Pedro Campos |
La
grave crisis del transporte urbano en La Habana. Una
alternativa: las cooperativas de transportistas
Pedro Campos Santos.
Uno de
los más agobiantes inconvenientes del presente para el
cubano de a pié, la gran mayoría, es la escasez de transporte
público.
El Comandante
en Jefe, en la reunión del V Pleno del Comité Central el
Partido, celebrada el lunes 3 de julio, nos ha invitado a todos
a pensar en soluciones para resolver los graves problemas que
afrontamos. Uno de los más agobiantes inconvenientes del
presente para el cubano de a pié, la gran mayoría, es la
escasez de transporte público. Trabajadores, estudiantes,
soldados y pueblo en general pueden llegar ainvertir un promedio
de 3 a 4 horas diarias para realizar sus labores sociales
diarias.
Digámoslo
claro: el transporte público en Ciudad Habana está
colapsado. Y el verano ya llegó. La columna vertebral del
sistema conformada por los ómnibus del transporte urbano
estatal está en crisis y el transporte alternativo sufre las
consecuencias, además de que también está acosado por los
embates generales de la situación actual.
Según datos
publicados en la prensa cubana el número de ómnibus que
circula en La Habana se redujo 75% en los últimos 17 años, al
pasar de 2.700 apenas a 700. Según trabajadores de
ómnibus urbanos los talleres no están en capacidad de asumir
el mantenimiento y no hay piezas de repuesto. La falta de un
adecuado control sobre el funcionamiento del transporte urbano,
hace posible el desvío de parte del cobro y hasta el cambio
arbitrario de rutas.
Muchos
cobradores no dan el vuelto, ni el comprobante de pago, quedándose
con todo el efectivo para ellos. Los que usamosel transporte público,
estamos tan abrumados por la espera y la ansiedad de llegar a la
puerta de atrás lo más rápido posible, que no nos preocupamos
mucho por el vuelto ni el comprobante que; además, ningún
inspector pide.
La culpa no
es de estos esforzados trabajadores. Es consecuencia del mismo
desorden que hay en casi todos los demás sectores de la economía
y las causas son parecidas. Muchos trabajadores del transporte
se sienten mal pagados por la cantidad de horas de trabajo
enfrentando a un público insatisfecho con el servicio, que la
emprende con los “guagüeros” quienes no son responsables de
esta situación y que incluso son víctimas de agresiones,
pedradas y el lanzamiento de otros objetos contundentes. Los
controles sobre el cobro del pasaje que existieron hace tiempo,
ahora no se ven y se ha perdido la vinculación real entre la
recaudación y el pago a los trabajadores.
El gobierno
ha anunciado la compra de varios cientos de ómnibus chinos para
resolver los problemas del trasporte, pero hasta el momento solo
se aprecian para el movimiento interprovincial. Cuando lleguen
estos ómnibus, será necesario unconjunto de medidas que
garanticen su correcta y racional explotación,sin las cuales
pronto podría ocurrir lo que siempre ha pasado: al cabo de unos
meses o de pocos años, ya todo el parque debe ser renovado por
falta de mantenimiento y correcta explotación. Esto está
pasando con las guaguas acordeón que han sustituido a los
camellos en algunas líneas, no tienen piezas de repuesto, se
van inutilizando, y no aparecen los recursos para comprarlas. Lo
que empezó muy bien, en unos pocos meses ya es un desastre.
El Estado ha
dedicado enormes cantidades de recursos al transporte urbano.
Unas veces fueron los Pegasso españoles, otras los Leyland
ingleses, los Hino japoneses, las múltiples marcas rusas, las
Skodas checas, las Ikarus húngaras, las Mercedes Benz
alemanas, se intentó fabricar o ensamblar aquí Ikarus y
Mercedes Benz. Pero siempre todo ha dependido de grandes
inversiones ocasionales del Estado. Ahora se intentará resolver
el problema con las Yutong chinas. La multitud de marcas
complica el mantenimiento y ha puesto a prueba la capacidad de
los trabajadores del transporte que, sin recursos y adecuada
organización de la cooperación, poco puede hacer.
La solución
del problema del trasporte urbano históricamente se ha
concebido fundamentalmente como una cuestión de
“comprar más guaguas” y algunos insumos que siempre
resultaron insuficientes, pues por problemas presupuestarios,
elMinisterio no ha contado con recursos para comprar las piezas
de repuesto necesarias. Todo ha quedado siempre pendiente
a que el Estado haga la inversión, a que el Estado compre las
piezas de repuesto, a que el Estado compre los acumuladores, las
gomas, etc. Algunos compañeros hablan como si el Estado no
quisiera que se resolvieran esos problemas.
El otro
transporte por ómnibus, el que controlan algunas empresas “priorizadas”,
además de su carácter discriminatorio hacia otros trabajadores
pues solo funciona para recoger y devolver a sus propios
trabajadores, el resto del tiempo no se explota o se mal usa
para otros fines, provocando subutilización de los medios,
gastos irracionales y plantillas infladas.
Los taxis
estatales que funcionan en moneda nacional son insuficientes y
cobran altos precios, los taxis particulares (almendrones) han
disminuido y también han aumentado los precios. Han ayudado,
pero últimamente escasean ante la demanda, al tiempo que no se
admiten nuevas licencias y muchos han decidido entregar las
suyas y actuar ilegalmente pues consideran muy elevado el
impuesto que deben pagar, en momentos en que también les ha
aumentado el costo de la vida,del combustible y los
mantenimientos.
El
transporte de vehículos estatales, “controlado” por antes
amarillos- ahora azules- moviliza- según informaciones de
prensa- unas 120.000 personas de las que acuden a los 178 puntos
existentes en la ciudad, donde trabajan 400 inspectores que
cobransalarios y extras sin producir nada. Los “amarillos”
han ayudado, y es una opción más, pero se trata de una solución
intangible, basadaen la voluntad de los chóferes (que muchas
veces saben como eludirlos, “escurriendo el bulto” detrás
de otros vehículos o transitando por vías secundarias en que
conocen no se encontrarán con los inspectores) y en verdad es
una forma caritativa que ha encontrado la burocracia para
mostrar su solidaridad con el pueblo, pero no constituye una
solución efectiva.
La práctica
demuestra que no se trata solo de hacer una gran inversión en
un gran parque de ómnibus, sino de establecer un sistema, que
integre todos los factores y medios, incluido el ferroviario,
diferentes tipos de transportes, más y menos caros, y muy
especialmente una forma de organización de la producción que
posibilite a los trabajadores del transporte, a ellos mismos
garantizar su funcionamiento y se sientan comprometidos y
responsabilizados con él. Eso demanda, desde luego, una
concepción autogestionaria, cooperativa, de la explotación
de todos los medios de transporte y las capacidades humanas del
sector.
Los mejores
medios, los mejores ómnibus, las mejores locomotoras no
resolverán el problema si no se aborda el tema de la organización
de la producción, la participación especifica de los
trabajadores en toda la gestión administrativa, productiva y
distributiva.
A reservas
de que el cooperativismo y la autogestión solo pueden triunfar
completamente en un sistema nacional integral, como señalaran
Marx. Engels y Lenin (**), y que las cooperativas cubanas en la
agricultura no han funcionado mejor por eso mismo y dado el
excesivo tutelaje y control del Estado,la difícil situación
del transporte es una buena oportunidad para poner a pruebael
cooperativismos en un importante sector de los servicios, que
peor no puede estar y ha demostrado ya ser incapaz de funcionar,
eficiente y establemente, en base a la propiedad estatal y el
centralismo, a pesar de muchos intentos y enormes gastos y
subsidios.
En resumen,
la situación es grave y son necesarias medidas urgentes y
adicionales a las tradicionales. Se trata,deencontrar una solución
integral no coyuntural, que garantice la explotación racional
de todos los medios de trasporte disponibles, de acuerdo con
nuestras realidades de una sociedad de tránsito socialista, en
la cual lo primero es el hombre y debemos trabajar para lograr
una mentalidad colectivista. Como no conocemos que exista una
propuesta de solución integral actual ya sea del Ministerio
deTrasporte o de Transportes Urbanos, salvo lasguaguas
chinas que se han anunciado, bajo la premisa de menos tutelaje y
más apoyo del Estado, sugerimoslas siguientes alternativas.
1-Crear
cooperativas de transporte socialistas autogestionadas de tipo
superior con los colectivos de trabajadores, organizados en cada
Terminal, de manera que todas las cooperativas de las
terminales de La Habana unidas, formen una unión de
cooperativas del transporte urbano.
Entregar los
nuevos transportes chinos yutong a estas cooperativasa través
de un crédito que deberán pagar al Estado en un tiempo
acordado. El transporte sería explotado por los chóferes, mecánicos,
torneros, expedidores, inspectores, custodios, limpiadores y demás
personal necesario. Estas cooperativas deberían funcionarsobre
la base de los principios fundamentales de autogestión, como
autofinanciamiento, pago por trabajo, elección de los
dirigentes, control colectivo sobre la rentabilidad,
ganancias, gastos, costos e inversiones. De esta manera se
garantizaría una explotación racional, el cuidado del parque
del transporte, y la existencia de fondos para el mantenimiento
y piezas de repuesto.
El costo del
transporte deberá ser determinado de acuerdo con los costos y
demás necesidades de la reproducción de los trabajadores del
transporte. Si estos costos resultaran ser muy altos, el
estado deberá mejorar proporcionalmente los salarios que paga
al resto de los trabajadoresy subsidiar a las personas que
no puedan pagarlos, como los estudiantes, amas de casa,
jubilados, incapacitados, pero no subsidiar directamente al
transporte. Una forma de este subsidio podría ser
descontar del crédito que deben pagar las cooperativas por la
entrega de los ómnibus, los importes de cuotas que el estado
desee subsidiar. Todos los costos de operaciones irán por
cuenta de las cooperativas que funcionarán inicialmente con créditos
del Estado.
Una vez
pagados los ómnibus por los transportistas, estos pasarán a
propiedad de las cooperativas de transporte. Las terminales
contarán con talleres completos de reparaciones menores y la
Unión de Cooperativas de transporte podrá a su vez tener
talleres de reparaciones capitales, sustitución de motores,
carrocerías, etc. que pagarían las distintas cooperativas que
usen el servicio.
Las cooperativas de transporte ofrecerán otros servicios en
divisa y moneda nacional para eventos, viajes de paseo y otros
que soliciten otras empresas que no afecten el servicio
normal a la población. Cuando el Estado necesite utilizar el
transporte público para movilizaciones políticas, debe pagar
el importe del gasto y llegar a acuerdos con las cooperativas
que no afecten los costos de producción, o deducirlos de los créditos.
Los gastos e inversiones en divisa que tengan que hacer las
cooperativas, seránrealizados centralmente por el Estado,
contra moneda nacional según el cambio oficial que pagarán las
cooperativas mientras exista la doble circulación monetaria.
Las cooperativas abonarán impuestos por sus ganancias como
todas las empresas actuales del Estado, el cual velará y apoyará
el buen funcionamiento de las finanzas de las cooperativas y
solo usará, de sus recaudaciones, la parte que le corresponde
por el pago de impuesto. Otras regulaciones en el funcionamiento
de las cooperativas serán necesarias, pero no es el momento de
abordarlas.
Igualmente, adherir a estas cooperativas el trasporte de
pasajes en manos de las empresas y ministerios, con sus
respectivos chóferes, mecánicos, piezas y demás insumos, por
medio de un crédito que será pagadero en un tiempo mutuamente
acordado entre las empresas actuales dueñas de estos
transportes y las cooperativas.
2-Eliminar las actuales restricciones a la entrega de
licencias a los transportistas individuales y bajar el
costo de las licencias. En lugar de tratar de eliminarlos por vía
de los impuestos y otras medidas administrativas, el Estado
debería ayudar, con créditos y descuentos en la compra de
insumos, a los que estén dispuestos a formar cooperativas
tradicionales que integren también a mecánicos, chapistas,
poncheros, y otros trabajadores relacionados, con sus propios
recursos.
Tal política brindaría estabilidad a estos trabajadores y sus
medios de transporte, abarataría sus costos y por tanto sus
precios y los ayudaría a forjar una mentalidad colectivista,
realicen su función social más a gusto y eficientemente, y se
sientan más parte de esta sociedad que es de todos los
productores cubanos.
Pudiera
decirse que los almendrones son como una especie en extinción
que no acepta fenecer por ley natural, ya que no tiene adecuado
sustituto en el rol que desempeña y si se encontrara, siempre
el alquiler de un automóvil encontrará espacio. Lo realista es
asumir esta dinámica social y encaminarla por la vía
socialista.
Es seguro
que en los primeros meses haya problemas organizativos, de
ajuste, y el estado deberá apoyar el trabajo de las
cooperativas, tomar otras medidas, establecer otras
regulaciones, pero todo siempre le saldrá más barato que
correr, como actualmente con todo el subsidio del
transporte. Puede haber otras ideas y propuestas pero estas son
las que vemos al alcance en lo inmediato, dentro de una economía
socialista que funcione bajo control de los trabajadores.
*Pedro
Campos Santos. Lic. en Historia. Ex funcionario del Servicio
Exterior.
** En varias
de sus obras, los clásicos hacen referencias a la organización
de la producción en el socialismo en bases a las cooperativas
integradas en un sistema nacional.
|