Socialización
a la cubana
Pedro Campos Santos.
Miren que
buena manera de hacer diversionismo ideológico: “los de Miami
y la contrarrevolución están diciendo lo mismo que Juventud
Rebelde”. Quieren confundirnos y buscar la manera de parar la
discusión del problema de la propiedad en el socialismo y por
esa vía evitar nuevos avances de la Revolución
El opositor,
Oscar Espinosa Chepe, publicó en distintos medios como El País
y El Nuevo Herald (1) un artículo intitulado Privatización a
la cubana. Para él, las apropiaciones indebidas, que se ven
obligados a realizar los trabajadores cubanos para compensar sus
menguados salarios, son robos. En consecuencia, según este señor,
los trabajadores cubanos son ladrones. Igualmente la utilización
de medios del Estado por los trabajadores y la forma en que se
apropian de ellos, son privatizaciones para él articulista del
Herald, sugiriendo que los trabajadores cubanos desean la
privatización, en lugar de la socialización.
Esta es una
buena manera de manejar datos relativamente ciertos para sacar
falsas conclusiones: “los trabajadores cubanos son ladrones y
quieren el capitalismo”. Algunos burócratas farfullan lo
mismo.
Las dos
conclusiones no solo son falsas, sino mal intencionadas,
diversionistas y contrarrevolucionarias. Tratan de contraponer e
indisponer a los trabajadores, base social del Estado cubano con
el gobierno central y viceversa, cuando la sociedad cubana está
tratando de encontrar el camino para abandonar la vieja
excesiva centralización y avanzar al nuevo socialismo más
participativo y democrático que, para serlo, necesariamente
deberá caminar hacia formas colectivas como el cooperativismo,
la autogestión y la cogestión obrero-estatal.
Desde luego,
sería iluso esperar de la oposición contrarrevolucionaria,
alguna comprensión ante este fenómeno complejo. Los enemigos
de la Revolución buscarán siempre meter cuñas entre los
trabajadores y el Estado revolucionario para tratar de
obstaculizar el camino que tiene por delante nuestro proceso
socialista.
El señor
Espinosa Chepe le hace un favor, si es que no está de acuerdo
con ellos, a un cierto número de burócratas del patio,
opuestos al desarrollo de la autogestión empresarial
socialista y que prefieren procesos de privatización a
procesos de socialización. Entre estos burócratas, lo
mismo puede haber verdaderos enemigos agazapados del socialismo
y de la clase trabajadora que, también, honestos equivocados
que erróneamente ven el desarrollo del capitalismo en China,
como avances del socialismo en ese país asiático.
No es un
secreto para nadie que en Cuba se discute hoy cuadra por cuadra,
y en todas partes este problema de la propiedad en el
socialismo. Todos saben que a instancias de los artículos de
Juventud Rebelde citados por este diversionista, en la Academia
de Ciencias se ha creado una comisión para estudiar el tema de
la propiedad socialista.
Los agentes
del capitalismo en Miami y en el patio no quieren quedarse al
margen de la discusión, y aunque nadie les ha dado vela en este
entierro, se creen que van a engañar a alguien aquí con
sus interpretaciones “sociológicas” tergiversadas.
Para este
“economista” de las escuelas neoliberales que encuentran
solución a todos los problemas económicos en la
privatización, léase entrega de los medios de producción al
capital privado, el trabajo por cuenta propia es privatización
y mete en un mismo saco a la producción mercantil simple
y a la producción en general.
La producción
mercantil simple, el trabajo por cuenta propia, que no explota
trabajo ajeno y por tanto no produce plusvalía, es anterior al
capitalismo y nada tiene que ver con el sentido de las
privatizaciones que recomienda el señor Chepes.
El trabajo
por cuenta propia es una forma de producción precapitalista que
persiste en el socialismo por imperativo del bajo desarrollo de
las fuerzas productivas y las características específicas de
algunas producciones, incluso de nueva tecnología, que es
aceptada por la Revolución, si bien es cierto que no siempre es
adecuadamente comprendida por muchos en el aparato estatal. Esto
es parte de la discusión actual. Es una forma que debe
liberarse de todas sus trabas actuales, pero esencialmente no es
una forma de producción capitalista, ni puede –objetivamente-
tener preponderancia.
Si tenemos
en cuenta que el trabajo por cuenta propia representa una forma
extendida de la propiedad repartida en la sociedad y que
la organización de su producción tiene carácter
autogestionario, puede considerarse como una forma
socializada de la producción en el socialismo.
El trabajo
en muchos “chínchales”, como menciona el autor de
“privatización a la cubana”, puede ser realizado por
trabajadores por cuenta propia, pero muchos otros “no tan cínchales”
que emplean varios trabajadores, prestan diversos servicios y
generan no pocas ganancias y que en nada se parecen a las fondas
chinas de antaño, se prestan más y trabajan en la practica
como formas de cooperativas, donde los trabajadores aportan
fuerza de trabajo y se distribuyen las ganancias. Estas no
son “privatizaciones a la cubana”, en todo caso,
socializaciones a la cubana.
El uso de
terminología marxista por el señor Espinosa Chepe puede
confundir a otros, pero no a los cubanos que llevamos muchos años
buscando las vías para sacar del bache al socialismo cubano,
que otros quieren sepultar. Él escribe: “El problema de los
salarios no tiene solución sin una reforma radical del sistema
que libere las fuerzas productivas e incremente la eficiencia de
las empresas, posibilitando el aumento real de los salarios,”
Aplausos
prolongados –busca el sr. con este bocadillo-, pareciera una
frase marxista y revolucionaria, radical; pero dicha por el señor
que resuelve todo con la privatización, “liberar las fuerzas
productivas” es poner las empresas a la venta, al mejor
postor, al capitalista, al que más tenga para comprarlas.
No señor
Espinosa, la liberación de las fuerzas productivas en Cuba para
los marxistas tiene un significado distinto, para nosotros es
socializar, no privatizar. Para nosotros es desarrollar
preponderantemente el cooperativismo en empresas chicas y
medianas, desarrollar la autogestión obrera en otras empresas y
la cogestión obrera estatal en las grandes empresas. Y desde
luego, reconocer los espacios que todavía tienen las relaciones
monetario- mercantiles pero que tenderán a reducirse con
el tiempo.
Pero además
señor Chepe, en esa frase, usted delata sin darse cuenta sus
intenciones capitalistas, cuando sigue apegado al salario. “La
condición de la existencia del capital es el trabajo
asalariado” (2), quedó expuesto en el Manifiesto Comunista, y
la práctica posterior ha demostrado que el socialismo de Estado
al seguir con el trabajo asalariado, se quedó como enganchado
al capitalismo, y ese es uno de sus grandes fardos pesados que
debe superar.
Para los
comunistas que hemos estado estudiando a profundidad el sistema
capitalista, el socialismo de Estado y cómo salir de esta
situación sin regresar al capitalismo, la privatización y
el trabajo asalariado que usted nos sugiere tan amablemente, no
constituyen ningún avance económico sino todo lo contrario y
nada tienen que ver con las nuevas formas de producción en el
socialismo, a donde nos proponemos avanzar. Mientras la
organización de la producción se base en el trabajo
asalariado, estaremos ante alguna variante de capitalismo,
sea el clásico o el capitalismo de Estado.
La nueva
forma de producción socialista, fue descubierta por Marx en las
cooperativas que ya existían en el seno del capitalismo. En
muchos de sus escritos Marx significó que la forma de trabajo
de las cooperativas, a lo que llamó indistintamente cooperación
o cooperativismo y que, modernamente, llamamos autogestión
obrera, basada en la propiedad colectiva, la gestión democrática
y la repartición equitativa (no igualitaria) del excedente,
constituía la nueva forma de producción. Eso excluía el
salario, que encubre la explotación y la obtención de plusvalía.
Esa nueva
forma de producción, la autogestión obrera que no debe
confundirse con la cooperativa, es la que deberá ir primando en
las nuevas empresas socialistas que, funcionen como
cooperativas, empresas autogestionadas o cogestionadas (obrero
estatales), deberán basarse en la propiedad o el usufructo
colectivo, social de los medios de producción.
El
escribiente del Herald, con tono sibilino nos espeta:
“Es el momento de un viraje hacia la privatización de todos
esos establecimientos y la distribución de la tierra a los
campesinos, meta principal de la Revolución en sus orígenes e
incumplida”. ¿A quien quiere engañar? Sugiere que la “meta
principal de la Revolución” en sus orígenes fue incumplida.
Ni esa fue la meta principal de la Revolución en sus orígenes,
ni tampoco fue incumplida. Lo primero fue acabar con el régimen
de oprobio y además sí se repartieron más de cien mil títulos
de propiedad a los campesinos. Respete la Historia, que
por mucho que se desee no puede ser reescrita.
Lo que trata
es de poner a los campesinos contra la Revolución, presionar
para disolver las cooperativas, disolver la UBPC. Las UBPC son
formas avanzadas de producción socialista, una forma de cogestión
obrero estatal, que no han llegado a desarrollarse plenamente
por las muchas trabas que han tenido y la falta de apoyo del
Estado. Las UBPC deben perfeccionarse pero no destruirse.
Repartir las tierras de las UBPC sería dar un paso atrás. Las
tierras que están en manos de granjas estatales tampoco deberán
distribuirse, deben convertirse en cooperativas socialistas
superiores cogestionadas o cooperativas simplemente con
entrega de la propiedad de la tierra en colectivo según las
circunstancias de la producción lo exijan.
Lo que sí
está claro es que debe haber un reajuste de las formas de
organización de la producción y la propiedad en el campo, pero
nunca a favor de privatizaciones ni reparticiones individuales
de tierras. La renovación necesaria debe apuntar al
colectivismo, al cooperativismo y la cogestión
campesino-estatal, apoyada con recursos del Estado.
El
neoliberal que usa terminología de la economía política
marxista para tratar de confundirnos saca una brillante conclusión
diversionista: “Ante la anormal privatización existente y sus
insanas consecuencias, se impone un reordenamiento gradual y
racional de la propiedad, cuyo comienzo no puede demorarse.”
No es verdad
que “haya una anormal privatización”. Lo que se está
produciendo, en todo caso es una anormal socialización de
la propiedad y la producción. No es privatización en el
sentido que lo señala Chepe, porque los trabajadores no lo están
haciendo con ánimo de lucro capitalista, incluso lo están
haciendo en forma cooperativa, en algunos casos están
“violando las leyes” para resolver problemas de la producción,
pues ellos se ponen de acuerdo en como trabajar, hacer avanzar
la producción o impedir que se pare y en cómo distribuirse las
ganancias, y son mayoritariamente para resolver sus necesidades,
no para explotar a nadie.
Les hemos
dicho durante 40 años a los trabajadores que esta economía es
de ellos. Los trabajadores, ante la insuficiencia de sus
salarios, con toda razón han asumido su economía, ¿si
es de ellos porqué no van a tomar lo que necesiten? Es el
razonamiento sencillo, natural, de los de a pie, la pobrecía
(los trabajadores, los pobres, los humildes, los más, a quienes
no les alcanza el salario) ¿De quién si no es este Estado?
¿Para qué hicimos la Revolución? Esta Revolución, dijo Fidel
es de los humildes por los humildes y para los humildes. Lo que
ha pasado en verdad, es que el descontrol burocrático
engendrado por el socialismo de Estado, no ha permitido
hacer una socialización ordenada. Pues ahí tienen la otra,
inevitable.
La clase
obrera no tiene que pedirle permiso a nadie para hacer la
autogestión y apropiarse de los medios de producción. O el
orden lo pone el Estado realizando la autogestión obrera, o los
trabajadores se encargan de hacerla a su manera. Así de simple,
aunque muchos burócratas no lo entiendan ni lo deseen porque
prefieren que siga el relajo de la economía centralizada en el
Estado. No sería difícil averiguar para qué.
Y desde
luego no estamos hablando de las no pocas excepciones de
individuos mafiosos que sí están actuando con un sentido
capitalista de lucro y con la intención perspectiva de
“comprar y poner sus propios negocios capitalistas”. Pero
por suerte son una minoría que no compone verano.
Entonces la
frase de Chepe “se impone un reordenamiento gradual y racional
de la propiedad, cuyo comienzo no puede demorarse” que para él
tiene un sentido burgués capitalista, privatizador, pareciera
lo mismo que viene promoviendo Juventud Rebelde y que la
academia de Ciencias va a estudiar: las formas de propiedad en
el socialismo. Miren que buena manera de hacer diversionismo
ideológico: “los de Miami y la contrarrevolución están
diciendo lo mismo que Juventud Rebelde”.
Más claro
ni el agua: Quieren confundirnos, hacer que algunos despistados
o desconocedores del patio, con algún poder en la burocracia,
se crean el chanchullo, buscar la manera de parar la discusión
del problema de la propiedad en el socialismo y por esa vía
evitar nuevos avances de la Revolución en su inexorable
consolidación hacia nuevas formas socialistas de producción.
Para
nosotros, efectivamente “se impone un reordenamiento gradual y
racional de la propiedad, cuyo comienzo no puede demorarse”,
solo que no, repito no para privatizar, sino para socializar,
descentralizar la propiedad estatal, cambiar el concepto dogmático,
esteriotipado y fracasado de la propiedad estatal como única y
venerada forma de propiedad social y avanzar hacia las formas
socialistas de propiedad colectivas cooperativas,
autogestionarias y cogestionadas, así como a los distintos
niveles comunales, Estado, Provincia, Municipio y
Comunidades.
El
imperialismo sabe, porque durante muchos años estudió y trabajó
para minar las bases del socialismo que se pretendió construir
en Europa, que la reversibilidad hacia el capitalismo de los
procesos socialistas es posible mientras no se consoliden,
extiendan y predominen en la sociedad las nuevas formas de
organización de la producción, la distribución y el consumo
propiamente socialistas, que no son las basadas en el trabajo
asalariado ni en la concentración de la propiedad, sino en el
trabajo autogestionado de los propietarios colectivos asociados
y el control democrático del excedente de producción por parte
de los colectivos empresariales y que deberá extenderse a toda
la sociedad para poder triunfar.
Por último,
para que no queden dudas del carácter diversionista de su artículo
el sr. Chepe se refiere al gobierno actual como “la
dirección provisional”, como si en Cuba estuviéramos en una
situación de inestabilidad política, ante un eventual cambio
de gobierno, o la tan esperada por ellos “transición”. De
paso con la paliza que le dieron los demócratas a los
republicanos en el Congreso recientemente, quizás sería
conveniente a los aliados del actual gobierno yanqui, empezar a
cambiar el lenguaje de la “transición”.
En fin, no,
no sr. Oscar, ahórrese sus calificativos. Este gobierno es
esencialmente el mismo que cuando Fidel no estaba enfermo y
esencialmente seguirá siendo el mismo si él no pudiera
continuar al frente. No se confunda, aunque discutamos sobre
propiedad socialista y se produzcan cambios importantes en esa
dirección, no habrá cambios sustanciales en las figuras
centrales porque tanto Fidel como Raúl y los otros quieren lo
mismo. Lage lo dijo en Uruguay: más socialismo. La mística
socialista, revolucionaria sigue viva. A buen entendedor…
De manera
que estamos en guardia contra todas las tergiversaciones de los
conceptos y categorías económicas marxistas y alertas contra
todos los intentos de dividirnos. De todas formas le agradezco
al neoliberal y economista, la oportunidad que me ha brindado
para desenmascarar sus intenciones diversionistas y de paso,
dejar bien establecido que en Cuba además de las minorías que
quieren el capitalismo y las privatizaciones, y otros pocos que
prefieren más de lo mismo caduco y estancado, estamos los que,
mayoritariamente, queremos avanzar hacia las formas socialistas
de propiedad y producción para garantizar la irreversibilidad
de nuestro proceso y evitar la restauración capitalista,
que en Cuba lleva apellido: anexionista.
1) http://www.almendron.com
/tribuna/?p=12576
2) C.Marx y
F. Engels, El Manifiesto del Partido Comunista. OE. en tres
tomos. T-I. Editorial Progreso. Moscú 1973
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