeros de presupuestos ajustados.

Después de comer nos tomamos una especie de flan en la pastelería que no abusa de los confiados turistas. La que sí lo hace ya ha perdido dinero, pues el gasto que hemos hecho en confitería se lo ha llevado todo su vecina. Mientras en España todos dormirán la siesta, nosotros tomamos un çay en una sombreada terraza, aunque hoy está nublado. Repetimos en el local igual que el tío del bigote (casi todos los turcos lo llevan) que fuma un narguile. Poco después descarga la tormenta que anoche anunció la televisión, pero nos pilla a salvo en la pensión gracias a sus pregoneros truenos. Ojalá mañana nos dejen pedalear tranquilos.

Domingo 1 de septiembre

Bergama - Menemen 76 Km.

Esta mañana acabamos con el melón que ayer un campesino no quiso cobrarnos. No era muy grande, pero anoche nos fue imposible terminarlo después del huevo al yogur con ensalada que cenamos en el restaurante que hay debajo del Berlín.

Desde la terraza echamos el último vistazo al cerro de la media luna y la estrella. Nos vemos obligados a despertar al peloncho, entre otras cosas porque no hemos pagado aún. Saldada la deuda nos despedimos de él y partimos en dirección a Izmir. Hacemos una parada en Aliaga, donde acabamos comiendo aunque sólo son las once. El local que tenemos delante, Mangal Bufe, anuncia döner+koca por 20 duros. Gorgo se acerca y pide dos semibocatas pues no tienen en marcha el "tiovivo". El joven dueño, Mustafá Elkoca, termina invitándonos a un çay y por si acaso pasamos por Kusadasi, nos manda recuerdos para su madre que tiene allí un "rent a car" llamado Star line.

Carretera y viento nos son favorables y no tardamos en llegar a Menemen, a unos 30 Km. de Izmir. El cielo está gris y oímos algunos truenos, por lo que no tardamos en tomar la decisión de quedarnos. Nos hospedamos en el hotel Yildiz (13 millones). Aparentemente este pueblo de en torno a los 50 mil nüfüs no tiene gran interés, pero tras la reponedora ducha salimos a buscarlo. Los tamborazos preceden a un "principito" a caballo y a una larga cola de coches que no para de tocar el claxon. No sabemos si para hacer más ruido aún o porque piden paso a la lenta comitiva. Lo de vestir al niño de príncipe debe de ser el equivalente a los marineritos españoles haciendo su primera comunión. Son muchos los que hemos visto, pero nunca eran niñas. A nuestro lado pasa un limpiabotas que ni se nos acerca, ¿será porque llevamos chanclas?. Tiene las manos negras por el betún, cosa que no le impide comer pipas. Un adulto se dirige a él. "Ya tiene cliente", dice Gorgo. El tipo pone el pie en el cajón del niño y él mismo utiliza el cepillo, creo que ni siquiera le dio las gracias. Con clientes así ya puede hacer fortuna el chaval. Otros turcos están friendo masa de harina. El olor a churros nos despierta el apetito. Los tipos no nos cobran. ¡Hay que ver como se mueve el dinero en este parque!.

Por esta zona del país se estila la fea costumbre de tener cerradas las mezquitas. Llevamos tres días sin poder relajarnos en sus alfombras de rezo. Seguimos viendo y oyendo comitivas de pequeños "sultanes". Habrá que enterarse de qué se trata esta ceremonia.

Lunes 2 de septiembre

Menemen - Selçuk 118 Km.

Izmir se encuentra a 30 Km., pero a sólo 15 aparecen los pueblos que se le han unido para formar una enorme masa urbana. Hay muchos semáforos y el tráfico es intenso, pero con quien verdaderamente debemos luchar es contra los dolmus, los pequeños autobuses que pululan por todos lados. Y es en las ciudades donde éstos se vuelven más agresivos. En su ansiada búsqueda de pasajeros nos cortan el camino una y otra vez, al detenerse a recoger a los peatones que llaman su atención levantando el brazo y cuando arrancan de nuevo. Entre unas cosas y otras acabamos en la autopista. No entiendo porqué prohiben el paso a las bicicletas, pues tienen un anchísimo arcén por el que rodar sin molestar a los demás usuarios. A mi juicio son más seguras para el ciclista que cualquier otra carretera.

Casi toda la etapa es llana salvo un puerto de cierta longitud pero escasa dificultad. Al salir de la autopista un taquillero nos dice lo que sea en turco, pero nosotros nos hacemos los suecos. A tan sólo 4 Km. de Torbali, donde paramos a comer, nos sorprende la lluvia y nos refugiamos bajo la estructura de hormigón de un edificio en obras. El aguacero no dura mucho y en poco rato estamos sentados frente a un buen plato de habichuelas. Llevamos más de 80 Km. y nos quedan más de 20 para llegar a Selçuk, por lo que después de bebernos el çay de "interfono" nos ponemos de nuevo piernas a la obra.

Dos apretones me obligan a tomar por primera vez las píldoras que me han acompañado desde España. Entre el viento de cara y la flojera, llego fuera de control a Selçuk, donde Gorgo ya había recogido la copa de vencedor. Un posadero ya le había ofrecido cama por 24 kilos, pero ya llevamos el tiempo necesario en Turquía para saber que hay lugares bastante más económicos, y más en esta ciudad donde casi cada casa es un hotel. La pensión Amazón, aconsejada por Trota, sólo cuesta 15 millones y está muy bien. Las habitaciones, con nombre de la mitología griega, rodean un arbolado patio. A nosotros nos toca Dionysos, personaje del que ignoramos su leyenda. También están Zeus, Eros, Cibeles... y así hasta completar las siete habitaciones de esta agradable pensión.

Martes 7 de septiembre

Selçuk 9 Km.

Un abrojo había herido la pezuña de Rocinanta. Cambiamos rápidamente la cámara y salimos como balas hacia Éfeso, a ver si podemos hacer la misma jugada que en Pérgamo. No cae esa breva. Aunque ya estamos dentro volvemos a la taquilla para abonar las entradas. Yo pago 15 kilos y el "estudiante" sólo 5.

Éfeso se considera fue fundada en el siglo XI a.C. por Androklos, aunque no se han encontrado asentamientos de ese periodo. Los restos actuales pertenecen al siglo III a.C. siendo su fundador Lysimachos, un general de Alejandro Magno. En el siglo I a.C. fue la capital de la provincia romana en Asia y este periodo fue el de más auge y al que pertenecen la mayoría de los monumentos que hoy se ven. Llegó a tener 200 mil habitantes. No estaría mal ver la "aldea" en esa época. La vía Arcadia unía el puerto con el teatro, 600 metros de losas de mármol flanqueadas por columnas formaban la calle principal de la ciudad. Desde entonces el mar ha retrocedido 10 Km. ¿cómo?. El teatro, bastante bien conservado, tenía un aforo de 25 mil espectadores. Hoy somos menos los que escuchamos a una espontánea soprano. Las anchas losas de la calle de Mármol nos llevan hasta la Biblioteca de Celso. Su alucinante fachada de dos plantas con nichos ocupados con estatuas ha sido reconstruida por arqueólogos austríacos. Fue erigida en el siglo II. Al verla nos viene Petra a la memoria. No tienen nada que ver pero el subconsciente juega solo. La calle de los Curetes sale de la biblioteca y va ascendiendo hasta la parte más alta de la ciudad. A ambos lados quedan restos de otros monumentos como el templo de Adriano, las letrinas, la fuente de Trajano, las casas de Terrazas que pertenecía a los ricos... En el Odeón (un pequeño teatro) el guía de un grupo de españoles cuenta como han cerrado estas casas tras la queja de unos franceses por el abusivo precio de la entrada (25 millones) estando la mayor parte del recinto en restauración.

Al salir vemos las cargadas bicis de una pareja con la que no hemos tenido oportunidad de entablar conversación. Nos acercamos a la Gruta de los Siete Durmientes, un lugar con una curiosa leyenda: "Allí se refugiaron en el siglo III siete cristianos que eran perseguidos. La puerta se cerró tras ellos y dos siglos más tarde un terremoto rompió la roca que taponaba la cueva y los siete 'durmientes' regresaron a la ciudad". El lugar es curioso y recuerda a unas catacumbas. Hay un atajo que atraviesa un campo de melocotoneros y un cementerio para llegar hasta Artemision, un templo que fue una de las siete maravillas del mundo, pero del que hoy sólo quedan unas pocas piedras esparcidas por el suelo y una alta columna con un viejo nido de cigüeña. Este templo se consagró a Artemisa, diosa de la fecundidad, que fue patrona de Éfeso durante la época griega.

El camarero del restaurante Pamukale nos informa que España ha ganado a Turquía, eliminándola del mundial de baloncesto. Habrá que estar al loro de lo que hagan los nuestros. Isa Bey es una mezquita de considerable tamaño. Fue construida en el siglo XIV y posee un gran patio al que le falta la galería techada que en su día tuvo. El interior está en reformas.

Durante nuestro paseo por Selçuk vemos un busto de Artemisa. Según Trota, los bultos que se consideraron una serie de pechos, son en realidad testículos de toro, y simbolizan la fecundidad. Esta diosa tenía distintos nombres según los países: Isis en Egipto, Lat en Arabia y Artemisa o Cibeles en Anatolia.

Miércoles 4 de septiembre

Selçuk - Aydin 54 Km.

El día es inmejorable para la práctica del ciclismo, lo peor es la rugosa rasante que deja el árido de gran tamaño que utilizan para el riego asfáltico. La mayoría de las carreteras turcas son de esta guisa, lo que causa un molesto retemblor al pobre ciclista. La etapa comienza subiendo a un monte "enpinado", o sea, lleno de pinos. La cuesta es larga pero no muy dura. Salvado este obstáculo el resto es llano, pero con un paisaje menos llamativo.

Llegamos pronto a Aydin (150.000 nüfüs), donde nos recibe un monumento dedicado a la higuera que adorna el centro de una rotonda. Nos acomodamos en el hotel Yüce, donde ninguno de sus empleados sabe nada de inglés. Pocos turistas deben venir por estos andurriales. La habitación doble con baño y televisión cuesta 20 kilos (unas 2.000 pelas). Para ser esta una ciudad tan grande no se ven muchos hoteles y no hemos querido perder más tiempo buscando algo más económico, que seguro que lo hay. Comemos en un local de "pide", que son el equivalente a las pizzerías. La masa en vez de ser circular, es de forma alargada y la sirven cortada para que no se salga del plato. Está buenísima. Un supuesto profesor de inglés nos invita al çay y nos dice que el "bazar" se celebra los martes. A Trota se le olvidó remarcar este detalle. Nos despedimos de nuestro espontáneo amigo y nos vamos en busca de las mezquitas y las viejas torres bizantinas. De estas últimas no vimos ninguna, pero mezquitas sí pasamos a varias: Ramazanpasa camii (hicri 1003, miladi 1594), Eskiyeni camii (hicri 993, miladi 1585), y la que más nos moló por su viejo aspecto, Cihanoglu camii (icri 1170, miladi 1756). Aparentemente es la más antigua, aunque la fecha de su construcción sea posterior a las anteriores. El mihrab y la cúpula están sin restauración alguna y aún se pueden ver algunos relieves que los decoran. Los edificios anexos de múltiples chimeneas están abandonados. Durante un rato compartimos la alfombra con unos jubilados entregados a la oración. La llamada del muecín marca nuestra salida.

En un cercano parquecillo "jugamos" al botellón, o mejor dicho al "latón". Dos frescas latas de medio litro sacian nuestra sed. El la plaza reside la omnipresente estatua de Ataturk. Allí también se encuentra Bey camii (hicri 1095, miladi 1683). La fecha hicri es la que empieza a partir de la hégira, que es la huida de Mahoma de La Meca para refugiarse en Medina (16/07/622), y la miladi es la que comienza en el nacimiento de Cristo.

Aquí los turcos nos saludan como si fuéramos dos de ellos: "selam" o "selam aleicum", nos dicen a la entrada de las mezquitas. Por nuestra pinta y la ausencia de turistas debemos pasar como paisanos para muchos.

En Indianápolis se está celebrando el campeonato mundial de baloncesto que presumiblemente ganará el anfitrión. La NTV retransmite todos o casi todos los encuentros y hoy tenemos televisión en la habitación. Argentina gana a Alemania y luego viene el plato fuerte para los turcos, que se enfrentan a Yugoslavia. Apago la tele y pongo el despertador a las 00:30 para ver el España - Brasil. Resulta que es en diferido y tiene varios cortes. Los nuestros ganan, aparentemente, de una forma fácil, a pesar de la "bomba" Navarro. Como los comentarios son en Turco no me entero si se juega una liguilla o es una eliminatoria. El camarero de Selçuk dijo "Turkiye out", y sin embargo hoy seguía jugando. De lo que sí me entero es que la final es el domingo a las 23 horas. A ver si con suerte llegamos a ese partido y nosotros tenemos un televisor a mano.

Jueves 5 de septiembre

Aydin - Yatagan 77 Km.

Otro día de ideal temperatura para nuestro particular paseo. Cuando empiezan las cuestas el firme pasa a ser de aglomerado en caliente. ¡Por aquí si ruedan bien las nenas!. Este primer puerto del día es de subidas discontinuas y transcurre por zonas plantadas de olivos que no guardan un alineado regular, lo que le da al terreno un aspecto más silvestre. La segunda área montañosa es ya más seria, con una larga subida de varias rampas de plato pequeño. "Los higuereros" salen al arcén a ofrecer sus frutos. Levantan la bolsa llena de higos al estilo de los del avituallamiento. Dan ganas de hacer lo que los ciclistas profesionales.

El paisaje es de monte mediterráneo adornado con numerosas rocas de forma redondeada. Ambos estamos deseando llegar a Yatagan (15.000 nüfüs), sobre todo Gorgo que venía "tocao" de salud, pero el çay cargado de azúcar posterior al doner, le reanimó casi por completo. Aunque sólo faltan 18 Km. hasta Mugla los dejamos para mañana. Unos chavalillos nos llevan al Sultan Otel (15 millones). La habitación está limpia y tiene baño y televisión. El recepcionista comentó a Gorgo que una vez se hospedó otro español allí, un tal Pepe de Alicante. ¿Qué haría por aquí el colega?. Los iglús vienen de adorno pues con estas gangas sería pecado "esforzarse" en montar las tiendas.

Después de dar un paseo y de que un tendero jeta nos hurte 30 pelas descaradamente, nos tomamos unos çays en un local, Soyturk, donde los lugareños pasan el tiempo jugando al dominó de "tropocientas" fichas. "Anda chaval, tráenos unos vasos de agua fresca", parece decir uno de ellos. Con 20 pelas echan aquí la tarde. Mustafá, el joven del local de kebahs al que le hizo ilusión subir sobre Rocinanta, se quejaba de la mala economía turca y ¿para qué más dinero?. Aquí los salarios son bajos, pero también lo son los precios. ¿De qué sirve ganar más en España si luego cuesta todo mucho más?. En realidad es lo mismo, por lo menos para el que no salga de Turquía.

La mezquita de hormigón construida en 1993 está cerrada. Tiene seis relojes, cada uno con una hora distinta, y pensamos pudieran ser las horas del rezo (imsak 5:00, sabah 5:28, ogle 13:15, ikindi 16:52, aksam 19:49 y yatsi 21:10). Tenemos entendido que rezan cinco veces al día y como aquí vemos seis relojes, nos queda la duda.

Cenamos dos pides y una ensalada por lo que nos cobran 1'8 kilos. Nos quedamos flipaos, pues ayer, por sólo una ensalada más, nos cobraron 5. En una pastelería ensilamos el postre: dos arroz con leche y un par de dulces croquetas. Las dos mujeres no se han puesto de acuerdo, una decía que dos millones y otra que tres. Estas dudas y las diferencias de precios son las que te hacen pensar si pagas lo que el cliente nacional, o si te están cobrando las "tasas" para extranjeros. De todas formas dormir y comer aquí es un chollo, pero a nadie le gusta que le engañen.

Ya en la habitación del hotel vemos como Argentina vence a USA, y además sin despeinarse. Durante todo el encuentro ha tenido ventaja en el marcador y sólo se le han acercado a 6 puntos en una ocasión. Muy chupones me han parecido los estadounidenses. Uno de los aficionados locales llevaba un cartel que decía: "No nos llores Argentina". Al final el que habrá llorado ha sido él.

Viernes 6 de septiembre

Yatagan - Dalyan 118 Km.

Hoy nos espera una etapa larga, o sea que habrá que tomárselo con calma. Para llegar a Mugla hay que subir un puerto de 9 Km, pero las rampas no son duras y además tiene algunos descansos. Descartamos la variante y elegimos su travesía para así ver lo que nos perdimos ayer. Es una pequeña ciudad de 35.000 nüfüs que se ve muy nueva. Tan sólo paramos en los semáforos rojos, pues aún nos quedan demasiados kilómetros. A la salida hay una dura cuesta de 2 Km. y medio. Pongo el plato pequeño y veo a Gorgo alejarse. Un camión se pone a mi par:

- Parece que te cuesta adelantarme.

- Es que soy viejo y voy muy cargado.

- A ver si te crees que yo soy un bebé y que voy de vacío, ¡no te jode!.

Todo lo que subimos ayer, más lo de hoy, lo bajamos en sólo 10 Km. ¡Vaya pendiente!. Pena me da el que tenga que subir por aquí. Ahora toca un buen tramo, más no menos llano, hasta Köycegiz, un pueblo a las orillas de un lago con el mismo nombre. Sus calmadas aguas están rodeadas de montañas. Es guapo guapo. Pensamos en darnos un baño después de comer pero el tiempo ha cambiado de repente. Unas nubes han descargado su mercancía, aunque de manera suave. Incluso nos ha venido bien, pues el carreterín que lleva a Dalyan tiene tramos de tierra y el agua ha fijado el polvo al suelo. Además el olor a mojado alegra nuestras napias y el barro salpicado que adorna nuestros cuerpos nos da un aire más aventurero.

Ya hemos superado la redonda cifra de 5.000 Km. Llegamos a Dalyan otra vez con Lorenzo fuera. El calor y el esfuerzo nos hace perder mucho líquido, no sé lo que pesaremos ahora, pero seguramente que algo menos que en la estación de Sanz aquel 29 de junio lejano, y que parece fue ayer.

La pensión-motel Koç nos da posada por 15 millones. Tenemos baño y terraza, pero carecemos de tele y nos perderemos el partido de baloncesto. ¿Qué será de nuestra selección?.

Sábado 7 de septiembre

Dalyan 24 Km.

Anoche mientras cenábamos se nos presentaron los mosquitos que nos había avisado Trota. Menos mal que en la habitación no hemos recibido tan grata visita. Esta mañana iremos a unas tumbas del siglo IV a.C. Lo curioso de esta necrópolis es su ubicación, excavada en las rocas de un acantilado. Para verlas de cerca debemos cruzar al otro lado del río Dalyan. Por dos kilos hay barcas de remos que te ayudan gustosamente. El servicio nos lo ofrece un paisano de generoso peso, pero luego es la mujer quien rema por él. Para la vuelta debemos contactar con "mama", otra mujer, de mayor edad, que nos esperaba en la otra orilla. La abuela sabe más inglés que muchos recepcionistas.

El recinto que acoge las tumbas está vallado, pero la puerta abierta. Hay una silla y una mesa donde seguro más tarde habrá un taquillero. De momento pasamos con la gorra puesta. El lugar es impresionante. El primer grupo de tumbas al que vamos es de inexpugnable acceso. La mayor de ellas no llegó a terminarse. Cuando llegamos al segundo grupo vemos a varios guiris dentro de una de ellas. A éstas si es posible llegar. Las que suponemos pertenecieron a gente poderosa son como templos empotrados en la roca. Incluso se pueden rodear. Las fachadas poseen columnas que sostienen los tímpanos. El interior es más austero, pues lógicamente iba a estar oculto a los ojos de todos. El tiempo ha deteriorado la piedra pero incluso así estas obras de arte son espectaculares. Son el anticipo de Petra, ciudad que algún día visitaremos.

Entre el grupo de ingleses que comparte con nosotros esta maravilla, hay una española (de Zamora) que nos cala enseguida. Trabaja en Londres donde nos dice es fácil encontrar trabajo fuera de la época veraniega.

Aún nos quedan varios "agujeros" por explorar. Uno de ellos está habitado por murciélagos. Nos preguntamos como son capaces de subir hasta aquí las "jodías" cabras. No sólo son bellas las tumbas sino también el paisaje que se contempla desde ellas. Las montañas protegen al río Dalyan que lenta y tortuosamente busca el Mediterráneo. El paseo en barco debe ser una gozada, pero como es atracción turística vale una pasta que no nos vamos a gastar. La mesa y la silla que vimos a la entrada está ahora ocupada por lo que salimos disimulando y sin decir ni adiós.

En los alrededores se encuentra el yacimiento arqueológico de Caunos. No es muy caro pasar, pero como vemos la oportunidad de escaquearnos eso que nos ahorramos. El cartel informativo de la entrada habla de la malaria y el guiri que tenemos al lado nos dice: "mosquitos". Yo le respondo con una pregunta: "Do you speak Spanish?". "No no", responde. Resulta que mosquito se dice igual en los dos idiomas.

El teatro, deteriorado por el paso del tiempo, es flipante. Y es precisamente por eso, porque no ha sido restaurado y uno se puede sentar sobre las grandes losas que un día hospedaron los traseros de la época. Un uniformado de la "jandarma" parece que nos vigila y pensamos que nos han podido calar, pues el de la taquilla se quedó un poco mosca al ver que no pasábamos. Salimos igual que entramos, furtivamente.

A la orilla del río, entre otros, se encuentra el restaurante Ilayda que propone a sus clientes una cena romántica. Eso sí, no hay que venir de "smoking" sino con uniforme de apicultor. Si dentro del pueblo por la noche hay mosquitos, aquí al lado del río no quiero ni imaginármelo. Dalyan es un pueblo enfocado al turismo extranjero, por lo que los precios se han disparado. Por poner un ejemplo, el çay que suele costar entre 20 y 30 pelas aquí cuesta 150. Se dice que buscando se encuentra y para comer encontramos un local para turcos donde nos zampamos un pollo asado con arroz y ensalada por 5 kilos. Casualmente también come aquí la pareja de guiris que anoche cenó en el mismo restaurante que nosotros. "Estos también buscan los sitios económicos", dice Gorgo.

Por la tarde cogemos las bicis y nos vamos de baños. A 12 Km. está la playa de Iztuzu, que se encuentra inalterada, urbanísticamente hablando, gracias a su protección por ser una de las que utilizan para desovar las tortugas marinas. Para evitar se las moleste la playa se cierra por la noche. El sitio es de lujo y encima el agua tiene una temperatura buenísima. Vemos la curiosa imagen de una mujer musulmana bañándose. Y digo curiosa por el modelo de traje de baño que utiliza: pantalón y camisa de manga larga y un pañuelo que le cubre el pelo. Por la noche nos acercamos frente a las tumbas para verlas iluminadas. Ahora que salimos con traje de baño a lo musulmán parece que hay menos mosquitos.

Domingo 8 de septiembre

Dalyan - Fethiye 70 Km.

Unos 7 Km. llevan a la cima del puerto Göcek, que marca una altura de 340 m mientras que nuestro mapa sólo le da 115. El paisaje es muy bonito: monte de tierra rojiza lleno de verdes pinos. Otros 7 Km. nos devuelven a la altura del mar. Hacemos una parada para tomar un çay. Al final nos hemos acostumbrado al sabor del té turco. Unas señoras esperan la llegada del dolmus. El traje utilizado por la mujer rural consiste en unos pantalones estampados anchos, una camisa y un pañuelo para el pelo. La única diferencia es el color de las prendas, pero tampoco hay mucha variedad.

A la belleza de estos montes se le une ahora la del mar. La recortada costa y las cercanas islas nos obligan a plasmar su encanto en una fotografía. Llegamos a Fethiye y como siempre que lo hacemos a una nueva ciudad seguimos la dirección que nos marca "sehir merkezi", que se refiere al centro urbano. Éste en cuestión está bastante retirado, tanto que hasta nos hace dudar. Gorgo pide precio en la Pansiyon Tatlitest. Son 20 millones la doble con aire acondicionado y TV. Hoy se juega la final del mundial de baloncesto y el detalle de la televisión es suficiente para no seguir buscando. Al llevar a la habitación, compruebo con dolor que no se sintoniza la NTV. Como no lo den también por otra cadena me fastidiará mucho pero me aguantaré.

Preguntamos por las tumbas a unos chavales de corta edad esperando que no nos entiendan ni pío. Sorprendentemente ocurrió todo lo contrario y amablemente nos acompañaron. Nos llevan por unas escondidas escaleras hasta un sarcófago y varias pequeñas tumbas incrustadas en la roca. Desde el lugar se ven a lo lejos otras similares a las de Dalyan, y como no nos lo esperábamos, quedamos sorprendidos. Está custodiado por un adulto que nos explica cosas sobre este lugar. Pensamos que quiere hacer de guía y le damos esquinazo. Antes de continuar la visita solos, le damos una propina a los chavalines. El otro grupo de tumbas tiene una taquilla con la cifra de 3 millones. Se ven perfectamente desde fuera, y como ya conocemos el interior pasamos de pagar. La que se encuentra más elevada se cree que fue la de Amintas, rey o gobernador de Telmessos durante el período helenístico. Estos licios eran unos artistas haciendo cementerios.

La ciudad tiene también un teatro, pero en un estado que ni se atreven a cobrar entrada. Sólo las gradas inferiores han aguantado el paso del tiempo. Lo mejor es su ubicación, al lado del mar. El puerto está plagado de llamativos barcos y lujosos yates. También hay muchas empresas que ofrecen excursiones en ellos por la bonita costa turca. Viendo las fotos dan ganas de apuntarse para que le lleven a uno a esos bellos parajes de difícil o imposible acceso por tierra.

Al anochecer volvemos a la tumba de Amintas para verla iluminada. El guarda que hay ahora nos invita a pasar gratis. Al despedirse nos pregunta como se dice "good bye" en español, y enseguida pone en práctica lo aprendido: "Adios amigos".

Lunes 9 de septiembre

Fethiye - Kalkan 98 Km.

La única cadena que emitía deportes anoche me dejó sin la final de baloncesto. Es la señal inequívoca de que España jugó esa final. A la hora crítica acaba la natación sincronizada. Durante unos instantes reboso de alegría pues doy por supuesto que darán el partido, pero no, pinchan el patinaje artístico. Apago la tele y acompaño a Gorgo que lleva ya un rato sobando, no aguantó a ver terminar la peli del cachondo canoso, y a eso que se reía bastante a pesar de estar doblada al turco.

Las altas montañas vigilan a los dos ciclistas que pedalean abajo a lo lejos. "Ya vendréis a caer en nuestras garras", nos susurran. De momento la etapa es bastante llana. A 70 Km. de la salida se encuentra el yacimiento de Xanthos, cerca del pueblo capicúa de Kinik. Este lugar fue la ciudad principal de Licia desde el año 168 a.C. Los licios eran un pueblo de navegantes que vivieron en esta zona de la costa turca. Sólo han quedado en pie sus curiosas tumbas. Unas son sarcófagos de piedra, y otras en cambio están talladas en rocas y sus fachadas son similares a los templos griegos. Antes de llegar al pueblo vemos la oportunidad de visitar unas de ellas, campo a través, y no la íbamos a dejar pasar. Acomodamos a las nenas en la sombra de una carrasca y nos acercamos a la necrópolis. Hay tumbas por todas partes. De la mejor, el sarcófago de Payava, sólo queda el pedestal, pues el resto fue transportado por la armada británica al British Museum en 1842 por un pibe que no voy a nombrar pues los expoliadores no deben recibir publicidad, a no ser negativa. A lo largo de la historia, los ingleses han sido unos saqueadores "legales" que han arrasado con toda clase de monumentos. Casualmente aquí coincidimos con uno, aunque de tez más morena que la nuestra. Se nota que admira el arte griego y romano, pero no le preguntamos que piensa de los crímenes culturales de su patria. En el teatro ignoramos el cartel de "take your ticket" y pasamos al recinto. Fue construido por los romanos en el siglo II y sus gradas se encuentran casi como en el primer día. Se pueden ver dos pilares funerarios licios. ¡Anda que no sudarían para mover las moles pétreas!. En muchas de las tumbas hay grabadas inscripciones en lengua licia. Este lugar merece la pena una visita si se anda por los alrededores.

Volvemos a comer el típico arroz y habichuelas en el chiringo que está en la parada de los dolmus. Para servirme un vaso de fanta han tenido que ir a comprarla al mercado de enfrente. Descartamos Kas para ir a dormir pues quedan aún más de 40 Km. y nos detenemos en Kalkan. Una imprecisa información de Trota impide que nos demos un baño en su pequeña playa de piedras. Este es un bonito pueblo rodeado completamente por montañas y que ha sido también tomado por el turismo, o lo que es lo mismo, por los elevados precios. Estas montañas son las que nos han hecho sudar a chorros para llegar a este escondido rincón. Las rampas eran largas y muy duras, lo que me ha oblidado a usar el plato pequeño e incluso el piñón grande. Lo más cachondo es que mañana nos espera más de lo mismo para salir de aquí.

La Çelik pansiyon nos cuesta lo mismo que ayer, pero con menos espacio y lujos. Tras el peinado "hotelero" sus 20 kilos fue lo mejor que encontramos. El desayuno va incluido, cosa que nos viene bien pues supongo que los precios de las tiendas tampoco serán muy "lais".

Martes 10 de septiembre

Kalkan - Myra 84 Km.

Algo antes de las 8 salimos de la habitación para ir a desayunar. El pibe estaba al loro y en cuanto oyó la puerta salió rápidamente. Aún no habíamos pagado y ayer no anotó nuestros datos del pasaporte y tal vez pensó en la posibilidad de que le hiciéramos el avión. Con éste ya son dos desayunos turcos, que consisten en tomate, pepino, aceitunas, huevo duro, queso, mantequilla, mermelada, pan y té.

La salida del pueblo no es tan dura como imaginábamos ayer. La carretera bordea la costa ofreciéndonos una bella vista. Vemos la pequeña playa de Kaputas y la estrecha garganta que desemboca en ella. Llegamos a Kas, enfrente se encuentra la isla griega Meis, tan cerca que parece se llegaría nadando. Aquí comienza lo duro, 6 Km. de empinada cuesta que me dejan para el arrastre. En la cima hay unas pocas casas y paramos a tomar algo contra la deshidratación. A partir de ahora vienen continuos subes y bajas que te destrozan poco a poco las piernas. Si además le sumamos el calor que hace hoy, la paliza es tremenda.

En lo alto de un cerro vemos una necrópolis licia de tumbas excavadas en la roca y de sarcófagos camuflados entre el monte. Al final aparece una señal informativa guapa con tres flechas, dos hacia abajo y una hacia arriba, marcando 15 Km. Se veía venir, tanto subir tenía que acabar en una larga bajada. Aún hacemos otra parada, y no para descansar, sino para ver otro yacimiento licio con un pilar funerario, varias tumbas excavadas y sarcófagos esparcidos por el lugar.

Por fin llegamos a Kale (Demre), tarde pero llegamos. Lo primero es comer y lo hacemos en un restaurante típico de turcos. Pedimos garbanzos y habichuelas verdes. Lo normal sería que nos cobrasen 5 o como mucho 6 millones, pero el ansia que se apodera de algunos "chorizos" hace que nos pidan 10 kilos. Y lo peor es que se los hemos dado

Nos vamos al yacimiento de Myra para olvidar cuanto antes este incidente. Yo pago 5 millones y el "empollón" 1'5. ¡Vaya con los turcos!, cosa que ven atrae a los guiris, cosa que vallan para cobrar entrada. Esta por lo menos parece legal. Myra fue una de las primeras ciudades licias. Parece ser que hubo asentamientos en el siglo V a.C. Las tumbas están bastante juntas formando un bonito grupo. También hay varias sueltas esparcidas por las verticales rocas de esta sierra. No tenía yo noticias de estos licios y voy a tener que buscar información de ellos a mi regreso a España. El teatro greco romano es impresionante. Tiene 35 filas de asientos (contadas) y aparentemente inalteradas. Allí hablamos con unos españoles de Granada. Cuando se enteran de que viajamos en bici nos dicen que esta mañana nos han visto sufriendo en las rampas del puertecito. Nos comentan que les ha gustado mucho Kas, la ciudad que como tantos otros lugares hemos tenido que descartar. También les gustó Antalya, y esa sí que la visitaremos, en principio, dentro de un par de días. Otro comentario que nos hacen es que nos estamos quedando en el chasis sin saber como estábamos antes. Yo puede ser, pero ¿y Gorgo, ha tenido alguna vez más kilos que ahora?.

Hoy no estamos dispuestos a pagar más de 15 millones por dormir. El primer lugar en que preguntamos, Kent pansiyon, casualmente tiene habitaciones por ese precio. Por sólo dos millones más incluyen el desayuno. Un verdadero chollo pero como a Gorgo no le gusta el huevo cocido y yo ya llevo cuatro en los últimos días, pensamos que mañana nos vendrá bien un poco de leche.

Miércoles 11 de septiembre

Myra - Kemer 112 Km.

La carretera va calcando el borde de la costa, lo que la hace dibujar multitud de curvas. El mar está en calma. Los 30 Km. que faltan hasta Finike son prácticamente llanos y los siguientes 18 a Kumluka totalmente llanos. En esta última población paramos a echar "gasolina" pues viendo el mapa de carreteras nos imaginábamos lo que nos iba a deparar la etapa a partir de aquí: casi 12 Km. de subida, aunque afortunadamente menos dura que la de ayer. El "dopin" que proporciona la cerveza ha contribuido mucho a culminar la ascensión de este puerto. A partir de aquí casi todo es descenso hasta Tekilova, donde paramos a comer. Se ve que esto es muy turístico y hasta los precios vienen en euros. No nos interesa que nos traten como a turistas y pasamos de estos garitos. A la espalda de la calle principal vemos un local de turcos donde comemos por 6 kilos. Este es su precio, no 10. Mientras jalamos vuelven a caer lágrimas del cielo, aunque esta vez con más ganas. Al çay nos invita Özgür, un joven que vive debajo del restaurante. Nos dice que Tekilova es muy caro y nos invita a dormir en su habitación que tiene tres camas. El año pasado viajó desde Turquía hasta La India durante 3 meses, y este año, en octubre, quiere ir a Rusia. Saca su atlas y nos indica el recorrido que hizo. También le gusta subir montañas, subió hasta la mitad del monte Ararat y tuvo que desistir por el intenso frío. Aquí al lado de Tekilova hay una montaña de más de 2.700 m que ya ha subido en dos ocasiones (tres días y dos noches). Hay que tener en cuenta que se sale desde el nivel del mar. Mirando la cima desde abajo parece que la puedes tocar con la mano, pero si lo quieres hacer en realidad ya sabes lo que cuesta. Le pedimos su dirección de correo electrónico y nos vamos al yacimiento de Faselis, a 3 Km. La entrada cuesta 10 millones, adiós. Ya hemos visto bastantes ruinas y todavía nos quedan más por el camino.

Continuamos hasta Kermer, otro pueblo más invadido por le turismo, parece ser la tónica general de toda la costa mediterránea. Las pensiones no bajan de 20 millones, pero son como hoteles, tienen hasta piscina. Elegimos la Güney pansiyon que incluye el desayuno, y aunque sigue nublado no perdemos la ocasión de darnos un chapuzón.

Jueves 12 de septiembre

Kermer - Antalya 55 Km.

Hasta las 8:30 no sirven el desayuno por lo que nos vamos a dar una vuelta por Kemer. Son las 7:30 y ya hay gente mojándose el culo en la playa. Cuando nos traen el plato con el desayuno me acuerdo de la tenia del chiste, "¿Y el huevo?". Para sustituirlo nos sirven una tetera que no se la acaba ni el mayor de los adictos.

La etapa de hoy es corta y suave, salvo un repechín coronado por un oscuro túnel de unos 300 m. ¡Qué ansias le entran a uno cuando tiene que andar a oscuras!. Antalya es una ciudad de medio millón de habitantes. Se encuentra al borde del mar rodeada por los montes Bey Daglan. El centro, al que nos ha costado llegar, se halla sobre un acantilado de 39 m. Gorgo se desespera, pues quiere siempre llegar y besar el santo, como hacían los ortodoxos griegos. Sun Rise pansiyon es el primer alojamiento que visitamos:

- ¿Cuánto es?.

- 20 millones incluido el desayuno.

- ¿Y sin desayuno?.

- 17'5 millones.

- Voy a hablar con mi hermano.

- Espera, espera, ¿cuánto quieres pagar?.

- Normalmente pagamos 15.

- Trato hecho.

Comemos en una terraza que tiene unas vistas inmejorables sobre la ciudad vieja, el mar y los montes en el horizonte. Pedimos döner kebahs y ayran. En los ratos libres la camarera repasa un libro de matemáticas. Si funcionan las cosas como en España seguro que la catearían y ahora se tiene que examinar en septiembre. Los cocineros dudan sobre si somos o no turcos. Justo detrás del restaurante está el bazar, y aunque no pensamos comprar nada, es agradable el paseo entre los coloridos puestos. Nos tomamos un çay, el cuarto del día si contamos los tres del desayuno, y continuamos la visita.

Saat Kulesi es una torre de las antiguas murallas que ha permanecido en pie. Fue utilizada durante las épocas romana, selyúcida y otomana. Se levanta sobre una base pentagonal de lados irregulares. A finales del siglo XIX se puso un reloj. Detrás está la mezquita Tekeli Mehmet Pasa. En la misma entrada hay sentado un turco al que saludamos en su idioma y que resultó ser un cobrador de extranjeros. La mezquita no es grande pero tampoco pequeña. Tiene 4 cúpulas, la principal de mayor tamaño y tres menores en el lado opuesto al mihrab. Al salir, el de la aspiradora nos pregunta que de donde somos y sin mirar atrás le decimos que de España. Entretenernos con él nos hubiera costado 2 millones.

Yivli camii se construyó en 1373 de acuerdo con la inscripción de la entrada. Tiene 6 cúpulas sostenidas por columnas y capiteles procedentes de monumentos romanos. El suelo no está tapizado por una alfombra continua, sino por muchas de ellas de distintos tamaños y colores. Esta mezquita es un temprano ejemplo de las mezquitas multicúpulas de Anatolia. Yivli minare es el más viejo trabajo selyúcida de la ciudad, construido por orden el sultán Alaaddin Keykubat I (1219 - 1238). Su base es cuadrada y está hecha de piedra y el fuste, de forma acanalada, con ladrillos rojos. En su interior 90 escalones dan acceso hasta el balcón a algunos privilegiados que no somos nosotros. La altura total de este curioso minarete es de 38m.

Selçulu medressi es una antigua madrasa muy deteriorada. El interior ha sido restaurado con grandes cristaleras que acogen tiendas de artesanía. El mausoleo Zincir Kiran Mehmet Bey es un edificio enteramente de piedra, de base octogonal y coronada por una pirámide.

Korkut camii (Kesik minare) son unas ruinas que comenzaron siendo un templo en el siglo II para convertirse en una gran iglesia en el siglo VI. Durante la invasión árabe del siglo VII sufrió grandes daños que no fueron reparados hasta el siglo IX. Durante la época selyúcida fue convertida en mezquita. En 1361 tras caer la ciudad en manos del rey de Chipre, de nuevo pasó a ser iglesia. Durante el sultanado del príncipe Korkut (1470 - 1509) cambió de nuevo a mezquita adoptando el nombre del monarca. En 1896 fue destruida por el fuego y cambió de nombre a Kesik minare o minarete truncado. ¡Menuda agitada historia ha tenido este templo!. Es una lástima que nadie restaure las actuales ruinas.

Hadrian Kapisi fue la entrada a la vieja ciudad de Antalya, construida en el año 130 en honor a la visita del emperador romano Adriano. Tiene apariencia de arco de triunfo. Sobre 4 pedestales descansan 3 cortas bóvedas de medio cañón decoradas con relieves, la acompañan 4 columnas por cada cara y dos altas torres, una a cada lado. Las losas bajo el arco central tienen las marcas que dejaron las ruedas de los carros a su paso una y otra vez.

Pasamos a un pide salonu a cenar. Pregunto donde me puedo lavar las manos y el camarero me indica la escalera de caracol que conduce al cuarto de baño, cosa que me sorprende, pues hasta ahora, todos estos pequeños locales sólo disponían del grifo del fregadero y que cada uno viniese "cagao y meao". Antes de acostarnos nos pesamos en las básculas caseras ambulantes, que en este caso eran de unos niños. Ya se sabe que no son muy fiables pero nos dan una ligera idea. 61 kilos para Gorgo y 60 para mí. Seguro que es la primera vez que mi hermano me supera en peso, en la etapa adulta, claro.

 



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