“COACHING” UN ESPACIO DE, Y PARA, LA REFLEXIÓN
Carlos Herreros de las Cuevas
MSc. in Management. London
Business School
Consultor de Organizaciones Modelo Tavistock
Madrid-Santander
Mail: chc@mundivia.es
Tel: 942-310962 91-4133232
Los
directivos y ejecutivos son personas muy ocupadas, a menudo muy estresadas, que
no pueden “permitirse el lujo” de dedicar a la reflexión una o dos horas
semanales, ni individualmente ni en grupo. Sus años de trabajo, su estatus, sus
ingresos, les permiten otros lujos pero no éste. Si es usted, lector de estas líneas,
uno de ellos, no pierda más el tiempo. Ya irá resolviendo sobre la marcha,
entre reunión y reunión, entre avión y avión, con el teléfono que no para
de sonar, las cuestiones personales y estratégicas a medida que vayan
surgiendo. Siempre tendrá tiempo de reaccionar cuando un competidor le tome
ventaja; cuando el mercado cambie que, por cierto, cambia todos los instantes,
de forma poco perceptible (¿conoce la parábola de la “rana hervida” de la
que nos habla Peter Senge en “La quinta disciplina”?) ;cuando sus
accionistas se quejen; cuando sus mejores empleados y colaboradores envíen señales
de descontento, de tedio, de ansiedad, que se manifiesta de muchas formas, desde
sudoraciones hasta envidias,
rivalidades internas, falta de atención (de “focus”, como dicen los que
saben inglés), negación y evasión de la realidad, culpabilizar a los demás,
etc.; cuando son otras las empresas que innovan porque “han tenido de cara la
suerte” que a su empresa le es esquiva. Ya resolverá usted, cuando llegue el
momento, esa desazón- que por otra parte es sólo propia de quienes tienen un
“pensamiento débil”, producida por algunas contradicciones entre sus
expectativas y deseos como ser humano y como directivo.
Es
posible, aunque poco probable, que
se haya planteado algunas de estas cuestiones, pero ¿a quién acudir?. Los
consultores de las grandes firmas, le aportarán soluciones fiables porque “ya
se han contrastado en otras empresas, con otros directivos”. Si la fórmula de
éxito propuesta ha dado buenos resultados en las cien mejores compañías de la
revista “Fortune”, es la receta
más apropiada para usted y para su empresa.
Además,
el prescriptor de la consultora será un brillantísimo joven, un MBA graduado
en una de las mejores “business schools” del mundo. ¿Qué importa que él
sea joven y usted una persona madura y con experiencia de muchos años?. Como
dice el gran “guru” de la estrategia Gary Hamel, por el sólo hecho de
trabajar en una de las grandes firmas consultoras del mundo hay que mirarlo con
arrobo.
Quizá
usted ya ha vivido todo esto y quiere intentarlo de nuevo con un enfoque
diferente. O cree que ha llegado el momento de regalarse un espacio para la
reflexión estratégica y personal; individualmente o con su equipo directivo.
Si es así, le sugiero un posible programa de trabajo con un consultor maduro y
formado en la teoría y en la práctica; alguien con el que abordar las
cuestiones estratégicas y organizativas formales, visibles, y las
invisibles, situadas bajo la superficie que, con frecuencia, son las más
importantes. Alguien con quien pueda establecer una relación de confianza para
abordar los aspectos personales y grupales de la empresa. Que no pretenda pensar
por usted sino acompañarle en el proceso de búsqueda del equilibrio necesario
entre el rol que tiene en la organización y la persona que es. Que no le aporte
fórmulas de éxito contrastadas en otras empresas, sino que comprenda que la
dinámica competitiva sólo sirve “aquí y ahora” porque aunque los diseños
estratégicos se plantean para ganar el futuro, éste se va haciendo realidad a
partir de hoy. Que trabajando juntos y profundizando la relación con usted o
con su equipo, se haga visible el significado de la tarea empresarial; dándole
sentido a la diversidad; descubriendo los factores culturales y organizativos
que estimulan la innovación y la creatividad; que ,en palabras de Gary Hamel,
sea su empresa uno de los “líderes
de la revolución”.
Tiene
usted la suficiente experiencia y le sobra capacidad para identificar un
consultor que no se crea omnipotente; que esté convencido de que él no es el
protagonista sino un acompañante experimentado, ante quien se puede reflexionar
en alta voz, con quien plantearse las contradicciones y las paradojas de liderar
a través de los demás.
Si
usted dirige alguna organización no empresarial, sin ánimo de lucro, en las
administraciones públicas o no gubernamental quizá afronte situaciones
similares porque, después de todo, tendrá que tomar decisiones estratégicas y
deberá liderar grupos humanos.