EL PROCESO DEL COACHING.

 

Cuando se analizan las fuerzas de acción directa e indirecta que ejercen presión en las organizaciones laborales, es de consenso llegar a la conclusión de que ellas requieren un manejo absolutamente eficaz y eficiente por parte de gerentes que las lideran; o se es competitivo o se desaparece.

 

Es precisamente en ese escenario turbulento y de cambios radicales en los niveles conceptuales y tecnológicos que surge la preocupación válida de buscar un mejoramiento constante de las competencias directivas de los ejecutivos. Tanto por la preocupación personal de los propios interesados en el mejoramiento como por la acción de la empresa dentro de sus estrategias de desarrollo de personal. Ello es una corriente mundial ..., y aquí es donde se inserta el concepto de coaching.

Coaching es “un proceso educativo que consiste en apoyar de manera no directiva a un ejecutivo en el desarrollo de una serie de competencias que se consideran necesarias para su mejor desempeño actual y/o para el potenciamiento de sus facultades”.

Es un “proceso educativo” porque implica la transferencia de know how del coach al ejecutivo. Es un proceso “no directivo” ya que el énfasis del coaching no está en dar consultorías tipo “llave en mano” que le resuelvan los problemas presentes, sino en enseñarle a encontrar por sí mismo las alternativas de solución y a seleccionar la más conveniente para el presente y futuro. No se da el pescado, se le enseña a pescar.

Este proceso generalmente lo hace una persona preparada, el coach, quien por sus estudios y experiencia es capaz de asesorar a un ejecutivo respecto a los múltiples aspectos vinculados a su labor gerencial; tales como la forma de dirigir a sus colaboradores, relación con los clientes y proveedores, manejo de la inteligencia emocional, manera de afrontar la incertidumbre, stress y su sublimación..., y una lista interminable de aspectos vinculados a la enorme tarea de convertirse en un gerente de “clase mundial”.

Este sistema educativo se asemeja más a un proceso terapéutico de la psicología humanista, donde el especialista asume el rol de facilitador que apoya al cliente a que él mismo identifique sus fortalezas y debilidades y cómo debe hacer para superar sus limitaciones y lograr los objetivos personales y organizacionales que tiene como retos. Pero  debe cuidarse siempre el no confundir la labor del coach con la de un terapeuta; interesa al coach  que el proceso se oriente a que el ejecutivo sea mejor en toda su multidimensionalidad, con total realismo y con marcado interés por las acciones estratégicas / operativas de la empresa y el consiguiente logro de sus objetivos.

El apoyo del coach es de manera personal y directa; no se trata de talleres grupales o de cursos formativos y de perfeccionamiento; el trabajo se puede realizar en sesiones programadas o variables y en las propias oficinas de los interesados.

Generalmente el coach es externo a la organización, aunque también existen los especialistas internos (especialmente en organizaciones de gran magnitud); y lo que es más, el concepto de coaching incluso tiende a extenderse como una  “responsabilidad inherente a toda labor supervisora o de dirección de personas”. Lo ideal es, por lo tanto, que todo jefe sea un coach.