De: Agapito
de Cruz Franco (*)
Asunto: Artículo original
EL CABALLO DE TROYA Y LOS AYUNTAMIENTOS
A Murray Bookchin, (1921 – 30/07/2006)
“Nosotros los verdes, nosotros los
anarquistas”, decía el ecolibertario, sindicalista y anarquista Murray
Bookchin, ideólogo de la asamblea,
del movimiento
verde, del municipalismo libertario, precursor del ecologismo radical y fundador
de la ecología social, y que se nos acaba de ir del tiempo, desde el país de
nunca jamás en los EEUU de América del Norte.
La filosofía política de Bookchin, a quien
las ecologistas bien podemos considerar como uno de nuestros abuelos, influyó en la práctica como
ciudadanos políticos de muchos de nosotros, y Tenerife, a través de
organizaciones como TEA o IpO ha escenificado y escenifica sus tesis -o al menos
se ha acercado y se acerca a ellas- en muchos aspectos de la cultura
comunitaria.
El día que se escriba la historia del
ecologismo tinerfeño de los últimos 20 años, más de una persona va a tener
que repasar el guión de películas que ha visto y que sigue sin comprender. Más
aún, que algunos intentan ignorar, cuando no censurar por poco ortodoxas, y
poco amigas del establishment burocrático, del dirigismo ambiental y del
oficialismo subvencionado.
He releído las 6 tesis municipalistas de Murray, y ha sido un placer encontrarme con el futuro, más que con el pasado.
En la tarea que nos mueve en los municipios hoy en día, tiendes a analizar si
los ayuntamientos se están convirtiendo en organismos alienantes similares al
lugar de trabajo regulado o al de la familia fosilizada. En su camino de Concejo
comunitario a Empresa jerárquica dominada por la economía, la ruptura del
sentimiento de persona y de comunidad bajo el marco de la burocratización legal
es algo que muchas veces se palpa y me espanta. Ayuntamientos que bajo el
magisterio de las contraprestaciones sociales devienen en sujetos de intereses
creados, en supermercados con clientelas fieles, gobierne el partido que
gobierne.
La ciudad como escenario de lo político-social,
y como contraposición a lo político estatal y el reino de los partidos con sus
cúpulas y estructuras autoritarias, es muy fácil visionarla en los actuales
municipios, nuestro ecosistema vital, aunque cada vez más, nuestra urbe
autista, que sólo parece reconocerse a sí misma una vez al año en la Fiesta
del Pueblo. La gestión de la vida privada y comunitaria (lugar de trabajo,
asociaciones, familias diversas… ) frente a la abstracción que supone la
dependencia del Estado y la jerarquización de un poder externo en una también
externa ciudad virtual, es una tarea más irrenunciable que nunca.
Reniego y deniego del votante como mero
habitante de la Villa que cotiza al Estado, como mera criatura suya, como masa
social-estatal, como “impositor
sujeto a gravamen”, mientras me enamoro cada día más del ciudadano/a político
que decide por sí mismo. ¿Ayuntamiento pervertido o Asamblea Municipal? Y en
ese sentido hay que abogar por la Educación como formación de una personalidad
racional y deliberativa capaz de decidir en comunidad y que transforme al
individuo, de socio-político-estatal pasivo a ciudadano-político activo.
Autogestión y libertad en todas las esferas de la vida urbana: económica, ética,
sociopolítica, libertad personal…
Nos enfrentamos a un municipalismo secuestrado por el más allá de la urbe, donde sigue siendo una
utopía la supremacía de
la Asamblea para que prevalezca la política frente al estatismo, ese que
destruye la comunidad, el vecindario, el pueblo, la aldea, en donde la vida
privada se va ligando lentamente con la vida pública. La Democracia Directa
frente a la Democracia representativa, participativa o no. La traslación al
Municipio del Municipio mismo.
Municipio,
donde el concepto actual de pueblo, como conjunto de los intereses generales
surgidos de los Nuevos Movimientos Sociales (NMS) como ecologismo, pacifismo,
derechos humanos, sociales, sexuales, identitarios, personales, ambientales,
laborales, migrantes …, y que agrupan todos los intereses cruzados entre los
individuos, frente al pueblo antiguo con todas las clases sociales abocando
hacia unos “ismos” imposibles y que poblaron los siglos XIX y XX. La Asamblea
Libertaria, como encuentro del Pueblo en su concepto actual, es posible.
Y por esa vía, la Municipalidad se vuelve un
contrapoder revolucionario al Poder del Gran Hermano. Los Plenos de verdad, las
Mancomunidades reales, los Barrios, las Asambleas de los Barrios, el
asociacionismo autogestionado … frente a la Dictadura monocorde del Grupo
Gobernante, la Burocracia legal de la FECAM, los Distritos electorales numéricos,
las Asociaciones de Vecinos –versus Juntas Directivas politizadas-, las
Asociaciones culturales o ambientales domesticadas, subvencionadas … El
Ayuntamiento como Asamblea de la Ciudad: la política del municipalismo
libertario como un doble poder frente al Estatismo y la Jerarquía. Es posible
… Como todas las utopías, es posible ver reverdecer
la sociedad, amigo Bookchin, algún día …
(*) Concejal por Iniciativa por La Orotava (IpO)