En
el Socialismo, ¿democracia directa o democracia
representativa?
Pedro Campos Santos.
La forma
democrática que parece más afín al nuevo sistema de
relaciones socialistas de producción, tal y cual nos mostró la
Comuna de París, sería la democracia directa y no la
representativa o indirecta
Sabido es
que para los comunistas, la democracia por su esencia lleva
apellidos, siempre ha sido clasista, dependiendo de la clase
social que detente el poder político que para ser real y más/menos
duradero, debe implicar el poder económico, el control
mayoritario de los medios de producción.
Así, la
historia registra la democracia esclavista, la burguesa y la
proletaria. Pero todas esas “democracias” se han
manifestado en distintas formas a través de la historia.
En la democracia burguesa moderna predominan fundamentalmente
las formas presidencialista y parlamentaria.
En la
democracia proletaria, las formas más clásicas fueron la de
los comuneros de París y la de los soviets en Rusia. En Cuba
existen los Poderes Populares, un sistema por elección popular
de representantes a las asambleas municipales,
provinciales y nacional que a su vez eligen a los gobiernos
respectivos.
Por la
manera en que se ha ejercido la toma de decisiones por los
ciudadanos, desde las primeras formas de democracia griegas, la
democracia ha sido directa o indirecta, ésta última también
llamada “representativa”.
Entre las
formas de democracia directa y representativa, hay grandes
diferencias. La democracia directa -forma en que se
manifestó la democracia ateniense esclavista- implica que los
ciudadanos con derecho al voto participen directamente en la
toma de decisiones, en la aprobación de las leyes. En la
democracia indirecta o representativa, las leyes y las
decisiones son aprobadas por los que previamente han sido
elegidos.
La concepción
moderna más generalizada de la democracia directa implica el
gobierno del pueblo mediante referéndum, la presentación a
votación de iniciativas directas de la población y la revocación
de mandatos. Este fue, en esencia, el modelo democrático de la
Comuna de Paris.
La
democracia directa en la época moderna ha tenido como principal
adversario a la burguesía, que siempre ha manejado
“inconvenientes prácticos” con argumentos como los costos y
lentitud de ejecución, la supuesta apatía que pueda generar en
los electores las constantes votaciones y otros pretextos por el
estilo para evitar someter a sistemáticos sufragios todas las
leyes y la revocación de cargos.
Sin embargo,
a pesar de la oposición de la clase burguesa, en muchos países
y en algunos estados donde existen sistemas federales, se
han aprobado legislaciones que posibilitan la realización de
referendums para temas de importancia nacional o estadual,
al estilo del sistema suizo que viene practicando formas de
democracia directa desde el Siglo XIII, factor que estaría en
la raíz de la estabilidad demostrada por ese Estado desde su
surgimiento. No por gusto recientemente, el Comandante Chávez
dijo que deberíamos estudiar el sistema democrático suizo para
sacar sus experiencias.
Como nunca
antes, el desarrollo de las comunicaciones y la electrónica
modernas facilitan la realización práctica de la democracia
directa por medio de los centros de votación computarizados y
el ejercicio directo de la población desde sus computadoras por
medio de códigos personales, elemento que echa por tierra los
argumentos de quienes se oponen a la democracia participativa
argumentando “inconvenientes prácticos de realización”.
Por su
parte, los partidarios de la aplicación de la democracia
directa en las modernas sociedades apuntan con toda razón que
no todas las leyes deben ser votadas por todos, sino las
principales que tienen afectaciones generales y para todos, como
las constituciones, los presupuestos, las ambientalistas, las
que afecten los derechos humanos y otras por el estilo.
También
plantean que la participación democrática directa debe tener
su expresión más efectiva a nivel comunal, como los cantones,
los municipios o los estados federales, donde se concreta la
vida de los ciudadanos.
Hasta ahora,
las experiencias socialistas intentadas en el siglo pasado y en
el presente, se han regido por formas representativas,
indirectas. No existen experiencias socialistas de democracia
directa. La causa ha residido en el predominio de las
concepciones estatistas de control central de la economía, que
lógicamente han llevado –también- a la centralización del
poder político. Fue el capitalismo de Estado -basado en
la propiedad estatal y el trabajo asalariado- introducido en
1921 en el socialismo por la NEP (Nueva Política Económica)
y convertido luego en Socialismo de Estado neocapitalista, el
que creó las bases socioeconómicas del poder político
totalitario del estalinismo.
Para
participar del poder político hay que tener poder económico.
Es éste el que garantiza que los trabajadores puedan participar
efectivamente en la formulación y toma de decisiones y en la
revocación de mandatos. En consecuencia, los trabajadores serán
verdaderos partícipes del poder político en la medida en que
sean dueños -directamente o en usufructo- de los medios de
producción a través del cooperativismo, la autogestión o la
cogestión.
El
Socialismo en o del Siglo XXI, que para serlo debe ser
participativo, democrático, autogestionario, inclusivo e
integracionista, deberá lógicamente asumir la forma más
democrática de organización y expresión popular, que permita
a todos los ciudadanos con la edad requerida poder ejercer el
poder en forma directa, participar en la formulación de las
leyes, ejercer el voto en relación con todas las
decisiones que los afecten y poseer el derecho para
revocar en cualquier momento a los gobernantes elegidos.
Las formas
socialistas de producción como el cooperativismo y la autogestión
transmitirán naturalmente la esencia de sus características
colectivas, participativas y democráticas al sistema en que
predominen, así como la esencia de las relaciones de producción
asalariadas del capitalismo transmite sus características
privadas, individualistas y autoritarias a todo su sistema.
De manera
que la forma democrática más a fin al nuevo sistema de
relaciones socialista de producción, sería la democracia
directa y no la representativa o indirecta.
Julio del
2007 perucho1949@yahoo.es
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