La
iglesia de Santa Felicitas en el camino de su antiguo esplendor |
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La
iglesia de Santa Felicitas en el camino de su antiguo esplendor: A pedido de los vecinos, la comuna porteña inició los trabajos de restauración, que concluirán en 1998. El amor y la muerte, desesperado el primero y trágica la segunda, son los ingredientes infaltables de cualquier argumento exitoso. La iglesia de Santa Felicitas es el corolario de una historia tormentosa y romántica, pero como toda historia, parecio desvanecerse en el tiempo y, a 121 años de aquella tan luminosa como acongojada inauguración, sus paredes y techos comenzaron a agrietarse y descascararse; sus adornos y vitrales deslucirse y empañarse; el templo, cerrado al público desde mediados de 1995 ofrecía solamente una misa a la semana, los domingos.
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Vitral
de la iglesia de Santa Felicitas, tras años de abandono, la voluntad
de vecinos, instituciones, fieles y autoridades eclesiasticas, mas el generoso
aporte de reconocidas empresas, permitieron recuperar excelsas joyas artisticas |
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"los techos se llueven, se caen pedazos de mampostería. La instalación eléctrica, de tela y goma, es de principios de 1900 y puede provocar un incendio. Los vitreaux se están despedazando", enumera por entonces el Padre Dante Galeazzi: "No tengo cloacas, ni agua, ni gas...". Cortesia uenosvecinos.com.ar/ |
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El titular de la Dirección General de Proyectos y Gestión Urbana anunciaba entusiasmado que, una vez finalizada la obra, la iglesia contaria con un programa anual musical, ya que su estructura arquitectónica tiene una acústica inigualable. Además, Santa Felicitas cuenta entre sus tesoros un órgano alemán de excepcional sonoridad, uno de los dos que existen en el país (El otro se encuentra en la Catedral Metropolitana). Recuperada su fachada, sus interiores, sus frescos y luces, la iglesia de Santa Felicitas recupero tambien el gozoso y dulce tañir de sus campanas celebrándose a si misma acompañando a los otros 30 relojes con que la ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa Maria de los Buenos Aires saluda el paso de su tiempo y los seres que la habitan. (Diario La Nacion 09.01.1997) |
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