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Pedro Campos

 

Payá...pa´allá

El nuevo plan contrarrevolucionario de Oswaldo Payá y su CCRD, debe ser desenmascarado política e ideológicamente para que no pueda confundir; pero la mejor forma de desmantelarlo es emprender ya los cambios necesarios. 

Uno de los líderes de la contrarrevolución interna, Oswaldo Payá, promotor del engendro antisocialista llamado “Proyecto Varela”, que se escuda en una supuesta posición religiosa para tratar de destruir la Revolución, acaba de declarar a la prensa, según AFP, que “la mayoría de los cubanos quieren cambios”, al tiempo que anuncia la creación de un “nuevo” grupo opositor, el Comité Ciudadano de Reconciliación y Diálogo (CCRD), para promover una nueva constituyente. 

Las nuevas constituciones, tema ahora de moda en el continente, se han hecho en función de promover el socialismo, no para derrocarlo. La nuestra, como la venezolana, en todo caso debe reformar algunos artículos para dar más poder al pueblo y a los trabajadores, para más socialismo. 

Payá y su “nuevo” grupo, que debe estar compuesto por los mismos de siempre, quieren aprovechar los anhelos de cambios manifestados por el pueblo cubano en el reciente debate del discurso de Raúl, para vender de contrabando su programa antisocialista. Sólo que el flamante CCRD autodenominado “la voz del pueblo”, olvida que los cambios que pidieron los cubanos fueron para más socialismo y no para cambiar hacia más capitalismo como subyace en el fondo turbio de tales declaraciones.

Que se sepa, ninguno de estos señores participó en el debate donde nadie planteó algo que tuviera que ver con la restauración capitalista que ellos promueven implícitamente. Así que nada vengan a reclamar en nombre de ningún planteamiento de cambios. No, ustedes no tuvieron nada que ver con este debate que abrieron Fidel y Raúl con sus discursos en la Universidad y el 26 de Julio respectivamente y apoyaron los revolucionarios desde sus críticas en la base. Payá…para allá, no quiera montarse en este tren revolucionario que nada tiene que ver con Usted y los suyos. Andamos en proyectos opuestos. 

¿Qué hay detrás? Claramente, la contrarrevolución está aspirando a capitalizar el descontento que se puso de manifiesto en los debates, el cual puede crecer ante la lentitud del Partido y el gobierno para comenzar a implementar los cambios necesarios que, de no realizarse, pudiera desencadenar una situación de ingobernabilidad peligrosa. 

Las propuestas de estos contrarrevolucionarios, no dejan lugar a dudas:

1- “Promover la conciliación y el diálogo”. Con esto pretenden confundir a sectores no bien politizados, tratando de promover la idea de que la solución a los problemas actuales está en el diálogo con la contrarrevolución y en la conciliación con sus posiciones. Nada que ver, puro diversionismo. Las soluciones ya fueron expuestas: más socialización. 

2- “Cambiar las leyes”.Muchas de las propuestas de los revolucionarios en el debate se refirieron a cambiar leyes absurdas que incluso van contra la Constitución socialista. Quieren confundir ahora pidiendo “cambiar las leyes”, para buscar la “solidaridad, la comprensión” de los que han estado haciendo estas solicitudes y críticas para mejorar nuestro sistema, cuando en verdad las leyes que estos contrarrevolucionarios quieren cambiar son las leyes socialistas y en primer lugar la constitución, para poder restaurar el capitalismo. 

3- “Elecciones libres”. Entre las propuestas del debate entre revolucionarios del discurso de Raúl hubo un claro consenso de hacer la democracia más directa, acercar más la decisión a las bases y cambiar algunos aspectos de la ley electoral que lo permitieran. Con esto de sus “elecciones libres” quieren capitalizar el descontento que genera el hecho de que se van a realizar las elecciones más importantes que se celebran en Cuba, sin que se haya realizado ninguno de estos cambios. 

4- “Asamblea Constituyente”. Con esta demanda claramente se quitan la careta, tratando de promover una nueva Constitución a sabiendas de que la gente pidió realizar algunas modificaciones necesarias para dar más espacio a una mayor participación decisoria de los trabajadores y otros por el estilo. No necesitamos otra Constitución, solo algunos cambios que pueden hacerse sin ninguna nueva constituyente. El propósito es claro: desechar esta Constitución Socialista, mejorable, para buscar otra que permita sus propósitos restauradores. 

Quienes hemos estado participando en los debates convocados por la dirección de la Revolución y el Partido, debemos denunciar claramente el sentido diversionista, oportunista y anti-socialista de estos movimientos y sus propósitos, al tiempo que hacemos un llamado de alerta para no seguir difiriendo más algunas medidas que son necesarias y que darían claramente la señal al pueblo de que sus propuestas están siendo atendidas y eliminarían cualquier potencialidad a estos planes de la oposición. 

Evitar el combate político equivale a perderlo por no presentación. Hay que enfrentar abiertamente a estos grupos contrarrevolucionarios ante el pueblo y desacreditarlos como supuestos defensores de los derechos humanos y la democracia y darles la respuesta que demande el tipo de acción que vayan tomando. Desde la fuerza y la razón, la Revolución no necesita más que responder en el mismo plano de la crítica pública y el combate ideológico, sin dejar de demostrar su disposición a defenderse en todos los órdenes y acudir a la represión cuando las acciones de la oposición tiendan a la violencia y el desorden público. La Revolución nunca debe excederse en la represión, pero sí tener la mano preparada para actuar con toda firmeza y rigor cuando sea necesario. No tomamos y mantuvimos el poder para entregarlo en ninguna forma al enemigo de clases. 

El socialismo, en proceso de construcción, es el más humano de todos los sistemas, el máximo defensor del derecho a la vida, a la libertad, a la democracia, al trabajo y al bienestar del ser humano en todos los órdenes, no obstante la ocasional utilización de métodos y aberraciones, propios de extremismos activados al calor de la feroz contienda desatada por las agresiones y el bloqueo imperialista. 

La lucha de clases no cesa en el periodo de tránsito, adquiere diversas formas. La contrarrevolución interna, de una u otra manera, imbrica sus políticas y acciones con la externa que incluye al Imperialismo. Nuestra respuesta debe ser más fuerte mientras mayor sea la conexión entre ambos y mientras más agresiva sea su acción. El capitalismo internacional debe saber que sus peones internos, comprados o voluntarios, no pueden actuar aquí impunemente, ni siquiera los disfrazados de obedientes ovejitas estatistas que, desde dentro del propio sistema, están haciendo todo lo posible por su destrucción creando todo tipo de dificultades al avance del socialismo. 

El nuevo plan contrarrevolucionario de Payá y su CCRD, debe ser desenmascarado política e ideológicamente para que no pueda confundir a los menos politizados; pero la mejor forma de desmantelarlo es emprender ya los cambios necesarios a los que se ha referido Raúl en forma general y el pueblo ha estado demandando. 

La Habana, 27 de noviembre de 2007