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Pedro Campos

 

Vergüenza contra Dinero

Mientras no seamos capaces de seguir avanzando hasta el establecimiento mayoritario de plenas relaciones socialista de producción, que implican el control democrático obrero y popular, seguirán existiendo condiciones objetivas para el desarrollo de formas de corrupción y continuará teniendo vigencia aquella consigna de Eduardo Chibás

El l6 de agosto de 1951 moría, luego de su último aldabonazo, Eduardo René Chibás y Rivas, Eddy Chibás, como conocía el pueblo de Cuba al líder del Partido Ortodoxo, seguro ganador de las elecciones previstas para 1952 en Cuba, interrumpidas por el golpe de Estado de Fulgencio Batista.

Chibás que ya había sido candidato a la presidencia de la República en 1948, ante la corrupción reinante en el gobierno de Prio se había envuelto en fines conspirativos con algunos militares, pero luego de salir electo como Senador en apretadas elecciones, decidió acceder al máximo cargo por la vía de las urnas. (1)

La campaña política de Eddy Chibás, tenía como lema “Veguenza contra Dinero”, pues para la mayoría de los cubanos el peor de los males visibles en la neo-colonia era la imperante corrupción gubernamental que se agudizó con los gobiernos auténticos de Ramón Grau San Martín (1944-1948) y Carlos Prio Socarrás (1948-1952).

La muerte de Chibás dejó al Partido Ortodoxo, sin su popular y carismático líder, pero de todas formas, las posibilidades electorales de que ganara las elecciones, eran las mayores. El Partido Comunista había decidido apoyar la candidatura ortodoxa, a pesar de viejas diferencias, que no es el caso analizar.

De las fuerzas juveniles del Partido Ortodoxo, la figura de Fidel Castro ya se proyectaba como uno de los líderes futuros de la organización. El Golpe de Estado batistiano impidió las elecciones y el esperado triunfo de la ortodoxia, pero para el pueblo cubano quedó grabada, aquella consigna como una meta que habría que lograr: la sociedad cubana debía ser limpiada de toda aquella corrupción.

La historia del Asalto al Moncada, la lucha clandestina y la Sierra es ampliamente conocida. Al triunfar la Revolución el 1 de enero de 1959, una de las primeras batallas que dio el Gobierno Revolucionario, fue la incautación de los bienes mal habidos por personeros de la dictadura batistiana, para lo cual fue creado el Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados, acción inspirada en aquella consigna chibasista.

Esa máxima por la que entregó su vida el líder del Partido Ortodoxo, estaría siempre formando parte de las políticas de la Revolución de una u otra forma y su huella es muy clara en las campañas de propaganda por la formación del hombre nuevo y las ideas de la segunda mitad de los años 60 de buscar formulas que hicieran desaparecer el dinero del funcionamiento de la economía cubana.

La austeridad, el buen manejo de los recursos y las finanzas por parte del Estado Revolucionario, ha estado siempre en el interés de la dirección revolucionaria. Sin embargo, las políticas económicas establecidas no han impedido el despilfarro y el desvío de recursos. A su vez, en la medida en que se fue consolidando un tipo de sistema de dirección de la economía desde un aparato burocrático controlador de toda la gran propiedad estatal, la corrupción fue aumentando. Después de las medidas pro-capitalitas del periodo especial, ese estigma se ha ido extendiendo en la sociedad. 

Conocido es por todos el discurso del Fidel el 17 de noviembre del 2005 en la Universidad de la Habana , donde denunció la corrupción y desvíos de recursos que dio lugar a una campaña con jóvenes estudiantes trabajadores sociales, para detectar y frenar el enorme desvío de combustible que se estaba produciendo en las empresas del Estado.

El mal de la corrupción se ha seguido manifestando y para nadie es un secreto las mil y una formas cotidianas en que se hace visible, consecuencia no de aberraciones en la mentalidad del cubano, sino de leyes, mecanismos y prohibiciones que van contra el normal desenvolvimiento de la sociedad y que convierten en ilegalidades cosas tan simples como la venta de un duro-frío. Este fenómeno contrasta con la gran revolución cultural experimentada que ha llevado a nuestro pueblo a estar entre los países de mayores altos índices de escolaridad y con las propias muestras de valores morales superiores de solidaridad humana, evidenciadas en las misiones internacionalistas de todo tipo. 

Los que no conocen bien nuestras realidades o abordan el tema desde la contrarrevolución, achacan tales deformaciones al socialismo como sistema y no a las desviaciones estatistas que han imperado en la variante burocrática fracasada que se intentó en el siglo pasado, el cual sigue teniendo determinante influencia en nuestro proceso; los que lo hacen desde el contemplativo oportunismo de izquierda, le restan importancia y tratan de identificar la crítica revolucionaria interna con supuestas oposiciones liberales burguesas.

Lograr detener el fenómeno es de imperiosa necesidad para la economía del país y para la sanidad mental de nuestro pueblo. El análisis materialista y dialéctico de esta problemática, apunta a buscar sus causas principales en las formas de organización y dirección de la sociedad y la producción, por lo que se precisan cambios profundos en las concepciones actuales. Ciertamente Cuba no está exenta de influencias extrañas en este mundo globalizado e interdependiente, constantemente amenazada y bloqueada además, pero seguir buscando las causas de todos nuestros problemas en las agresiones económicas, políticas y paramilitares del imperialismo, solo puede servir para justificar el inmovilismo interno y hacer el juego a las fuerzas que procuran la autodestrucción de la Revolución.

Los bajos salarios, la imposibilidad de acceder a muchos productos de primera necesidad a través del trabajo legal, organizado y estatal, los desniveles sociales introducidos por las medidas procapitalistas del periodo especial, la doble moneda, las inversiones extranjeras directas, el trabajar o no en al área de divisa, el mercantilismo y el consumismo entronizados por el productivismo y la obtención de ganancias en empresas corporativas estatales o sectoriales y otras razones por el estilo están gravitando sobre esta situación, pero sobre todo el divorcio que experimentan los trabajadores respecto a los medios de producción que “pertenecen al Estado” y la existencia de un consolidado aparato burocrático de dirección a nivel ministerial que controla los recursos, los administra y distribuye el excedente sin contar con los trabajadores y el pueblo.

Esta dicotomía entre productores y medios de producción, entre Estado dueño y trabajadores que aportan solo su fuerza laboral es consecuencia -fundamentalmente- de mantener una forma de organización de la producción basado, al igual que el capitalismo, en el trabajo asalariado que genera un plus producto, un excedente cuyo control debiera ser democratizado y socializado en el socialismo a través del trabajo cooperativo, autogestionario y cogestionario que implica otros tipos de propiedad, donde la genérica no es precisamente la estatal, que sería una más, sino la del colectivo de trabajadores, sea directa o usufructuaria.

Es pues el mantenimiento del sistema asalariado en la vertiente socialista de Estado el factor principal que sigue generando este negativo fenómeno típico del sistema capitalista que se apropia del plus trabajo, la plusvalía que produce el trabajo manual o intelectual.

En clara muestra de que el mal sigue campeando, recientemente, el 1 de agosto del presente año, en su calidad de primer vicepresidente del Consejo de Estado, el General de Ejército Raúl Castro emitió el Decreto Ley 251 del 2007 contentivo de un extenso articulado con el siguiente encabezamiento: Modificaciones al sistema de trabajo con los cuadros, dirigentes y funcionarios del Estado y el gobierno, dirigido a regular el comportamiento y la ética de los cuadros. Sin dudas, este instrumento busca reforzar la disciplina contra la corrupción en todo el aparato burocrático del Estado y el Gobierno. Sin embargo no se trata de perfeccionar el aparato burocrático, sino de tender a la paulatina eliminación de sus partes innecesarias en la formación socialista, trasladando la administración de las empresas y recursos bajo actual control del aparato burocrático centralizado del gobierno a los colectivos empresariales y sociales.

El 7 de Agosto pasado, el 2do Secretario del Partido firmó el Decreto Ley 252, sobre la continuidad y el fortalecimiento del sistema de dirección y gestión empresarial cubano, tendiente a seguir mejorando la aplicación del Sistema de Perfeccionamiento Empresarial. La lectura de sus artículos sugiere el interés en que los trabajadores se sientan más responsables de las empresas del Estado, hace mayor énfasis en la participación de los trabajadores en la confección de los planes, procura un mayor nivel de autonomía relativa de las empresas y señala que debe pagarse según el trabajo. Sin embargo deja bien establecido que todas las empresas son de propiedad estatal, todo el excedente que producen pertenece al Estado y queda claro que las administraciones son designadas, con lo cual se mantienen los factores que impiden a los trabajadores sentirse verdaderos dueños de los medios de producción a lo cual se aspira.

Aunque muestra avances, este decreto todavía queda distante de una forma de organización socialista autogestionaria y cooperativa empresarial, pues los trabajadores no tienen participación directa o usufructuaria en la propiedad, no tienen capacidad de elegir a los dirigentes empresariales, no pueden realizar una verdadera gestión empresarial democrática, ni pueden disponer colectivamente del excedente una vez cumplidos los impuestos, pagos de créditos, inversiones para la reproducción, y demás erogaciones. 

Estos dos decretos constituyen pasos positivos que pueden contribuir a una disminución de la corrupción, pero no garantizarán su eliminación en tanto que no se proyectan hacia las raíces del fenómeno, que tienen que ver con la propiedad, la decisión –no solo la participación- de los trabajadores en cuanto a la gestión y los órganos de dirección y a la repartición cooperativa del excedente, factores que caracterizan el nuevo modo de organizar la producción socialista. 

Ambos decretos son insuficientes para afrontar los problemas actuales generales de la producción en Cuba, como insuficiente sería también -por sí sola- la unificación de la moneda, paso que de todas maneras nos urge. Ninguna providencia aislada que no forme parte de una concepción abarcadora, podrá enmendar los graves problemas que nos están afectando. La economía cubana necesita con urgencia la aplicación de un paquete de medidas, que responda a un enfoque integral, parta de los objetivos sociales del socialismo marxista y de los medios correspondientes para su consecución, que contemple la propiedad, las relaciones de producción, distribución y consumo, las estrategias de producción interna, comercio exterior e integración bolivariana, sistemas impositivos y de créditos, orientación de la inversión nacional, las formas democráticas de control social y otras.

Estos tipos de medidas, por sus implicaciones para toda la sociedad, debieran ser ampliamente divulgados y discutidos libre y democráticamente en la prensa del país, en los centros de producción y servicios, en los sindicatos, en los núcleos del Partido y la Juventud , y en todos aquellos lugares que se vean afectados, y ser sometidos a referéndum.

Descendientes como somos del ideario chibasista y también del marxista leninista, que florecieron ambos en el mismo tronco martiano de nuestra nacionalidad, tenemos suficiente cultura, bagaje filosófico, dignidad y valores éticos para encontrar soluciones de consenso a todos estos problemas. 

Pero mientras no seamos capaces de seguir avanzando hasta el establecimiento mayoritario de plenas relaciones socialista de producción, que implican el control democrático obrero y popular sobre la misma, seguirán existiendo condiciones objetivas para el desarrollo de formas de corrupción, por lo que continuará teniendo vigencia aquella consigna de Eduardo Chibás: ¡Vergüenza contra Dinero!, 

22 de agosto de 2007 perucho1949@yahoo.com

1-Newton Briones Montoto. General Regreso. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana , 2005.

Nota. La foto original, inédita, de Chibás, con espejuelos claros, junto a una luchadora de la época y Millo Ochoa, con espejuelos oscuros, fue tomada en Holguín en 1947. Obra en los archivos personales del autor.