BIENVENIDOS  AL BARRIO DE ARGÜELLES

 Como esto de la verdad y la mentira corren muy de la mano casi siempre, pues hay que andarse con cuidado a la hora de recordar o de mostrar recuerdos, quizás Don Antonio lo sabía muy bien...

"Se miente más de la cuenta

por falta de fantasía.

También la verdad se inventa!"

 Es por eso que no conviene mirar el pasado sin tener en cuenta que los hechos y los personajes son fruto de las épocas que han vivido y existido. Pocos maridos del siglo diecinueve aceptarían de buen grado un divorcio, y fácil sería que llegasen a las armas como algo sencillo y natural. De la misma manera uno recuerda aquellos patriotas a quienes honraba morir por la patria, como el héroe Eloy Gonzalo en Cascorro, prendiéndose fuego para abrasar al enemigo, como un predecesor de los de las torres de Nueva York. Después llegó lo de "morir por un ideal", y se llenaron los cementerios de epitafios románticos y de encendidas loas. Ahora que los chicos ya no hacen la mili y no les hace ninguna gracia lo de "morir" así por las buenas, como por algo poco evidente, pues se han apuntado mayoritariamente al mestizaje y a la tolerancia, es decir, que el enemigo cambia de vestido cada cierto tiempo y los ciudadanos del pueblo "soberano" lo hacemos de la misma manera, empujados por los medios de información de masas o por el temor de ser diferentes o "mal vistos"... Natural!

 Bien, pues toda esta teoría histórico-sociológica, la he desempolvado de la buhardilla para advertir que la historia del barrio es muy accidentada y dispar, pero que debemos entender las razones que indujeron los hechos y la forma de actuar.

 Dénse, pues, una vuelta por el barrio dentro de estas páginas, al menos desde la pantalla de su ordenador no tendrá que sortear los automóviles que arrasan las calles de la Princesa y del Marqués de Urquijo a toda pastilla.

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