El fumador se da cuenta en algún momento de su vida que le es muy difícil prescindir del consumo de nicotina. En este momento es cuando comienzan los intentos por desprenderse de ella. El emprendimiento tiene sus dificultades. Y este sitio es un espacio destinado a proporcionar ayuda para vencerlas.

En primer lugar hay que tomar en cuenta que el punto de vista respecto de porqué se fuma, o cómo dejar de fumar, es enormemente variable.

Y esto se debe a que todos sin excepción hemos tenido algún tipo de contacto o experiencia en el tema, desde nuestro lugar de fumadores activos o pasivos (o de segunda mano), desde nuestra exposición a la publicidad de tabaco, su presencia en nuestros primeros y mas importantes grupos de pertenencia, nuestro núcleo familiar y nuestros compañeros de los años de infancia y juventud, en los modelos y arquetipos popularizados en los medios, en nuestros ídolos, y aún hemos asistido innumerables veces al consumo de nicotina en médicos, psicólogos y otros agentes de salud, que supuestamente saben que es una actividad que entraña peligros para la vida y la calidad de vida.

Y seguramente hemos polemizado al respecto. Estos hechos nos han hecho desarrollar una posición, una opinión. Y los factores que hacen que tengamos tal o cual opinión, no es muy arriesgado afirmar que tienen una íntima relación con  nuestra experiencia respecto del consumo de nicotina.

En general son posiciones que sustentamos hace mucho tiempo.

La edad de inicio del consumo era en la generación que hoy tiene entre 40 y 70 años, de 13 a 16 años. Hoy esa cifra ha descendido enormemente y lo sigue haciendo. Y en el acto de inicio casi no existe la reflexión. Es un acto donde primero se experimenta, y luego de muchos años se pone uno a reflexionar al respecto. Es bastante probable que el hecho de que algunas personas se inicien y otras no, tiene que ver con cuestiones bastante alejadas de la decisión voluntaria, como se sostuvo durante años para defender los "derechos" de los fumadores. Y cuando señalo derechos así, es porque se les ha negado mediante corrupción y malas prácticas el verdadero derecho que tenían los fumadores a saber la verdad sobre las consecuencias del acto de fumar. Se les ha negado un derecho inalienable que tiene todo ser del género humano, que es su derecho a la salud.

Todas las estadísticas mencionan las poblaciones de fumadores y no fumadores, pero ninguna menciona el hecho de que casi la totalidad de la población ha probado fumar en algún momento de su vida.

Con lo que significa que se ha expuesto a una de las sustancias más adictivas que se conocen al grueso de la población.

Si hubiera pasado lo mismo con alguna opiácea, seguramente no conoceríamos a la humanidad tal como es.

Simplemente por ser menores los efectos psicotrópicos de la nicotina, es que se ha permitido que esto suceda. Pero por suerte hoy sabemos lo dañino que resulta fumar, y es un clamor de conciencia que crece cotidianamente, a tal punto que la OMS lo ha tomado como un tema primordial, y crece día a día la cantidad de personas que luchan contra su propia tendencia, de consumir tabaco, personas a quién nunca se les brindó la oportunidad de resolver un problema que tuvieron que soportar durante gran parte de su vida.

Debido a lo que hoy se sabe de la nicotina, se puede afirmar con total autoridad, que el fumador no es culpable de consumirla, sino la víctima de un cruel mecanismo, cuyo único fin es el lucro.

Cuando un fumador lee esa aseveración, su primer reacción es la de oponerse y pensar que él sí decide fumar. Pero lo que quizás ese fumador no contemple, es que cuando tomó esa decisión por primera vez, no había decidido aún los destinos que iba a tener su vida.

Sin embargo, si fue destinado su cuerpo a consumir una droga que le generó una dependencia por muchos años y que siente de muy difícil eliminación. Y su economía a un gasto permanente que parece despreciable en su cotidianeidad, pero que resulta más que considerable si lo sopesamos a lo largo del tiempo. Y lo que ese fumador debe comenzar a pensar, es si lo que el cree una decisión autónoma, no está condicionada por la necesidad orgánica de nicotina. Si es verdaderamente voluntad, o es una voluntad doblegada por sentimientos de imposibilidad. De haber adquirido la convicción de que es muy difícil, casi imposible, quitarse el hábito.
Es por todo esto que vamos a brindar ayuda eficaz para que se conozca como hacer para superar el problema, sin grandes desgarros.
Es por todo esto que hoy iniciamos este sitio.