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Pedro Campos

 

Entrevista con motivo del discurso de Ramiro Valdés en el 40 Aniversario del asesinato del Che

Una Agencia de Prensa Internacional me hizo esta entrevista y decidió no publicarla. Por su importancia doy a conocer sus preguntas y mis respuestas. 

Periodista: Tengo entendido que Usted ha seguido muy de cerca estos debates. ¿Qué espera de sus resultados? ¿Cree que se tomen en cuenta realmente para una agenda gubernamental de corto y mediano plazo? 

Pedro Campos: Estos debates se iniciaron cuando Fidel dijo en noviembre del 2005 que la Revolución podría autodestruirse, ser reversible y llamó a todo el pueblo a enfrentar los problemas que la aquejan aún. Ahora con el llamado del Partido a discutir el discurso de Raúl tomó impulso, se hizo abierto y organizado. 

Acepto responder este cuestionario, como uno más de los tantos ciudadanos que se han sentido estimulados por el llamado de Fidel, Raúl y el Partido, quienes en definitiva son los que dirigen este proceso, lo siguen en detalle y son sus garantes, de manera que seguramente ellos podrían dar respuestas mucho mas integrales que las mías. Como analista político y advertida usted de que lo hago desde una óptica totalmente parcial a favor del socialismo, puedo darle mis observaciones. 

El debate no es un sombrero de mago, de donde puedan salir –de inmediato- soluciones precocidas, ha sido un intercambio libre de opiniones y como tal, hasta el momento, puede decirse que ha logrado resultados. Desde 1991, cuando el IV Congreso del PCC no había existido un debate tan profundo en el seno de la militancia y el pueblo. No sólo se habló de los problemas particulares y generales de la sociedad, sino de cómo enfrentarlos. Creo que todos, militantes, ciudadanos, dirigentes hemos ganado mucho en estos intercambios. Siempre este proceso hubiera podido ser mejor, no tuvo, en mi criterio, el respaldo que debió darle la prensa nacional, no faltaron quienes pusieron obstáculos y lo ignoraron haciendo el juego a quienes desde la contrarrevolución llamaron al boicot del silencio, no fue igual en todas partes, pero su comportamiento general fue un libre intercambio, como fue el propósito enunciado por el Partido. Los ecos del debate continúan y ahora quedan las expectativas.

Los que no hablaron por temores a represalias, fueran reales o infundadas (lo que ocurre en este y en cualquier sistema) se limitaron ellos mismos en su derecho de ser escuchados.

Los incrédulos, los interesados en que las cosas sigan igual o se pongan peor, ya sea por estrechos intereses, ignorancia o mala fe, se han esforzado por minimizar la importancia del debate y no avizoran que tenga significativos impactos en el futuro de nuestra sociedad. Pero habrá un antes y un después de este debate. No es posible subestimar la confianza depositada y las esperanzas despertadas en los trabajadores y el pueblo por estas discusiones. Se han dicho cosas de mucha trascendencia, no darles la debida consideración, sería en extremo peligroso para el futuro de Cuba. 

Yo confío en que la dirección del Partido no defraudará esa confianza y esas esperanzas. De manera que estoy convencido de que los problemas y las propuestas serán analizadas y habrá una clara respuesta que se traslucirá en forma de medidas concretas, en nuevas consultas y tal vez en la estructuración de un paquete de acciones para que sean discutidas y aprobadas por el pueblo, la Asamblea Nacional o el próximo Congreso del PCC. Es posible que haya medidas que se puedan tomar ya de inmediato y otras demanden más tiempo de estudio y aplicación, pero no tengo dudas de que se avanzará en el camino que han estado demandando las bases. El debate, una muestra efectiva de democracia participativa real, por sí mismo, ya es un logro muy importante.

Periodista: Se dice que en estos debates afloraron todos los problemas que hoy agobian a la población cubana, que ahora espera soluciones. No obstante, Ramiro Valdés advirtió este lunes que para ello hacen falta recursos y "todo no se podrá hacer de una vez"... ¿Qué se arriesga en caso de que la gente no vea soluciones prontas? ¿Ve usted algunas soluciones más cercanas que otras?

Pedro Campos: El compañero Ramiro dijo textualmente, según Granma: “Los problemas se resuelven con ideas, con organización, con conciencia, pero también con recursos. Todo no se podrá hacer de una vez. Todas las necesidades que se planteen no podrán ser resueltas de forma inmediata o simultánea.” De manera que en ningún momento negó que hubiera soluciones prontas posibles ni las hizo depender todas de la existencia de recursos. Su pregunta refleja una lectura parcializada del discurso, que puede ser interpretada como tendenciosa e interesada en situar al compañero Ramiro en el bando del inmovilismo.

Pero su enfoque dialéctico del problema queda claro al referirse, además de a los recursos mencionados por él al final, a que los problemas se resuelven con ideas, organización y conciencia, todo lo cual abundó en el debate. El está conciente de que si no tenemos muchos recursos, a este pueblo sí le sobran “ideas, sistemas organizativos, y conciencia revolucionaria” demostrada, y le agrego: cultura, conocimientos técnicos, academia, iniciativas prácticas, honor, dignidad y valentía más que suficientes para enfrentar los cambios necesarios y garantizar la continuidad del socialismo en Cuba, todos aspectos de la subjetividad.

Lo primero para resolver un problema, es identificarlo y penetrar en sus contradicciones internas para entenderlo y conocer su evolución. Eso estamos haciendo todos con este debate. Si la dirección de la Revolución hubiera tenido todo claro, no hubiera citado a estas discusiones. Esto es un proceso, y es complicado, pues nos estamos cuestionando muchas cosas, Marx nos enseñó a eso, estamos dándonos cuenta de que son necesarios nuevos métodos, nuevas concepciones, nuevas estructuras y todo hay que hacerlo garantizando el camino socialista, que no haya desvíos que conduzcan hacia una restauración capitalista, por exceso o por defecto, lo que –precisamente- tenemos, queremos y vamos a evitar. Los participantes han demandado más socialismo y lo que se haga tendrá que ser en esa dirección: más socialización, no privatización. 

Es claro que se plantearon problemas más simples y otros de mayor complejidad. La mayoría requiere más de ideas, disposición y nuevos enfoques que de recursos, pero algunos por su complejidad llevarán más tiempo que otros, lógicamente. Las limitaciones materiales y de recursos siempre han existido y no conozco que alguien haya estado pidiendo la multiplicación de los peces y los panes. Las soluciones y cambios que se propusieron según tengo entendido, han estados enmarcadas fundamentalmente en el campo de la subjetividad, la organización, los sistemas, las concepciones, la mejor manera de explotar nuestros recursos, la forma de distribución de lo que tenemos. La gente no pidió aumentos de salarios, sino que se le pague por el trabajo realizado.

Unificar la moneda; darle participación a los trabajadores en la ganancia, la gestión empresarial, la elección de la dirección; municipalizar los presupuestos y las tareas de orden interior; liberar las trabas a la producción agrícola, entregar las tierras ociosas a los campesinos y fomentar cooperativas de todo tipo; liberar el trabajo por cuenta propia; focalizar los subsidios; eliminar prohibiciones anticonstitucionales sobre la propiedad individual; restablecer la paridad del CUC con el dólar y otras medidas económicas propuestas no sólo no demandan más recursos, sino que –todo lo contrario- pueden generar ahorros extraordinarios y estimular ampliamente la producción y aumentar las ofertas en beneficio del pueblo y la acumulación socialista.

Los obstáculos que puedan erigirse ante tales medidas no están por tanto en la falta de recursos.

Ramiro tiene razón, ningún paquete de medidas, como por ejemplo las 15 propuestas para revitalizar el socialismo, podría ser nunca orquestado a la vez en todas sus partes. Que estén integradas y sugeridas para un corto plazo (cuestión de meses) no quiere decir que sean al unísono ni para su aplicación inmediata. Si alguien planteó algo así, sería porque desconoce el funcionamiento de las leyes socioeconómicas. Siempre, para éstas y otras medidas de orden organizativo y estructural en el campo de la Economía habría que establecer un orden de factibilidades y escalonarlas en sus relaciones de causa y efecto, unas se tendrían necesariamente que implementar primero que otras. Nuestro pueblo tiene mucha más cultura y sabiduría económica que la que se le supone, pues todos los días se enfrenta a su menguada contabilidad doble monetaria para enfrentar sus múltiples necesidades, y lo hace con éxito a pesar del bloqueo económico imperialista y de ese otro interno que ha sido planteado en este debate.

En estos procesos siempre caben malos entendidos, análisis incompletos y tergiversaciones, como ya señalé respecto a las lecturas interesadas de discursos, también de propuestas. Más allá del debate honesto entre los cubanos, siempre habrá quienes querrán encontrar y abrir brechas en el campo revolucionario y poner comas donde hay puntos y viceversa. No es imposible que aparezca mañana un tradicional agente del imperialismo “defendiendo” propuestas hechas por revolucionarios, para tratar de restarle credibilidad. Aquí conocemos todos esos métodos diversionistas y otros, menos intelectuales, que usan los enemigos externos e internos del socialismo y sus agentes. Para enfrentarlos todos, estamos preparados.

Tales maniobras enemigas se estrellan contra la honestidad, transparencia y valentía de los planteamientos realizados y su carácter socialista, comedido, austero y sustentado en la sapiensa popular que predominaron en el debate.

Es posible que algunas medidas, para enfrentar problemas concretos planteados por muchos compañeros, relativas a papeleos y prohibiciones que obstaculizan la solución de temas cotidianos, que solo demandan la aplicación estricta de la ley o la Constitución y cuestiones por el estilo ya establecidas pero que se violan, se puedan resolver con alguna prontitud. Otros asuntos podrían llevar más o menos tiempo según su grado de complejidad. 

Ya la estructuración y aplicación de una nueva concepción integral del socialismo basada en la autogestión socialista (empresarial y social), con cambios profundos en la estructura de propiedad, un nuevo esquema complejo de acumulación, y sus consecuentes nuevos principios de organización social lógicamente llevarán algo más de tiempo, aunque hay muchos estudios avanzados ya en ese sentido; pero tampoco podrá esperar a las calendas griegas, no habría tiempo. Que estemos apurados en resolver los problemas no quiere decir que haya que hacer las cosas sin pensarlas bien, pero hay muchas que ya lo están.

Sin dudas, habrá soluciones que tendrán que ser contempladas en distintos plazos. Nadie me lo ha dicho, pero si no fuera así ¿qué sentido tendría esta consulta, cuando todos sabemos que hay tantos problemas e insatisfacciones? ¿Sólo para contentar a la gente y brindar un escape como dicen los escépticos y la contrarrevolución? No creo que esté en el interés de la Revolución darle la razón a los que así piensan. Fidel y Raúl, promotores de estos debates, han dejado constancia -en sus intervenciones- de que están concientes del momento histórico que vive nuestro país y de su disposición a realizar los cambios que sean necesarios.

Periodista: ¿Estas soluciones que la gente pide pueden provenir de cambios superficiales o deben ser el resultado de transformaciones de fondo en el proyecto socialista cubano? ¿Como cuáles? 

Pedro Campos: La gente planteo de todo, cosas que pueden resolverse con una simple resolución, como suspender la carta de invitación, hasta cambios de fondo, trascendentales, en función de la estructuración de una concepción más moderna del socialismo, con mayores niveles de participación democrática directa en todos los ordenes, que no tiene que ser ningún esquema, sino más bien un camino.

Soy de los que piensan que son necesarias unas y otras. Vengo escribiendo hace rato sobre el socialismo participativo, democrático, autogestionario, inclusivo e integracionista, que contempla cambios de fondo en la forma de concebir la participación y la dirección de la sociedad y la economía. Especialmente en las concepciones de la propiedad socialista que permitan e incluya además de la estatal, formas de cogestión obrero-estatal, la propiedad cooperativa no solo en la agricultura y potencie también la producción individual o cuentapropista, nada que ver con formas capitalistas ni privatizaciones. Estoy planteando caminar en esa dirección. 

Hay muchos prejuicios con la autogestión y el cooperativismo, que tienen fundamentos históricos pero no siempre valorados en toda su integridad. No se trata de absolutizar ninguna de estas formas, sino verlas integradamente, como corresponde al socialismo en tanto tránsito hacia el comunismo. Hablamos de la autogestión social, vista la sociedad como una gran entidad autogestionaria, que también funcione así igualmente en sus partes, no solo empresarialmente o en las uniones de empresas y cooperativas, sino también a nivel social, como se supone que deba funcionar el Poder Popular, con la creación y el control de sus presupuestos e impuestos a los distintos niveles. 

Las transformaciones que garantizarán, a mi juicio y desde luego hay otros criterios, la consolidación del socialismo como sistema económico y social, serán las que se realicen en las relaciones de producción, propiedad, distribución y consumo, que están en la base de la pirámide social. La Revolución cumplió su fase política al derrotar a la burguesía nacional aliada al imperialismo como clase e inició su fase social con las nacionalizaciones, la Reforma Agraria y la creación de cooperativas, pero este proceso sufrió un periodo de estancamiento donde no se continuó la socialización debido al esquema tradicional que concebía el socialismo como una cuestión de Estado, economía del Estado, propiedad del Estado, todo en función del Estado. 

Eso no fue culpa de nadie, fue la concepción predominante en el socialismo mundial al que Cuba tuvo necesariamente que vincularse para subsistir frente al imperialismo. Aquel socialismo fracasó en Europa y Asia. Las condiciones internacionales son otras hoy. Las ideas del socialismo, guardando las esencias originarias, se han ido modificando también. La propia práctica nuestra misma nos ha demostrado la necesidad de realizar cambios en los conceptos y en las estructuras. Los hacemos o podemos correr la misma suerte que el socialismo fracasado. Y la restauración capitalista en Cuba significa anexionismo y esto aquí lo quieren solo los fieles servidores y asalariados del enemigo histórico de la nación cubana. 

Entre los revolucionarios y comunistas podemos tener puntos de vista distintos en cuanto cómo hacer las cosas y sus tiempos de aplicación, y en eso unos pueden tener razón y otros estar equivocados, o unos tener razón en una parte y no en otra, por eso estamos discutiendo fraternalmente como corresponde entre comunistas, como nos enseñó el Che; pero no tenemos diferencias en cuanto a los objetivos que perseguimos. La práctica es el criterio de la verdad y está demostrando que las concepciones hasta ahora predominantes, no son precisamente las más exitosas.

Periodista: Por favor, para citarlo necesito saber su profesión y oficio actual y donde reside actualmente. Pido de antemano disculpas por abusar de su paciencia y quedo a la espera de sus respuestas. 

Pedro Campos: Soy Licenciado en Historia, graduado en la Universidad de la Habana en 1978. Actualmente soy jubilado y escribo para revistas digitales de izquierda sobre los resultados de mis investigaciones. Resido en La Habana.

Gracias a Usted por haberle dado importancia a este debate revolucionario. 

La Habana, 12 de Octubre de 2007